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Las mañaneras de Andrés Manuel López Obrador no son para informar ni para manejo de crisis. Es propaganda y le funciona muy bien.
La estrategia es sencilla. Todas las mañanas durante la reunión de gabinete donde se revisan varios temas, selecciona los que más se acomoden a la agenda que pretende colocar y elige al reportero que le puede preguntar.
Cuando el cuestionamiento es duro, le incomoda o no tiene la respuesta, López Obrador tiene la habilidad de ligar rápidamente el tema con tres recursos discursivos: narrar sucesos históricos, referirse al pasado más inmediato o a los que llama “conservadores”.
“Es un hombre que tiene los recursos que le permiten desviar la conversación”, sostuvo el analista en temas políticos y sociales, Juan María Naveja de Anda. Es la diferencia, añadió, con el expresidente Enrique Peña Nieto que “no tenía habilidades para hablar” o con Felipe Calderón, que pese a ser el más preparado de los tres, “careció de narrativa y de un equipo que lo respaldara”. Un paso más en la estrategia son las preguntas fuera de tema y cómodas para el Presidente. No sólo modifican el discurso, sino la dinámica completa de esa mañanera. El tabasqueño tiene identificados entre las sillas a quienes, con su pregunta, lo pueden sacar del apuro. A quienes “le hacen el juego o el caldo gordo”, sostuvo Naveja de Anda.
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ejecentral revisó cada uno de los momentos que el mandatario ha echado mano de esta estrategia y encontró muchas coincidencias cuando la coyuntura no le ha favorecido en temas económicos, de seguridad, acusaciones contra funcionarios de su gobierno o reporte de fallas en programas de bienestar.
López Obrador, en su primer año, hizo 253 mañaneras en las que ha repetido su mensaje “la interpretación del Presidente de lo que fue el pasado, y de lo que ahora él quiere imponer como lo que viene”, explicó Luis Estrada Straffon, socio director de SPIN-Taller de Comunicación Política.
Pero el hablar diario, no necesariamente le está funcionando. Ambos analistas coinciden que la realidad lo está alcanzando y hablar tanto tiempo expone cosas sin previo análisis.
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