“No tengo derecho a decir o hacer nada que disminuya a un hombre ante sí mismo. Herir a un hombre en su dignidad es un crimen” Antoine De Saint-Exupery
A principios del siglo XX el etnólogo francés Arnold Van Gennep definió los ritos de paso como: un conjunto de actividades que simbolizan y marcan la transición de un estado a otro en la vida de las personas, y para él uno de los ritos más importantes fue el de iniciación; el cual escenificaban el paso de la condición infantil a la adulta y en el cual se basan lo que ahora conocemos como novatadas. Las novatadas se han convertido en eventos que no sólo son aceptados sino en muchas de las ocasiones incentivados por la propia comunidad estudiantil, y que, a pesar de las medidas tomadas por las autoridades correspondientes se han vuelto peligrosos e incluso han terminado en la muerte de alumnos; de acuerdo a la organización Hazing Prevention una novatada se define como cualquier acción o situación tomada o creada intencionalmente que causa vergüenza, acoso o ridículo y que puede dañar emocional y/o físicamente a los miembros de un grupo o equipo, sean nuevos o no, independientemente de la voluntad de la persona de participar. Dichos eventos se realizan con la finalidad de obtener aceptación y han llegado a extremos incomprensibles, donde la humillación juega un papel esencial en la demostración de superioridad, pero sobre todo como constructo para aquellos que la viven en carne propia; ya que a lo largo del tiempo que dura este proceso llegan a afirmar que superando cada una de las pruebas obtendrán el mejor premio que la institución puede otorgarles: pertenencia. Estas formas de “selección” surgieron a la par que la creación de las fraternidades las cuales datan del siglo XVIII; estos clubes dentro de las instituciones educativas se han hechos famosos a lo largo de la historia, sobre todo en universidades como Princeton, Yale o Harvard quienes eligen a sus miembros y después de superar una serie de pruebas tanto físicas como mentales, logran tener acceso a un ritual de iniciación y a convertirse en parte de un pequeño grupo con cierto renombre dentro de la institución educativa. Pertenecer a una fraternidad suele significar un sello distintivo para cada uno de sus integrantes, e incluso los individuos suelen otorgarle la calidad de plataforma profesional y política; también en muchos de los casos es usada por la escuela para atraer potenciales estudiantes. Las novatadas surgieron como un proceso de admisión, basadas en tradiciones antiguas donde la exigencia física, la resistencia del cuerpo, y el temple psicológico manifestaban el cambio del individuo, reconociendo en él a un adulto digno de aceptación. A pesar de que con el transcurso de los años estos rituales se han ido eliminando y censurando, aún son defendidos argumentando que este proceso, en el que estudiantes universitarios veteranos aplican tanto bromas como castigos a los recién llegados, facilitan el conocimiento de la institución, la integración y la cohesión de los diferentes alumnos. De forma generalizada las novatadas se llevan a cabo en instituciones de educación media superior y superior, y ¿Por qué hombres y mujeres ya en etapa adolescente y/o adulta deciden aceptar vejaciones, humillaciones y castigos físicos? la respuesta parece sencilla, sin embargo, lamentablemente el negarse a participar en estos “ritos de iniciación” los convierte en presas fáciles de la exclusión, el rechazo y el aislamiento social. Las novatadas han cobrado muchas vidas, según datos de la BBC desde el año 2000 tan sólo en Estados Unidos se han registrado aproximadamente 70 muertes, una de las más conocidas fue la del estudiante de la Universidad de Pensilvania, Tim Piazza; quien en noviembre de 2017 durante un evento de iniciación, injirió 18 bebidas alcohólicas durante un lapso de 82 minutos, lo que ocasionó que cayera 4,6 metros por una escalera, causándole una fractura de cráneo, lesiones cerebrales traumáticas irreversibles y la ruptura del bazo. Generalmente consideramos que las fraternidades y novatadas sólo son características de Estados Unidos o de Europa, pero lo cierto es que se desarrollan a lo largo y ancho de todo el globo terráqueo; tan sólo en México el pasado 27 de julio de este año, se registró la muerte de un normalista en Chiapas; quién fue sometido a ejercicios físicos extenuantes bajo el sol y sin hidratación durante tres días. Lamentablemente en este ámbito las tradiciones se han convertido en pesadillas, lo que bien podría significar un proceso de conocimiento entre compañeros o actividades de recreación se ha convertido en meses de opresión y noches sin sueño; no sólo el alcohol y las drogas están presentes en las novatadas, las duchas con agua fría, la ingesta de gel de baño, jabón o vinagre, las transgresiones físicas y hasta las violaciones han formado parte de lo que se considera como un proceso de aceptación y pertenencia. El cambio de una etapa a otra es complicado, el proceso de adaptación incluye cuestionamientos que en su momento son difíciles de resolver, y si a esta situación le acuñamos vejaciones y humillaciones sólo hará más complicado el camino; rescatemos aquellas tradiciones que nos ayudarán a desarrollarnos como individuos y a dignificarnos como seres humanos y eliminemos todas las prácticas que sólo crearán personas con resentimiento y dolor.