“Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser mejor, eres un líder”
John Quincy Adams
Las instituciones en conjunto con la sociedad civil integran el alma y la personalidad de un pueblo; claro ejemplo de ello es el Federal Bureau of Investigations, mejor conocido sólo por las siglas FBI, el cual constituye un referente no sólo para el pueblo norteamericano sino para el mundo entero.
Poco imaginaba Theodore Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos y Charles Bonaparte, Fiscal General del Estado y de quien fue la idea original, que gracias a la aprobación del Congreso de la Nación un 26 de julio de 1908, no sólo se imprimiría un nuevo sello a la vida de las asociaciones policiales, sino que el en ese entonces Bereau of Investigations, (nombre con el que nació la agencia), sería una organización con proyección mundial que se convertiría en una referencia en cuanto al tema de investigación criminal.
El FBI inició con 9 detectives, 13 investigadores y 12 contables dirigidos por Stanley Wellington Finch, y adscritos al Departamento de Justicia de los Estados Unidos; con un objetivo firme: investigar las cuestiones relacionadas con los derechos civiles, los casos de fraude, violaciones a la ley de comercio y el reparto y ocupación arbitraria de tierras nuevas; sin embargo, en 1910 se proclamó la Ley Mann la cual convirtió en delito federal el transporte de mujeres para propósitos inmorales, lo que hoy conocemos como esclavitud sexual o trata de personas, y que le dio al FBI la oportunidad de aumentar considerablemente sus activos para operativos y revisiones en carreteras.
En 1917 con la entrada de E.U.A a la Primera Guerra Mundial, la institución se dedicó a labores de espionaje, actos de sabotaje e investigación de extranjeros, lo que permitió nuevamente una expansión del departamento y la contratación de personal con experiencia investigadora y dominio de varios idiomas.
Tres años después, en 1920 se introdujo el Acta Volstead mejor conocida como Ley Seca, que criminalizaba la fabricación, distribución y consumo de bebidas alcohólicas; lo que le dio al FBI el poder para la persecución federal de los actos criminales relacionados a este tema; fue durante la década de 1920 a 1930 cuando la guerra de los gánster, la mafia italiana, la aparición del Ku Kux Klan y la corrupción de policías, fueron prueba de la determinación de la institución y del más conocido director: J. Edgar Hoover.
Hoover, estuvo en el cargo durante 48 años ininterrumpidos desde 1924 hasta 1972, fue él quien entendió el enorme potencial de la Agencia de Investigación y le dio el empuje necesario para trazar directrices más contundentes; a Hoover se le atribuye la implementación de nuevos protocolos de recolección de evidencias, el uso de tecnologías para labores policiales, la aplicación de duras pruebas de ingreso con entrevistas, actividades físicas y exámenes psicológicos; pero sobre todo la creación de archivos de huellas dactilares para identificar delincuentes y la apertura de laboratorios forenses; es decir, unió ciencia, tecnología e inteligencia con la finalidad de detener el crimen en su país.
La polémica lo acompañó incluso después de su muerte, ya que, a contraluz de todo el trabajo de investigación, la información recopilada le concedió un poder difícil de contrarrestar por lo que se tomaron medidas y se limitó el tiempo máximo como director del FBI a 10 años.
Con más de un centenar de años de trayectoria no todo han sido triunfos, esta Agencia ha tenido casos controvertidos que algunos tachan de gestiones ineficaces como la actuación temeraria sin seguir el protocolo al intentar penetrar en el rancho de Waco, o mejor conocido como el Rancho del apocalipsis y detener al “mesías” de los davidianos, David Koresh en 1993, que acabó con 86 muertos entre hombres, mujeres y niños; el asesinato del Presidente Kennedy; la detención de un acusado equivocado por la bomba durante los
Juegos Olímpicos
celebrados en 1996 en Atlanta; o los ataques a las Torres Gemelas que culminaron en desastre el fatídico 11-S.
Sin embargo y a pesar del controversial escándalo en 1970 conocido como el Watergate, los polémicos documentos expuestos por Julian Assage, fundador de WikiLeaks en 2010 o Edward Snowden en 2013; actualmente el FBI es el cuerpo de policía con mayor presencia en el mundo, cuenta con alrededor de 35,000 efectivos entre agentes especiales y personal de apoyo, aproximadamente 56 oficinas en las principales ciudades de E.U.A. y con más de 50 Diplomacias Legales en varios países.
Con el paso de los años esta agencia se ha convertido en la más cinematográfica; ha sido constante inspiración para que la industria del cine y de la televisión nos muestren de una forma idealista el arduo trabajo, las constantes horas de capacitación, los ininterrumpidos días de entrenamiento y lo extraordinario de la estrategia criminal que los llevó a convertirse en la Agencia que atrapó a los míticos Bonny y Clyde, al testarudo John Dillinger o a la sangrienta Kate Barker; que luchó contra las familias de mafiosos en los 70, contra los cárteles colombianos en los 80 y contra el terrorismo en nuestra era y que descubrió los perfiles criminológicos y el estudio de la personalidad.
Pasado mañana el FBI cumple 111 años y en su Página Oficial encontramos aspectos que continúan marcando su clara línea directa y sin distracciones contra el crimen, aún permanecen inquebrantables en buscar proteger a los E.U.A. de ataques terroristas; de operaciones extranjeras de espionaje y contrainteligencia; de ciberataques y crímenes de alta tecnología; aún combaten la corrupción de los servicios públicos; aún luchan contra el crimen de cuello blanco, contra organizaciones criminales nacionales e internacionales; aún hoy esta sólida institución nos sigue brindando un camino hacia la posibilidad de lograr la seguridad y alcanzar que cada día se visibilizan más necesarias, así que por adelantado: ¡Feliz Aniversario!
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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