La paz: una asignatura pendiente en México

25 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

La paz: una asignatura pendiente en México

simon vargas

“La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”

Martin Luther King

México tiene un lugar privilegiado en el mundo y, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2017 ocupaba la quinceava posición en el ranking de las mayores economías del mundo, representando 1.54 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Gracias a su posición geográfica estratégica, México ha logrado que, cada minuto, se intercambien más de 1.5 millones de dólares a través del comercio internacional. Lo anterior sumado a que se convirtió en el sexto país del ranking mundial en arribo de turistas internacionales, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). De manera constante, organismos internacionales como el Banco Mundial señalan que México es el mejor país de América Latina para hacer negocios, incluso por delante de economías como las de Brasil y Chile. Sin embargo, a pesar de que nuestro país trabaja para consolidarse como una nación próspera y con oportunidades, la violencia continúa siendo una asignatura pendiente. Tras décadas de enfrentarnos a un estado de derecho débil ha ocasionado que “México afronte un colapso en el nivel de paz, el cual afecta a la sociedad en general y en todos sus ámbitos” De acuerdo con el Índice de Paz 2018, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP), México se mantiene entre los 25 países menos pacíficos del mundo; es decir, ocupa el lugar 140 de 163. Cabe destacar que las naciones que se encuentran ubicadas en las últimas posiciones son Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Iraq y Somalia; mientras que los países más pacíficos están encabezados por Islandia, Nueva Zelanda, Austria y Portugal. Debemos señalar que estimaciones del IEP indican que en 2017, el impacto económico de la violencia en México fue de 249 mil millones de dólares, lo que equivale a 21 por ciento del PIB en el país. En comparación podemos decir que esta cifra es ocho veces mayor que la inversión pública en salud y siete veces mayor que la inversión en educación realizadas el mismo año. Después de dos años del incremento en la violencia, la tasa de homicidios de México en 2017 superó la de 2011, considerado como el punto más álgido de la guerra contra el narcotráfico, lo cual lo convirtió en el año más violento en dos décadas. De hecho, hubo más de 29 mil asesinatos, elevando la tasa de homicidios de 24 por cada 100 mil personas; un aumento de 25 por ciento anual. La “guerra contra las drogas” ya no es la única variable que juega un rol en el deterioro de la paz. Al respecto, el informe concluye que en años recientes, en México no sólo está creciendo la violencia por parte de la delincuencia organizada, sino también la delincuencia común y la violencia interpersonal. Si buscamos razones en torno a este comportamiento de la violencia, podemos señalar que -como lo ha explicado la fundación Insight Crime- “el incremento de la presión respecto a la seguridad ha provocado un cambio dramático en el hampa mexicano, pues la captura y caída de los capos de la droga ha fragmentado la estructura de los cárteles monolíticos en un gran número de pequeños grupos. Estos grupos tienen un alcance más local y han ampliado el portafolio criminal para generar ingresos ilícitos”. Los estados que han logrado mantener un alto índice de paz son Yucatán, Tlaxcala, Campeche, Coahuila, Chiapas e Hidalgo. Mientras que Baja California Sur es el estado menos pacífico, seguido por Guerrero, Baja California, Colima y Zacatecas. En este contexto, los jóvenes se han convertido en un blanco fácil; cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) indican que durante la década más reciente se incrementaron en 193.5 por ciento los asesinatos contra jóvenes de entre 15 y 24 años. Los hombres jóvenes suelen ser más afectados por la violencia relacionada con la delincuencia organizada. Reflejo de lo anterior es una encuesta realizada por Cauce Ciudadano y por la Universidad de Stanford en el municipio de Ecatepec, en el Estado de México, en la cual se dio a conocer que 71 por ciento de los jóvenes sabe de asaltos en su colonia; 69 por ciento ha escuchado disparos en las calles y a 12 por ciento le han ofrecido trabajar en la delincuencia organizada. Lo anterior sumado a que 20 por ciento de esta población perdió un amigo por un crimen violento. Ante este panorama, México tiene la tarea de reivindicar el camino y mostrar las razones por las cuales es y seguirá siendo un destino clave para las inversiones. Hoy, debemos darnos cuenta que la sociedad ha normalizado la violencia, que las familias se han resquebrajado y que los valores se han desgastado. Urge que trabajemos en la construcción de políticas públicas encaminadas a la reconstrucción del tejido social, ya que nuestros jóvenes son el tesoro más importante para continuar por la senda del desarrollo. Es tiempo de que las comunidades, la sociedad civil y los tres niveles de gobierno generen espacios para el diálogo y la solidaridad, porque urge crear confianza y reformar nuestra manera de combatir la violencia.