Desde 1995 año en el que comenzó la aparición del fenómeno llamado red social, término acuñado por los antropólogos ingleses John Barnes y Elizabeth Bott, nos hemos convertido en seres marcados por la cantidad de favs en fotos, por los retuits, o por cualquier forma exponencial que demuestre que estamos haciendo las cosas según marcan los lineamientos del mundo cibernético y somos felices. Las redes sociales, surgieron desde diferentes ángulos, nacidas del despecho de un estudiante (FB), proyectos de investigación (TW) o juegos en las aulas de Stanford (IG o SC); consolidándose poco a poco como estructuras conectadas por varios tipos de relaciones (amistad, parentesco, intereses en común, etc.)
La naturaleza de las redes sociales se basa en la teoría de los seis grados de separación propuesta en 1930 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy en el cuento Chains, en la cual se afirma que cualquiera puede estar conectado a otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios, conectando a ambas personas con sólo seis enlaces. https://bit.ly/1lZBn07
Y es precisamente esta teoría hecha realidad con Facebook o Instagram, que ha logrado que cada vez hurguemos más en la vida, no sólo de nuestros amigos y familiares, sino también de cantantes, actores o políticos; somo seres sociables sin duda, pero hemos comenzado a evaluar, calificar y comparar el vitae de cada una de las personas a las que decidimos dar el poder de conocer nuestro muro.
Poco a poco hemos comenzado a rebasar líneas, y actualmente las páginas de las diversas redes sociales pueden hacer que sintamos culpa al creer que no estamos a la altura de nuestros amigos, porque no se tiene el mismo número de visitas, mensajes actualizados y fotos que muestran constantemente a personas felices que, en apariencia, llevan la vida que muchos deseamos.
Recientemente surgió el término depression facebook el cual es usado para explicar el impacto potencialmente negativo de las redes sociales en los jóvenes; describe los síntomas depresivos que pueden ocurrir cuando pasan una gran cantidad de tiempo en las redes sociales. Los síntomas incluyen pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa, falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. https://bit.ly/1QYGEGz Según una investigación de la American Academy of Pedriatics llamada The impact of Social Media on Children, Adolescents and families asegura que “una gran parte del desarrollo emocional y social de esta generación se está produciendo en Internet y en estas plataformas, logrando que las redes sociales proporcionen una visión distorsionada de lo que en verdad está ocurriendo, además, de que muchas promueven una atmósfera de competitividad social” https://bit.ly/2Eq5GAv De forma sorpresiva un constructo social nacido para la interacción está convirtiendo a las personas en seres aislados, que mantienen contacto único con un dispositivo móvil conectado a la red; la evidencia sugiere que el uso de las redes sociales por parte de los jóvenes está teniendo un efecto negativo en su salud mental, es decir un mayor uso de las redes sociales está relacionado con una menor felicidad y la insatisfacción con la vida. Creer que amigos, familiares y conocidos tienen un estilo de vida lleno de buenos momentos y felicidad hace que se replantee el proyecto de vida que se ha creado hasta el momento; lo que se vive constantemente comienza a perder el color, y la felicidad depende de la cantidad de fotos de viajes o comida que se retratan en Instagram. Ser testigos de la vida en pareja de todos aquellos que hemos agregado a Facebook, observar el éxito ejemplificado en frases positivas, hace que los lazos que se establecen día con día comiencen a perder fuerza y se prefiera estar en casa sin mostrar la realidad y sólo dejando al imaginario colectivo la vida cotidiana. Sin duda, las redes sociales pueden ayudar a los jóvenes a autoexpresarse y a identificar aspectos importantes del desarrollo a lo largo de la adolescencia; por lo que el enfoque necesita cambiar hacia la educación de los jóvenes para enseñarlos a lidiar con las emociones que pueden generar los medios sociales y hacerlos conscientes de los riesgos potenciales de su uso excesivo, porque redes vemos, relaciones y vidas no sabemos.
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