Restaurar la confianza, vital en esta era de posverdad

20 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Restaurar la confianza, vital en esta era de posverdad

simon vargas

“En un tiempo de engaño universal - decir la verdad es un acto revolucionario” George Orwell

Han finalizado las elecciones, el pasado domingo los mexicanos cumplimos con la cita en las urnas y finalmente el bombardeo constante de las campañas publicitarias y la guerra sucia tendrán un receso; el proceso electoral vivido en nuestro país al igual que muchos otros en países vecinos de las últimas décadas ha estado inmerso en la era de la posverdad donde la aparición de las redes sociales dispersando información sin verificación, una vida con mayor celeridad y una sociedad en situación de escepticismo, han trasformado a la verdad en un término desgastado, una moneda sin valor; logrando que la posverdad germine sin precedentes, dando como resultado un mundo sin sucesos universales ni certezas objetivas, porque todos son libres de elegir o incluso crear su propia verdad. Según el Diccionario Oxford Post-truth se define como: circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales. Es decir, es la caracterización de un contexto cultural en el que la búsqueda de la objetividad y el contraste han quedado relevados por la necesidad de creer y las emociones que se generan con la opinión pública. Este concepto sirve para explicar una tendencia en la que la creación de argumentos y discursos está caracterizada por la trivialidad de la verdad, otorgándole más importancia a las mentiras que encajen en el sistema de creencias y la fabricación de un sentimiento de bienestar falso en poblaciones específicas. Derivado de este proceso la sociedad resulta dividida en dos, aquellos que creen a ojos cerrados y aquellos que no quieren escuchar, pero en ambos lados la posverdad hace que la desconfianza permee poco a poco. La idea tras la explicación actual del concepto no es algo nuevo, durante los siglos V y VI a.C. nació el término sofisma, el cual hace referencia a un silogismo viciado, formulado con la intención de inducir al público al error, y la palabra doblepensar neologismo creado en la novela 1984 de George Orwell definida en el propio libro como la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, […] negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega. La injerencia de la posverdad se incrementó durante el 2016, año en que la elección de Trump y el Brexit lograron que los reportes de falsas noticias crecieran significativamente; por lo que gracias a la desvaloración otorgada a la objetividad de la verdad, la desconfianza en las instituciones, gobiernos y figuras públicas ha aumentado considerablemente, crisis acentuada por la falta de credibilidad en el liderazgo; según el Edelman Trust Barometer 2018 que encuestó a más de 33,000 personas en 28 países solo el 37% de la población considera creíbles a los Directores Ejecutivos y el 71% desconfía de los funcionarios de gobierno y los medios de comunicación. La desconfianza es el resultado de una ciudadanía harta de observar los conflictos de intereses, los gobiernos corruptos y las decisiones motivadas más por conveniencias privadas que por el beneficio general; hoy es necesario recuperar la confianza, elemento fundamental en el desarrollo de la sociedad; prueba clara que permite la creación de relaciones bidireccionales, negocios y crecimiento; hoy este valor necesita resurgir, se precisa restablecer la credibilidad pública con un sentido de responsabilidad colectiva compartida. La era de la posverdad ha desdibujado la frontera entre lo auténtico y lo simulado, ha reforzado los prejuicios hasta transformarlos en verdades, y en el camino se ha mermado la confianza de la ciudadanía; ha creado sociedades basadas en la sospecha, recelosas y paradójicamente sumamente crédulas; poblaciones que afirman no creer en nada y dudar de todas sus instituciones y que contradictoriamente aceptan sin dilación la información que justifique sus sistemas de creencias y valores o coincida con sus emociones. Hoy es de vital importancia tener una sociedad con confianza, no sólo en sus instituciones sino en sí misma, comunidades que cuestionen, que colaboren, que busquen el crecimiento a través de los lazos entre sus ciudadanos y las organizaciones que las conforman, que puedan entregar un voto de credibilidad, pero basado en la veracidad y certeza de la información. ¿Cómo es que llegamos a un estado de desconfianza absoluta? ¿Cómo llegamos tan rápido? ¿Ya se ha comenzado con la instalación de un Ministerio de la Verdad como lo imaginado por George Orwell en 1984? Para poder modificar el comportamiento social instaurado en los últimos años es necesario impulsar el cambio con una reconsideración de las líneas de pensamiento y los valores; el trabajo no es de una institución, de un gobierno, o de un modelo de pensamiento sino del compromiso social, del trabajo en equipo; hoy después de tantas transformaciones es necesario restituir la confianza, después de reajustes en la visión mundial lo único que puede darnos certeza es la verificación de las noticias y testimonios, es demandar información honesta, es creer basados en certezas.