El ciclo de la violencia: Infancia es destino

19 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

El ciclo de la violencia: Infancia es destino

simon vargas

Según la Organización Mundial de la Salud la violencia se define como “el uso intencional de la fuerza física o del poder, en los hechos o como amenaza, en contra de uno mismo, de otra persona o de un grupo o comunidad, y que tiene como resultado una alta probabilidad de producir, lesiones, muerte, daño psicológico, problemas en el desarrollo o privaciones”. https://bit.ly/2iN8Ks0 Cuando escuchamos este término nuestra cabeza manifiesta imágenes cargadas de brutalidad y crimen, sin embargo, en muchos casos es más que eso; no sólo son golpes o abuso, una agresión conlleva actos que, aunque sucedan una sola vez, pueden ocasionar daños psicológicos a gran escala, irreversibles y prolongados. La violencia ha sido un tema de constante debate sobre las mesas de diversas ramas de estudio entre las que podríamos mencionar a la psicología, la antropología, la filosofía e incluso la psiquiatría; cada una de ellas con una mira en común ¿la violencia es inherente al ser humano o por el contrario como en el siglo XVIII lo afirmó Jean-Jaques Rossueau “la civilización artificial” es la que lo corrompe? El humano es moldeable y dúctil, el entorno ejerce sobre él cierta injerencia y refiere actitudes que son el cúmulo de aprendizajes adquiridos; cuando una persona sufre cualquier tipo de violencia implica un cambio radical que puede manifestarse principalmente en su personalidad afectándole en su toma de decisiones, ahora imaginemos que esa crueldad se vive en la niñez, es justo en esta época cuando las huellas se imprimen con mayor profundidad, cuando los recuerdos se quedan impregnados no sólo en el cuerpo sino en la memoria y se da comienzo a un proceso de compulsión a la repetición. El ciclo comienza en la edad temprana, es aquí donde la violencia echa raíces y emprende la ardua labor de tejer laberintos que llegan a lo más profundo de la consciencia; para intentar explicar un poco el problema habremos de remontarnos a la vieja frase de Sigmund Freud: “infancia es destino” un apotegma que afirma que los adultos estamos predestinados por las circunstancias que marcaron nuestra infancia. Quizá, tristemente el resquebrajamiento que estamos viviendo en la actualidad tiene su génesis precisamente en la familia; de acuerdo al INMUJERES y al INEGI, los primeros en ejercer violencia sobre los menores son los familiares, se ha comprobado en una gran mayoría que quien suele ser el agresor es una persona con cierto grado de confianza que usa para vejar la psique y no sólo doblegar sino imponer sus propios pensamientos y deseos en la persona violentada. En nuestro país, según reportes del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en su Informe Anual 2015 notificó que: “36 de cada mil niños, niñas y adolescentes, de entre 10 y 17 años sufrieron algún tipo de agresión en 2012. Un 42.28% de las agresiones sucedieron en la vía pública; 40.48, en las escuelas, y 10.15% en el hogar, así mismo, dio a conocer que el 100% de las agresiones sexuales contra las niñas y adolescentes en 2012 ocurrieron en sus hogares y escuelas” lo que significa que los núcleos más cercanos que deberían ser el lugar mejor preparado para proteger a los niños y niñas se pueden convertir en una zona de riesgo para ellos. https://uni.cf/2wljncQ Proferir agresión física, psicológica o incluso el abandono a un niño desencadenará un impulso de origen inconsciente e incontrolable que lo moverá en un futuro a realizar actos con una aparente finalidad de forma repetitiva, rígida y estereotipada, que perseguirían la producción de algún acontecimiento o su evitación. En el círculo de la violencia se perpetúan comportamientos violentos como si fuera una solución y repiten la violencia día a día esperando un comportamiento diferente. Las personas que vejan y proporcionan agresiones no ofrecen soluciones sino prohibición y castigo (más violencia), se ostentan como propietarios de sus hijos, como si fueran objetos sin hacer reflexiones sobre lo correcto de sus conductas; sin embargo, por haciendo un análisis en retrospectiva ¿podríamos pensar que estos mismos padres que ahora atentan contra sus hijos, fueron lastimados de pequeños? Según la Organización Mundial de la Salud una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños y una de cada 5 mujeres y uno de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia; el maltrato infantil causa alteraciones en la salud mental y física que perduran toda la vida, y sus consecuencias a nivel familiar pueden en muchos de los casos reproducir el modelo de humillación, degradación y escarnio que experimentaron de niños. https://bit.ly/1wvaU0j Hay que aclarar que no siempre se repite el modelo, a veces la persona violentada opta por rechazar rotundamente aquel incidente que le causó dolor y sufrimiento, en estas ocasiones la víctima hace consciencia que los conflictos son inherentes a la convivencia humana y los ve como oportunidades de cambio, y que justamente por eso no deben resolverse con violencia. ¿Freud nos condenó? ¿No se puede tener más futuro de lo ya vivido? ¿A pesar de elegir no continuar con el ciclo del maltrato siempre quedará una cicatriz imposible de ocultar? Quizá ese es el fin en sí de la violencia, acobardar y mutilar para siempre, me llama la atención la constante contienda contra la inocencia y para muestra breve y yendo a extremos recordemos los miles de niños que son usados militarmente, los cuales forman parte directa en las hostilidades, pero también son utilizados en papeles “indirectos” como espías, mensajeros y hasta esclavos sexuales. Según la Organización de las Naciones Unidas la cifra asciende a 250,000 y según Amnistía Internacional son más de 300,000 los niños combatientes, un 40% de ellos son niñas, usados en 86 países. Sin embargo, ya sea en un extremo como la guerra o en un lugar como el propio hogar, la crueldad experimentada en mayor o menor escala, hace que el atropello se convierta en un monstruo difícil de contener, la Organización Mundial de la Salud prevé que para el 2020 el maltrato infantil será el segundo contribuyente global de enfermedades mentales en todas las edades. No hay un medidor de la violencia, no hay brutalidad menor o mayor, es simplemente barbarie y el principal problema de esta amenaza en constante evolución es que a pesar de que suele ser visible y considerarse un delito, generalmente queda oculta a la mirada pública encubierta por los propios acosados, el terror psicológico implementado por los victimarios generalmente orilla a que el crimen quede expuesto cuando se encuentra en una etapa muy avanzada. Como sociedad debemos estar plenamente comprometidos con la seguridad e integridad de las niñas, niños y adolescente, y al final entender que una infancia y juventud sanas darán como resultado adultos responsables y comprometidos, porque al final; infancia es destino.

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