Impulsar la educación, una posible respuesta para evitar la reincidencia en las cárceles

19 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Impulsar la educación, una posible respuesta para evitar la reincidencia en las cárceles

“El que abre la puerta de una escuela, cierra una prisión.”

Víctor Hugo

¿Qué tan fuerte es el vínculo entre la falta de educación y el crimen? la respuesta es complicada, ya que la delincuencia y la violencia son fenómenos multifactoriales, pero sin duda, la educación incrementa las posibilidades de que los jóvenes puedan acceder a trabajos legales, con una remuneración adecuada y prestaciones que permitan ayudar a cubrir las necesidades familiares; lo cual, se traduce en una oportunidad menos de emplearse en cualquier actividad criminal.

La relación es difícil de explicar, sin embargo, podría ser establecida como una variante decisiva tanto para el primer ingreso a un Centro de Readaptación Social como para una posible reincidencia, ya que de acuerdo a la Primera Encuesta Nacional de Adolescentes en el Sistema de Justicia Penal publicada en 2018 y elaboradapor elInstituto Nacional de Estadística y Geografía, el 59.4% de adolescentes presos en México tienen entre 18 y 22 años y aproximadamente apenas 8 de cada 10 concluyeron la educación primaria; en esta misma investigación se detectó que 9.7% de los adolescentes tuvo un proceso jurídico previo y el 5% estuvo anteriormente en un centro de internamiento.

En pleno siglo XXI la educación es una categoría importante en el quehacer cotidiano, pero sobre todo determinante en el desarrollo económico y social, es la base que puede impulsar a tomar decisiones a largo plazo que impactarán en cada una de las esferas de nuestra vida, y sin duda, el tema es de vital importancia cuando podría significar la diferencia entre la reinserción o la reincidencia.

Si partimos de la base de que la escasa educación y la carencia de oportunidades laborales han sido significativos en el incremento de la delincuencia, lo que ha su vez ha conllevado un aumento de personas privada de la libertad en los centros penitenciarios ¿Cómo podemos revertir esta situación? Deteniendo el ciclo, es decir, ayudando desde los centros de readaptación social; incrementando, rediseñando e impulsando estrategias efectivas de reinserción social que fomenten la educación, la cultura, el arte, los talleres, el deporte y la formación en valores, los cuales garanticen que la población reclusa pueda reincorporarse a su comunidad de manera productiva; de acuerdo a datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) en su documento Hoja de Ruta para la Elaboración de Programas de Rehabilitación en las Cárceles, advierte que invertir en reinserción social contribuye a reducir el número de personas que vuelven a delinquir, por lo tanto, disminuye la cantidad de víctimas, he incrementa la seguridad en la comunidad, además, de que la reintegración exitosa de los delincuentes hará que menos de ellos aparezcan nuevamente en los tribunales judiciales, vuelvan a prisión y aumenten la sobrepoblación de las cárceles.

Sin embargo, uno de los mayores obstáculos para aquellos que desean continuar sus estudios dentro del sistema penitenciario es el costo; por lo que a la par de estrategias definidas se requiere inversión e incluso la posibilidad de acceder a la promoción de becas como sucedía hasta antes de 1994 en las prisiones norteamericanas, donde los reos eran elegibles para recibir la beca Pell, subsidio que el gobierno federal ofrece a los estudiantes que lo necesitan para pagar la universidad.

La educación al interior de los centros de readaptación social puede ser un detonante de la disminución del crimen, en una investigación publicada por la Rand Corporation titulada Programas de educación superior en prisión, lo que sabemos ahora y lo que deberíamos centrarnos en avanzar,“el interés en los programas de educación entre adultos encarcelados es alto; ya que al menos el 42% ha completado algún nivel de educación durante su actual período de prisión, y uno de cada cinco, lo que equivale aproximadamente al 21%, se encuentran estudiando para obtener un título o credencial formal”; es decir, brindar las competencias necesarias se traduce no sólo en oportunidades de reinserción, sino menos reincidencia, más seguridad, más trabajos y sobre todo menos violencia.

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.

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