El presente, pasado y futuro del planeta se unen aquí, en la península norte de la Antártida, el más salvaje, desolado y misterioso continente.
Las claves para responder a las preguntas más fundamentales están encerradas en este congelador continental del tamaño de Estados Unidos y la mitad de Canadá: ¿De dónde venimos? ¿Estamos solos en el universo? ¿Cuál es el destino de éste planeta en calentamiento?
Los primeros exploradores llegaron a la Antártida hace 194 años, cazando las riquezas del siglo XIX en forma de piel y aceites de foca y ballena, y enrojeciendo las olas con sangre. Desde entonces, el continente ha demostrado ser un cofre de tesoros para los científicos que intentan determinar todo, desde la creación del universo hasta qué tanto se elevarán los mares con el calentamiento global.
“Es una ventana al universo y al tiempo”, dijo Kelly Falkner, jefa del programa polar para la Fundación Nacional para las Ciencias de Estados Unidos.
Durante una docena de días en enero, en medio de un helado verano antártico, la agencia AP acompañó a científicos de distintas ramas en busca de criaturas de forma alienígena, trazas de contaminación atrapadas en los antiguos hielos, sobras del Big Bang, caprichos biológicos que podrían, potencialmente, llevar a mejores tratamientos médicos, y tal vez lo más importante, señales de un derretimiento irreversible.
La Antártida “es grande y está cambiando, y eso afecta al resto del planeta y no podemos darnos el lujo de ignorar lo que sucede ahí abajo”, señaló David Vaughan, director de ciencias del Centro de Investigación de la Antártida de Gran Británica.