“La igualdad de las mujeres debe ser un componente central en cualquier intento para resolver los problemas sociales, económicos y políticos”
Kofi Annan.
Aún hay quien duda de la existencia de la desigualdad entre hombres y mujeres; aún hay quien se niega a creer que existen países en donde se requiere el permiso del marido para que la mujer pueda obtener un documento que acredite su nacionalidad y aún hay personas que no consideran la brecha salarial como algo existente; claro que han existido avances, claro que la desigualdad se ha acortado y ha sido gracias a los esfuerzos de mujeres con ambición de un cambio de paradigma como Olimpia de Gouges, Clara Campoamor, Mary Wollstonecraft o Flora Tristán que hoy existe una mayor incorporación de la mujer al mercado laboral, aunque esto no implica que hayan dejado de sufrir una continua desigualdad.
La brecha salarial existe cuando el valor del trabajo de un hombre y una mujer es el mismo pero el sueldo no; y no se deben realizar las clásicas aseveraciones en las que se afirma que el salario varía por muchos factores como la experiencia, la habilidad, la escolaridad o la antigüedad, y no sólo por el hecho de ser mujer u hombre; sino que se deben observar estudios realizados por organismos internacionales y nacionales los cuales nos ayudarán a arrojar luz sobre las diferencias aún existentes, por ejemplo el Informe Mundial sobre Salarios 2018/2019 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que la diferencia en la brecha global de ingresos entre hombres y mujeres oscila en alrededor del 20%; y se enlistan países donde las mujeres tienen un nivel de educación más alto que el de los hombres pero perciben salarios inferiores, aun cuando trabajen en las mismas categorías profesionales.
Así mismo, La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en su informe titulado: “La Lucha por la Igualdad de Género: Una batalla cuesta arriba” publicado en 2017 coincide en que las mujeres jóvenes de diversos países pertenecientes a la OCDE tienen más años de educación que los hombres jóvenes, pero una menor probabilidad de conseguir un trabajo remunerado y en el
de este mismo organismo se muestra el persistente promedio del 13.6% de brecha salarial en los países pertenecientes.
Por otro lado, de acuerdo al Índice Global de Brecha de Género 2018 publicado por el World Economic Forum tenemos un camino por recorrer cercano a los 202 y 107 años para cerrar las diferencias de género en las dimensiones de empoderamiento económico y político respectivamente; tiempo estimado si se continúa con los esfuerzos hasta el momento realizados para lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas plasmado como uno los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En el caso de nuestro país el estudio Discriminación Estructural y Desigualdad Social, publicado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) en 2017, revela que, en México también contamos con un amplia brecha salarial ya que, los hombres reciben en promedio un ingreso laboral por hora trabajada 34.2% mayor al de las mujeresy desafortunadamente el acoso sexual y la violencia doméstica en nuestro país son dos factores que limitan sustancialmente el desarrollo laboral de las mujeres.
A pesar de los cambios que movimientos, gobiernos e instituciones han instaurado con la finalidad de visibilizar y erradicar la desigualdad de género la situación aún es complicada, según datos del estudio Mujer, Empresa y el Derecho realizada por el Banco Mundial en 104 países, las mujeres todavía no pueden trabajar en determinados empleos por el simple hecho de ser mujeres; en 59 no hay ninguna ley sobre acoso sexual en el lugar de trabajo y en 18, los esposos pueden impedir legalmente que sus esposas trabajen.
El tiempo apremia y algunos gobiernos han comenzado a establecer cada vez más políticas públicas dirigidas a la desigualdad de género y leyes que permitan disminuir el abismo entre hombres y mujeres; tal es el caso de Islandia, país que en 2018 fue el primero en prohibir por ley que los hombres puedan cobrar más que las mujeres en trabajos de la misma categoría; o bien el estado de New York que el pasado 11 de julio estableció la ley estatal que impide una paga desigual entre hombres y mujeres; y recientemente en nuestro país la propuesta publicada el martes 09 de abril del año en curso en la Página Oficial del Senado de la República, donde la senadora Indira Kempis Martínez, del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano presentó una iniciativa que propone reformar una serie de ordenamientos federales, para combatir la brecha salarial de género en México.
Cada día hay más mujeres que nos sorprenden con su tenacidad y perseverancia como: Ruth Bader Ginsburg jueza de la Corte Superior de Estados Unidos, símbolo del pensamiento progresista de la sociedad; Adena Friedman, primera mujer en liderar NASDAQ, la segunda Bolsa de Valores más grande de los Estados Unidos; Indra Nooyi, Directora ejecutiva de PepsiCo; Mayra González Directora General de Ventas Globales de Nissan Motor o Susan Wojcicki, Directora Ejecutiva de YouTube y Google; quienes han servido como un parteaguas para nuestra cultura pero sobre todo serán referentes para las futuras generaciones de hombres y mujeres.
El éxito o fracaso de la disminución de la brecha salarial en el mundo, dependerá de que quienes logren asumir puestos importantes ya sea gubernamentales o empresariales creen alternativas a las aún predominantes ideas masculinas; no se trata de una guerra de géneros, sino de hacer visibles las realidades invisibles, las prácticas discriminatorias, el acoso y el abuso sexual, los estereotipos, la carencia de políticas públicas enfocadas en este problema, o el estigma de la licencia parental; y por otro lado que todos nos sumemos a ayudar en aquello que esté a nuestro alcance, desde nuestro campo de acción; porque lo único que han pedido desde hace décadas es un trato justo, basado en su inteligencia y capacidad.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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