ISSSTE: Anemia Presupuestal

19 de Abril de 2024

ISSSTE: Anemia Presupuestal

Un total de 180 medicamentos inexistentes en sus farmacias, carencia de insumos básicos para atención primaria, infraestructura paralizada por falta de mantenimiento y escasez de médicos y enfermeras colocan al instituto sin capacidad operativa en gran parte del país

redaccion@ejecentral.com.mx

Antibióticos, medicamentos oncológicos, para diabetes, asma, inmunorreguladores e incluso insumos básicos como el alcohol, gasas o la heparina anticoagulante —que es indispensable para evitar embolias— ya no existen en el Centro Nacional de Abasto del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

Esa lista forma parte de las más de 180 claves de medicamentos que no se pueden encontrar en las farmacias del sistema encargado de atender a los más de 13 millones de personas.

Pero eso no es todo. Una parte de la infraestructura podría colapsar, porque el mantenimiento de hospitales y clínicas prácticamente se frenó. El resultado: elevadores, aires acondicionados y filtros de aire en los quirófanos están descompuestos.

A esto hay que sumar la posible parálisis operativa de gran parte del ISSSTE: ya no se renovó el contrato a los médicos de guardia y suplencias, que muchos de ellos tenían hasta 10 años trabajando para el Instituto.

Esta es la situación que revelan documentos oficiales y distintas fuentes consultadas por ejecentral, que se extiende por todo el país y que no se reduce solamente a los antirretrovirales, que han sido los medicamentos a los que mayor foco se les ha puesto en las últimas semanas.

Todas estas carencias, confirman los documentos y las fuentes, son resultado del recorte del presupuesto y la aplicación del programa de austeridad impuesta desde la Secretaría de Hacienda, y que hasta ahora han logrado ahorros de casi el 13% en el primer trimestre del año, de acuerdo con el Avance Presupuestal al 25 de marzo de 2019, presentado en la Junta Directiva del ISSSTE.

Parte de estos ahorros se dieron en el capítulo 1000, que corresponde a servicios personales, con el 17%; en el 2000, de materiales y suministros que es el de compra de medicamentos, con 24%, y en el 3000, servicios generales, que entre otras cosas se refiere a conservación y mantenimiento menor de inmuebles con 49 por ciento. Estas reducciones han limitado sus operaciones al grado de encontrarse clínicas y hospitales semiparalizados, y no podrá integrarse al Sistema Nacional de Salud para el Bienestar que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde noviembre del año pasado, este periódico reveló que el ISSSTE presentaba un socavón financiero para la administración pública federal, pues su gasto se ubicaba en sus máximos históricos. En ese entonces se reportaba que por cada peso que recaudó, gastó 3.9 pesos; es decir, por cada peso que gastó el Instituto en 2018, sus ingresos, el que pagan los trabajadores, sólo cubrieron 26 centavos.

Sin embargo, en el primer trimestre (diciembre de 2018 a febrero de 2019), el gasto total se disparó a 864 millones de pesos en promedio diario (un total de 77 mil 743 millones). Dicha erogación, en términos reales (descontado el efecto inflacionario) es 3.6% superior a lo registrado en igual periodo de inicio de sexenio de Enrique Peña Nieto. Lo anterior significó que por cada peso que ingresó (sin considerar transferencias del gobierno federal) al ISSSTE, en el trimestre, López Obrador gastó 4.1 pesos.

Desabasto de medicamentos

De acuerdo con el Sindicato Nacional de Trabajadores del ISSSTE (SNTISSSTE), el Centro Nacional de Abasto contaba con existencias completas hasta el pasado 28 de febrero. En este momento ya hay más de 180 claves de medicamentos que no están disponibles. La situación puede empeorar debido a que no se ha llevado a cabo la compra consolidada para el segundo semestre.

Las carencias ya han generado en distintas ciudades del centro y norte del país confrontación entre derechohabientes, personal administrativos y hasta médicos, así como el cierre parcial de farmacias.

El 10 de diciembre del año pasado, López Obrador anunció en su conferencia de prensa matutina que ante la gravedad de la corrupción detectada en los procedimientos de adquisiciones, las licitaciones de fármacos e insumos para la salud se detendrán hasta el primer semestre del próximo año, para que haya “cero corrupción”. Esto frenó la sexta compra consolidada de medicamentos.

Tres meses después de esa declaración, el pasado 12 de marzo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) dio a conocer la lista de las 10 empresas para la compra de medicamentos del sexenio pasado.

