La encuesta más reciente de Latinobarómetro refleja un profundo descontento con las instituciones y el rumbo del país: únicamente el 19% de la población dice estar satisfecho con el funcionamiento de la democracia; 26% cree que las elecciones son limpias; 17% opina que la distribución de la riqueza es justa; y 26% observa transparencia en el gobierno. En términos de economía y seguridad, solamente el 11% de la población considera que la situación económica del país es buena actualmente y el 70% percibe que es cada día más inseguro vivir en México. Ante estas cifras no sorprende que únicamente el 18% de la población crea que el país está progresando.
Si bien esto no resulta en un deseo por un sistema de gobierno distinto – el 48% de los ciudadanos aún considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno – sí ha puesto una presión muy fuerte sobre el sistema de partidos.
Según el Latinobarómetro solamente el 32% de la población declara sentir cercanía por algún partido político. El porcentaje de personas que dice no identificarse con ningún partido político ha aumentado significativamente en la última década y este aumento guarda una relación con el desempeño de los gobiernos y la escasa diferenciación que perciben los votantes entre los distintos partidos, en particular el PRI, el PAN y el PRD, con el respectivo Mini-Me del tricolor – el PVEM.
El desencanto en la ciudadanía que resulta de los malos gobiernos le está cobrando una factura grande a los partidos tradicionales que, al no ofrecer una solución creíble a la población, enfrenta la amenaza de la alternativa antisistema. De hecho, es precisamente la demanda del electorado la que explica el sustento de las candidaturas independientes, pero también la fortaleza de partidos como Morena y Movimiento Ciudadano. Todas estas ofertas electorales representarán la ruta antisistema de cara a las próximas elecciones estatales y nacionales.
A su vez, la viabilidad de los candidatos antisistema dependerá de las posibilidades de coordinación dentro del electorado. Por un lado, existe la posibilidad de una candidatura que emerja desde el PAN y otra proveniente de la izquierda. Por otro lado, perdurará la lucha entre los partidos de izquierda mismos. Esta alta fragmentación de opciones podría resultar en una pulverización del voto en donde uno de los partidos tradicionales resultara victorioso. Por eso aún falta un largo camino por recorrer a aquellos personajes que estén pensando en postularse con la bandera del cambio.
Una buena parte del impulso independiente dependerá del desempeño de personajes como ‘El Bronco’ principalmente, y los recién electos alcaldes de García, Guanajuato y Morelia. Como bien lo ha demostrado ‘El Bronco’, el discurso antisistema resulta un tanto fácil ya que, más allá de una plataforma de gobierno, el principal eje consiste en que los corruptos ya no podrán seguir robando y las cosas van a cambiar. Sin embargo, una vez en el gobierno, la ausencia de acciones contundentes puede llevar a un debilitamiento de su imagen y un referente del éxito de las candidaturas independientes.
Por otro lado existen las opciones partidistas antisistema, fundamentalmente Morena y Movimiento Ciudadano. López Obrador, a pesar de su trayectoria y de ser producto del sistema, creíblemente continúa presentándose como un outsider. Su capacidad de reinventarse y su discurso que encapsula a todos los partidos como parte de una oligarquía en la que se refuerzan mutuamente, le valieron el 32% de los votos en 2012 y actualmente registra una intención de voto de entre el 15% y el 30%, dependiendo de la empresa encuestadora que consultemos.
Recientemente Alejandro Moreno, encuestador del periódico Reforma, dio a conocer las preferencias electorales de la población segmentada por distintas variables (1). López Obrador concentra la mayoría de las personas de escolaridad baja y media y es el segundo en concentrar a aquellos de alta escolaridad, que optan por un candidato independiente en primer lugar. El político tabasqueño también domina dentro de las preferencias de todos los grupos de edad y es seguido cercanamente por el PRI únicamente en el segmento de 50 años o más. Pero lo más importante, el fundador de Morena aglomera a la gran mayoría del electorado desencantado: el 42% de los apartidistas votarían por él, mientras que 23% optarían por un candidato independiente.
Aunque aún falta un largo camino por recorrer, será muy importante ver las distintas rutas por las que llegarán a la contienda las opciones antisistema, así como la capacidad que tenga el electorado de coordinarse alrededor de una opción. Esto dependerá, no sólo de que los postulantes se mantengan viables (todos hemos visto la capacidad que tiene López Obrador de inmolarse), sino también de las motivaciones que tengan los electorales para rechazar al sistema, ya sean votos de protesta y castigo o un verdadero interés por lograr un cambio en el gobierno. @lorena_becerra ----- (1) Conferencia Spin Doctors, Puebla, 24 y 25 de septiembre 2015.