Yo culpaba a la luna, luego a Marte que me enteré anda retrógrado, finalmente supe que también Mercurio lo está… y justifiqué mis malos humores, los enojos repentinos por cosas que no considero realmente importantes, mis días belicosos y torpes y mis comunicaciones tergiversadas. Los astros, la culpa es de los astros.
De repente, la consciencia haciendo lo suyo: “No puedes culpar a nadie de las decisiones que has hecho, de lo que has dicho o de las reacciones que has tenido”, así que aquí me tienen, tomando responsabilidad de lo que hago con lo que llega, pensando que a este mundo yo vine a amar y en esa tónica, rendirme al amor que siento por mi, por mis hijos y hasta por el amor que siento por la comida, los buenos postres y el café fuerte sin azúcar.
Dedico toda mi intención a pasarla bien, a compartirme desde mi lado más sano, alegre, entusiasta… y está funcionando. Los momentos de nostalgia (por sabio consejo), los abrazo, les doy un lugar y permito que se integren a mi día, agradecidos se diluyen con las horas y la vida vuelve a sus colores vibrantes.
Hoy el universo me regaló el espectáculo magnífico de ver una mariposa salir de su capullo, estirar lentamente sus alitas y finalmente tomar el sol por muchos minutos antes de emprender el vuelo. Conmovedor. La mariposa tomó dos horas, sin prisa alguna, para completar su transformación. Sabia, intuitiva, instintiva. Pensé en las numerosas metamorfosis que sufrimos, que experimentamos a veces suavemente, otras veces con dolor, otras más por pura propensión. Somos seres en constante proceso, en cambio, en evolución. Y la información nos llega de maneras sorprendentes y aceleradas.
Siempre he sido rebelde, voluntariosa y atrevida, soy Leo y se nota. Me gusta pensar que nuestra conexión con el universo es total, me gusta imaginar que estamos conectados a los astros, que somos polvo de estrellas en movimiento, en crecimiento. Así que uso esta rebeldía para decirle a la luna, a Marte y a Mercurio, que pueden meterme el pie, voltearme el mundo, interferir mi comunicación y sacar mis sombras más profundas, que está bien, que yo aprovecho esos días para amar más, cocinar más, hacer más y ser más consciente. Así que gracias, porque al final del día los tropiezos son regalos.
Queda mucho por hacer, pero los momentos difíciles lo son más si nos estacionamos en ellos. Hoy elijo integrar y agradecer cuanto llega a mi vida, más que soltar y dejar ir, porque al integrar aprendo y me enriquezco y logro comprender más, y lo que duele y lastima se diluye solo, sin dejar pendientes.
¡Hasta la próxima!
@didiloyola