Informó además que, para abastecer a las entidades federativas oportunamente y reducir al máximo posible la existencia de fugas e irregularidades financieras, las adquisiciones se realizarán atendiendo básicamente a los siguientes mecanismos: adjudicación directa con vigencia del 16 de abril al 30 de junio, y licitación internacional para el segundo semestre del año, para la cual se acaban de dar a conocer las prebases para participar.

Esto significa que la compra de medicamentos todavía se retrasará de dos a tres meses más, ya que falta que se den a conocer las bases de la licitación y que se lleve a cabo todo el proceso. Una de las grandes dudas será la participación de las empresas distribuidoras, sobre todo después de las críticas que les ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Este retraso se suma a que en la sexta compra consolidada que fue cancelada, participaban 43 organismos, integrados por cinco dependencias federales, 15 secretarías de Salud estatales y 23 hospitales de salud del ámbito federal. Se planteaba adquirir 834 claves de medicamentos, 521 de material de curación y 26 vacunas, en las que participaban empresas nacionales e internacionales.

Los recortes en gastos y las dilaciones en adquisiciones han provocado la falta de distintos insumos, desde materiales de curación, alcohol, jeringas y guantes; así como faltantes en antibióticos, sobre todo los de tercera generación, que son los que se utilizan en los hospitales debido a que las bacterias son muy virulentas, con lo cual se incrementan las enfermedades nosocomiales.

También faltan medicamentos para las enfermedades que tienen mayor impacto financiero como son las cardiovasculares, cáncer, insuficiencia renal crónica, diabetes mellitus e hipertensión arterial.

De acuerdo con médicos del ISSSTE consultados por este periódico, la carencia de medicamentos ha provocado fuertes tensiones entre los derechohabientes y los trabajadores, sobre todo en las áreas de farmacia. La confrontación en algunos casos ha llegado a tal grado que en algunas clínicas y hospitales de distintas ciudades han tenido que poner vidrios y dejar sólo pequeñas rendijas para entregar los insumos para evitar los ataques e insultos de los pacientes.

Otra de las situaciones que se está presentando es que ante la carencia de algún medicamento se le tiene que entregar a los enfermos uno con características similares, los cuales se corre el riesgo de que pueden tener reacciones secundarias.

Sin bien la falta de medicamentos antirretrovirales se convirtió en el punto más publicitado de este desabasto, debido a la buena organización que tienen los pacientes de VIH, pero la realidad, sostienen las fuentes es que una situación similar atraviesan los pacientes con cáncer, con diabetes o hipertensión.

Una muestra de ello es Baja California Sur, en donde el pasado 12 de mayo, el coordinador de los programas federales, Víctor Castro Cosío tuvo que pedir paciencia a los derechohabientes después de muchas quejas en redes sociales por la suspensión del servicio de hemodiálisis debido a la falta de personal.

Además, habían subido a Facebook fotos de las precarias condiciones en que se atiende a los pacientes, ya que están en camillas en los pasillos, como sucede en muchas clínicas del país.

Por ejemplo, en el Hospital Belisario Domínguez, en Chiapas, tienen meses sin que funcionen los aires acondicionados por lo que los pacientes y médicos están expuestos a altísimas temperaturas; en el área de laboratorio se dejan las muestras afuera de la ventanilla y pasan horas sin que nadie las recoja, expuestas al calor.

En Chihuahua, por ejemplo, desde hace tres meses comenzó la falta de medicamentos. Hace dos semanas la lista ya alcanzaba los 17 productos destinados al tratamientos de hipertensión, diabetes, artritis, cáncer, distrofia muscular, esquizofrenia, antinflamatorios y vitaminas. En algunas farmacias del ISSSTE se reportó la colocación de pizarrones en donde actualizan. Los reportes muestran que en la entidad los más afectados son los adultos mayores.

El pasado 13 de marzo, durante su comparecencia en el Senado de la República, el director del ISSSTE, Luis Antonio Ramírez Pineda, fue criticado incluso por el senador de Morena Primo Dothé Mata, quien le reprochó el mal servicio que reciben derechohabientes en distintos hospitales de la República, particularmente los ubicados en el estado de San Luis Potosí. Y dio algunos ejemplos: en la Huasteca sur aseguró que no hay especialistas; en la Huasteca norte hay infraestructura para telemedicina que no sirve, y en la zona media no hay ni siquiera material para radiografías, “carencia de medicamentos, pacientes que son bateados sería el término correcto, de un hospital a otro”.

