La cibercapacidad es una oportunidad para mejorar el potencial geopolítico de cualquier nación que logre desarrollar herramientas tecnológicas.
La era digital ha traído una revolución tecnológica donde la información obtiene un lugar cada vez más privilegiado en temas de seguridad, haciendo de los activos digitales, recursos de gran valor para empresas y gobiernos.
Esto provoca que las amenazas de ciberseguridad sean una constante preocupación para las corporaciones, los gobiernos y sus servicios de inteligencia, que pueden vulnerar la estabilidad política, económica y militar de todo un país.
Es por ello, que en la actualidad, la cibercapacidad de los Estados (la capacidad de los gobiernos para afrontar riesgos potenciales de ciberseguridad), se ha vuelto un eje estratégico para resguardar y prosperar en los temas geopolíticos que implican la seguridad nacional y a todo el orbe.
En su definición más amplia, la cibercapacidad tiene que ver con la fortaleza de la infraestructura digital de un país, en cuanto a electricidad, calidad de internet y cobertura, según la agencia Foreing Policy.
Así mismo, debe propiciar condiciones para la apertura de negocios emergentes, el financiamiento para preparar profesionales en programación, los cuales son esenciales en la competencia tecnológica.
Por otra parte, se evalúan factores como la libertad de expresión y el clima político predominante, además del interés extranjero por adquirir las tecnologías industriales que se producen en el país. https://atfp.co/2lsszGM
Son los países desarrollados quienes han hecho importantes avances en esta materia, incluso, anticipan acciones de defensa y ataque en caso de una potencial ciberguerra.
El reciente escándalo en torno al descubrimiento de una red de espionaje ruso, que tuvo acceso a correos electrónicos e información del Comité Nacional Demócrata en periodo electoral, es un ejemplo de la imperante necesidad de establecer algunas medidas que regulen la cibercapacidad de los países.
No obstante, esta no es exclusiva de gobiernos o empresas, también organizaciones independientes pueden desarrollarla para fines destructivos, pues no se requiere de recursos naturales o grandes capitales financieros, simplemente, sólo se necesitan operadores capaces de sortear las barreras del ciberespacio.
Grupos criminales y terroristas representan una de las amenazas tangibles de lo que el internet y su ilimitado poder pueden lograr para dañar a otros.
La cibercapacidad, se ha convertido en un referente crucial de decisiones políticas, por lo que la inversión debe estar enfocada en más recursos para la educación en ciencias informáticas, mejorar las estrategias diplomáticas que exigen capacidades cibernéticas, y especialmente, crear alianzas para fomentar y crear normas de comportamiento responsable en el ciberespacio.
De ahí la importancia de desarrollar esta competencia tecnológica, que en nuestro país se encuentra muy lejos de alcanzar un verdadero potencial como desarrollador de herramientas digitales, además de ser vulnerables a eventuales ciberataques en gran escala. *Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n