“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras los hombres no escuchan” Víctor Hugo
La biodiversidad biológica es un bien de gran valor para las generaciones actuales y las futuras, el término hace referencia en un amplio sentido al número, variedad y variabilidad de organismos vivos; sorprendentemente y de acuerdo al Centro de Seguimiento de la Conservación Mundial un organismo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sólo 17 países albergan el 70% de la biodiversidad del planeta, donde México se sitúa en el puesto número 13.
Lamentablemente hoy no hay nada natural en el declive de la naturaleza, la especie humana ha ido consumiendo no sólo lo que la tierra ha brindado, sino que además ha comenzado un proceso de destrucción que está dejando a nuestro planeta al borde del colapso.
Las principales amenazas para la biodiversidad en el planeta están directamente relacionadas con las actividades humanas, con la adquisición excesiva de plásticos, la casi nula conciencia del reciclaje, el consumismo, el uso constante y a veces innecesario de automóviles, la sobrepoblación, la pérdida y degradación del hábitat y la sobreexplotación de la vida silvestre.
De acuerdo al informe Planeta Vivo 2018 realizado por el Fondo Mundial para la Naturaleza un promedio del 60% de la población total de animales vertebrados en el mundo se ha perdido de 1970 a 2014, lo que equivale a una disminución media anual cercana al 1,4%, concretamente, las poblaciones de agua dulce han caído un 83% desde 1970; desafortunadamente, América Central y América del Sur se encuentran en una situación crítica con un descenso del 89%, y a finales del 2018 la agricultura comercial ha llevado a la pérdida del 40% de los bosques en los trópicos y subtrópicos de la Tierra.
Sin duda la mayor parte de los recursos biológicos o minerales cuentan con un ciclo de vida y se renuevan, sin embargo, es necesario la aplicación de reglas para su aprovechamiento, es decir, pensar en cuánto hay para poder utilizar; en qué tiempo se debe hacer y cuánto se debe dejar para garantizar el ciclo biológico de renovación; el problema radica en que no estamos respetando este ciclo y estamos llevando a los diferentes ecosistemas a un punto límite.
El exterminio de la biodiversidad a nivel mundial nos ha llevado a crisis palpables como la vivida en 2014 en China, donde se activó la alerta roja, la más alta posible, por los niveles de contaminación atmosférica en el país; e incluso en Beijing se recurrió a transmitir en pantallas gigantes imágenes del amanecer en un cielo despejado, lo cual era imposible observar en aquel entonces; afortunadamente, cuatro años después y gracias a la declaración de primer ministro, Li Keqiang, durante el año pasado se anunció la reducción de la concentración de gases en un promedio del 32%.
Desafortunadamente, en nuestro país durante la semana pasada e incluso a principios de ésta las entidades federativas de: la CDMX, el Estado de México, Hidalgo, Puebla, Morelos, Querétaro y Tlaxcala, es decir la zona metropolitana del Valle de México; estuvieron bajo alguna de las fases de contingencia ambiental atmosférica extraordinaria por partículas de PM 2.5 y Ozono, hoy no sólo se trata de acciones a corto plazo, aunque sin duda son una buena forma de comenzar; sino de actividades duraderas, como la prohibición del uso de plásticos y materiales de un solo uso, a la cual se han sumado 11 países incluido México, donde hasta el momento 18 estados han adoptado medidas para prohibirlos, o los acuerdos internacionales como el Protocolo de Kyoto, el Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, elAcuerdo de París o la Cumbre sobre la Acción Climática la cual se celebrará el 29 de septiembre de este año, y los cuales instan a las grandes empresas a visualizar que sin su ayuda para revertir el cambio climático, hasta la mitad de las especies de plantas y animales en las áreas naturales más ricas del mundo, como el Amazonas o las Galápagos, podrían enfrentarse a una extinción local hacia final de siglo.
Este día busca que hagamos consciencia de que conservar la biodiversidad no sólo obedece a una cuestión ética o de conciencia ambiental, tiene que ver con el bienestar social, se trata de evitar tirar basura en la calle, de reducir el uso de plásticos, de buscar la utilización de energías limpias, de alejarnos del consumismo; es decir, de tratar por todos los medios de aumentarle minutos al reloj del juicio final.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación. *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n