Carencia de médicos

El ISSSTE registra 13.2 millones de derechohabientes, lo que significa aproximadamente el 10% de la población del país. Para darse abasto, debido a que hubo poco crecimiento de su plantilla laboral, contaban con 25 mil trabajadores de guardias y suplencias que permitían la operatividad en las vacaciones, incapacidades y ausencias de los médicos y enfermeras titulares.

Norma Liliana Rodríguez, secretaria de Finanzas del SNTISSSTE, aseguró que estos trabajadores que no tenían ninguna prestación laboral y que algunos tenían hasta 10 años colaborando con el instituto, con salarios muy bajos, fueron recortados. Esto provoca problemas desde la atención en las clínicas hasta en el tercer nivel, en donde hay reportes de que en muchas ocasiones se deben posponer las cirugías, porque no se pueden conformar los equipos ante la falta de personal.

Además, añadió, a los pocos que contrata la nueva administración del ISSSTE se les paga una jornada laboral de cuatro horas, pero los obligan a trabajar seis. Esto porque la nueva dirección Normativa de Administración y Finanzas del instituto, encabezada por Pedro Mario Zenteno Santaella, decidió ahorrar en este rubro y sólo contrata al 10% de quienes trabajaban en guardias y suplencias.

El resultado: hay casos en los que 30 camas en los hospitales son atendidas únicamente por dos médicos especialistas, y hasta 20 pacientes con únicamente dos enfermeras, cuando en administraciones anteriores se había hablado de contratar a 80 mil nuevos doctores y enfermeras, sostuvo la líder sindical.

No obstante esta situación, en su comparecencia ante el Senado, Luis Antonio Ramírez Pineda aseguró que se requiere de la apertura de sólo dos mil plazas adicionales, que servirían para operar 35 hospitales y clínicas nuevas en el país. Sin considerar el déficit histórico en el instituto, además de la necesidad de personal de guardias y suplencias.

El Informe Financiero y Actuarial del ISSSTE de 2014 nos da una idea de esta crisis, al señalar que “para atender la creciente demanda de los servicios de salud es importante contar con un número adecuado de médicos, enfermeras y el resto del personal de atención en estos servicios. En el ISSSTE la tasa de médicos por cada mil derechohabientes en 2013 fue de 1.4, lejos de la tasa promedio observada en 2011 en los países de la OCDE 3.2 y de la del sector salud en México 2.2.

“Esto implica que el instituto tiene menos médicos en proporción a sus derechohabientes, en comparación con otras instituciones del sector. Algo similar ocurre con la disponibilidad de enfermeras. La OCDE reporta que en 2011 los países miembros tuvieron en promedio una tasa de 8.8 por cada mil habitantes mientras que la tasa del país se situó en 2.7 y el ISSSTE contó con 1.7 enfermeras por cada mil derechohabientes en 2013. En ese año había un déficit de 14 mil 776 nuevas plazas que incluían tres mil 341 médicos y tres mil 660 enfermeras”, de acuerdo con el documento.

Obviamente, la situación no ha cambiado. En su comparecencia, Ramírez Pineda aseguró que no había despidos en las áreas médicas y sólo se dieron en las administrativas. De ser cierta esta declaración el ISSSTE debe tener el mismo número de médicos que se muestran en el anuario de 2018 y que ascienden a 23 mil 586, incluyendo a los residentes, mientras que en el 2014 que es cuando se reconoció el déficit eran 20 mil 904.

Es por ello, que en servicios personales lograron en el primer trimestre un ahorro de 17% y eso que la asignación presupuestal original era casi 500
millones menor a la de 2018.

Pero como señalan médicos del ISSSTE, éstos no pueden ser considerados ahorros, sino más bien una falta de atención con sus derechohabientes. De por sí, los médicos de las clínicas de primer nivel cuentan con sólo 15 minutos para atender a cada paciente, y en ese lapso tienen que definir el tipo de enfermedad que tiene el paciente para canalizarlo a una atención más especializada o no.

Pero además del diagnóstico en esos 15 minutos, tiene que leer el expediente, hacer la nota de la consulta, llenar los pases si requieren de otro servicio y hacer las recetas (muchas clínicas se tiene que hacer a mano porque no hay computadoras).

De acuerdo con información del ISSSTE, desde 1992 el Grupo Interinstitucional Básico de Evaluación de la Secretaría de Salud indicó que el promedio por consulta es de 15 a 20 minutos, por lo que en un horario de ocho horas tienen que atender a 32 pacientes, y eso si no falta otro doctor, porque en ese caso se distribuye su consulta.

