La degolladora

19 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

La degolladora

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—¡Hija de tu puta madre!— le gritó mientras sentía un raro borbotón cálido que le inundaba el cuello y el pecho en esa fría madrugada. Cuando pudo ver bajo el halo del alumbrado público que se trataba de su propia sangre, horrorizado, se percató que provenía de una larga herida en el cuello que le ardía como el infierno mismo.

Tuvo mucha suerte, Toño. Iba camino al trabajo cuando a lo lejos observó la sombra de una figura femenina vestida de pantalones y blusa negra, que le llamó la atención doblemente: primero, por estar sola las cinco y cacho de la mañana por esos peligrosos rumbos de Chimalhuacán, y segundo, porque le pareció esquiva; caminaba apresuradamente, ansiosa, entre un extremo y otro de la calle.

De buenas a primeras, cuando la distancia entre ambos se redujo, ella corrió hacia la otra acera y Toño la perdió de vista. ‘inche drogada, pensó. De pronto, se percató que lo sujetaban por detrás y sintió que rápidamente se bañaba en sangre. Gracias a su fortaleza física, logró apartarla. Lo había atacado por detrás de una camioneta de un grupo de música ranchera que estaba aparcada en la esquina.

Comenzó a correr detrás de ella. Estaba furioso. De haberla alcanzado la habría tundido a golpes, pero ella era ágil como una ninja y Toño a los pocos pasos se sintió muy mareado. La sangre le chorreaba demasiado a prisa. Se tocó la herida y detectó el origen. Se tapó la rajada con la mano y gritó por ayuda. Por fortuna, algunos vecinos acudieron en su auxilio y hoy, está vivo.

La prensa la ha llamado “La degolladora”. Y es que su actuar siempre es el mismo: ataca a mansalva, por la espalda, y de un rápido tajo, corta los cuellos de sus víctimas para que se desangren. Así le sucedió a la señora Rosario Laureano de 40 años, a quien atacó en un camión de pasajeros que estaba por llegar al final de su recorrido. Fue tan sigilosa, que el chofer ni cuenta se dio del crimen cometido hasta que al detener la unidad, observó que sólo había en el vehículo una mujer que parecía dormida en su asiento, pero que estaba sobre un impresionante y repugnante charco escarlata.

Las autoridades han detectado que siempre utiliza una navaja larga. Así atacó también a un hojalatero llamado José Alberto, quien había salido a comprar la cena para su familia. Le abrió el abdomen y le seccionó el cuello. Todos los casos, sucedieron en la noche del 16 de septiembre. Atacó a siete y murieron dos.

La asesina de Chimalhuacán es un caso extraño, porque lo mismo ataca a hombres que a mujeres, que jóvenes y que adultos, eso sí, siempre con una navaja. La última vez, al huir, se le cayó su instrumento homicida que ahora está en manos de las autoridades que han afirmado que se trata de un atacante político para crear terror en la comunidad...

Es que son idiotas, dice una vecina. Quizás sea una chica que fuese abusada o que de pronto comenzó a escuchar voces. La vecina adivina que la degolladora estará en fase de reposo unos días, siempre se retraen un tiempo cuando corren peligro de ser descubiertos, dice que lo ha leído en la computadora. O cambian de lugar, de colonia. Y para como funcionan las cosas aquí, primero van a hallar al mataperros de la condesa, sentencia. No sé que nos pasa ahora que nos conmueven mas los perros que los nuestros.

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