Edificios sin mantenimiento

De acuerdo con el Informe Financiero y Actuarial (IFA) 2018, que es el último que se ha publicado, ya que se entrega a los legisladores en julio de cada año, el instituto cuenta con mil 22 unidades médicas de primer nivel, que tienen en promedio casi 27.2 años de antigüedad.

Las unidades de segundo nivel son en total 124, de las cuales 12% está en la Ciudad de México y su antigüedad promedio es de 31.5 años. Mientras que en el tercer nivel hay 14 hospitales regionales y el Centro Médico Nacional 20 de noviembre, que tienen una antigüedad promedio de 32.6 años.

Con una infraestructura tan vieja, las autoridades redujeron casi a la mitad los recursos del capítulo 3000, de servicios generales, que es de donde se paga el mantenimiento. De acuerdo con el SNTISSSTE casi el 50% de los elevadores en clínicas y hospitales no funcionan adecuadamente, lo cual se ha convertido en un verdadero problema, sobre todo en los servicios hospitalarios, ya que hay que transportar a pacientes por los distintos pisos para llevarlos a análisis y estudios, que casi siempre están en los sótanos, o algunas consultas externas, además se tienen que llevar a piso los medicamentos, la comida, lo que implica mayor carga para los trabajadores quienes de por si no se dan abasto.

Además, médicos del instituto sostuvieron que ya existían problemas en el mantenimiento de clínicas y hospitales, pero que esto se ha agudizado en estos últimos meses. Muchas veces, explicaron, no funcionan bien los filtros de aire en los quirófanos y otra de las áreas importantes que tiene graves problemas en su funcionamiento es la de los laboratorios médicos, por la falta de personal que provoca demoras de hasta tres o cuatro meses, sobre todo en intervenciones quirúrgicas.

Por ejemplo, coincidieron, el médico de primero o segundo nivel manda hacer los estudios de laboratorio y el retraso en la consulta en el tercer nivel provoca que éstos se tengan que volver a hacer, para actualizar la situación en que esté en ese momento el paciente.

Para resolver esta situación, el director Normativo de Supervisión y Calidad, Sergio Barragán Padilla, envió un oficio el pasado 21 de marzo a los directivos de hospitales y clínicas en el que les señala que “los estudios de laboratorio serán requeridos de acuerdo al nivel de resolución de la unidad y que no es obligatorio para poder referir al paciente una batería completa de estudios. La recepción de referencia es responsabilidad de la unidad receptora, quien deberá informar de forma oportuna el estatus de la cita”.

Más tarde, las autoridades platicaron con los directivos del instituto para decirles que sólo se hicieran los estudios necesarios, porque no hay recursos, explicaron los médicos consultados por este periódico.

Funcionarios y personal médico se quejan de que Pedro Mario Zenteno Santaella —quien trabajó al inicio del sexenio con Germán Martínez en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero que unos meses después fue enviado al ISSSTE, debido a los desacuerdos que tuvieron—, es quien toma muchas de las decisiones para obtener ahorros, sin priorizar el servicio a la población.

Llega a tal grado, explican, que ha nombrado en las áreas administrativas de las clínicas y hospitales a personal que ni siquiera cuenta con el perfil académico. Tal es el caso, por ejemplo, de María del Rosario Herrar Ascencio, quien es subdirectora Administrativa del Hospital de Alta Especialidad Centenario de la Revolución Mexicana de Cuernavaca, Morelos, que tiene maestría en Ciencias de la Educación y tiene una carrera muy ligada a la política partidista y a los medios de comunicación, pero nulo conocimiento de servicios médicos.

Fue precisamente Zenteno Santaella quien afirmó, en marzo pasado antes senadores, que el ISSSTE se encuentra en quiebra, debido a que tiene un pasivo de 19 mil millones de pesos, y que sólo puede garantizar su operación hasta julio próximo.

Y es el mismo que señaló que en la administración pasada se compraron medicamentos a un sobreprecio que rebasó el mil por ciento real.

Pero al día siguiente de la comparecencia de Zenteno Santaella en la Comisión de Salud del Senado, el presidente López Obrador aseguró en torno al ISSSTE que “no hay una crisis que no se pueda enfrentar”.

Además, en el caso del ISSSTE habrá un aumento de la necesidad de servicios al haberse cancelado los seguros de gastos médicos mayores para la burocracia, que todavía no repercute en los servicios.