La inusual amistad entre Trump y Macron

23 de Abril de 2024

La inusual amistad entre Trump y Macron

18 JUAN PABLO 98

El líder francés tendrá que demostrar que su estrecha relación con el estadounidense produce resultados; uno de ellos será convencerlo de que mantenga a favor de la UE la exención
 de los aranceles al
 acero y aluminio

Uno promete gobernar para el centro y unificar a un país; el otro propone gobernar para un sector de ultraderecha que se siente olvidado. Uno se quiere abrir al mundo e impulsar el multilateralismo en épocas de polarización, mientras que el otro pretende encerrarse en el nacionalismo que promete llevar a la sociedad a tiempos antiguos, tiempos mejores. Uno ha sido descrito como el Obama europeo por su visión unificadora, mientras que el otro ha recibido comparaciones con Hitler y otros fascistas autoritarios por su discurso de odio. Uno es joven y carismático capaz de conectar con diferentes audiencias; el otro es un adulto mayor con mañas y costumbres difíciles de cambiar. Uno presumió su matrimonio durante la campaña como un activo al estar casado con su novia de toda la vida; el otro estuvo a punto de descarrilar su candidatura presidencial por audios donde presumía “tomar a las mujeres por la vagina”.

Sin embargo y a pesar de todo eso, el bromance —un anglicismo que se refiere a una amistad cercana, mas no amorosa entre dos hombres—, crece día con día entre el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el de Estados Unidos, Donald Trump. Luego de la visita de Estado que realizó Trump a Francia hace unos meses, el presidente galo fue invitado por Trump como el primer mandatario en tener una vista oficial bajo su presidencia. Los especialistas se preguntan sobre las verdaderas intenciones de antagonistas que por ahora parecen mejores amigos.

Quizá lo único que en estos momentos une a Trump y Macron es la baja aprobación con la que ambos enfrentan la visita de estado que Trump preparó al mandatario francés. Entre el 40 y 50% de la población en ambos casos aprueban la labor que los mandatarios realizan en sus países. Ante la imposibilidad de avanzar agendas internas, los dos se encuentran urgidos de obtener triunfos políticos que les generen condiciones para seguir avanzando sus respectivas propuestas. Fuera del descontento social que comparten, las posiciones de ambos a nivel gobierno no podrían están más alejadas las unas de las otras.

Ante la diferencia de posiciones, muchos se preguntan si la amistad que se ha generado entre ambos es real o es por un interés en especial. Trump en ese sentido parece haber despreciado a prácticamente todos los mandatarios del mundo, con excepción de Macron, que sedujo al presidente Trump con la invitación a las celebraciones del Día de la Bastilla en Francia, incluido el desfile militar que emocionó tanto a Trump que ha pedido algo similar al ejército norteamericano. Para Macron, la defensa del globalismo, el multilateralismo, la unidad de la Unión Europea y la afrenta a Rusia son elementos básicos de su ideología, contrapuestos en su totalidad a las ideas de Trump, quien pretende que cada quien se rasque con sus propias uñas.

Aunque Trump y Macron tuvieron un comienzo difícil, después de compartir un extraño apretón de manos en su primera reunión en la cumbre de la OTAN, en mayo pasado. Pero desde entonces han desarrollado un vínculo sorprendentemente inexplicable. La reciente cooperación entre Estados Unidos, Francia y Reino Unido para bombardear Siria fue una muestra de una alianza que no se daba en la administración de la Casa Blanca. Sin embargo, la fortaleza de ese vínculo fue puesta a prueba durante sus conversaciones de esta semana. Macron presionó a Trump por concesiones en asuntos en los que Estados Unidos y Francia no se han alineado, como la estrategia militar estadounidense en Siria, el acuerdo nuclear de Irán y el comercio internacional entre naciones.

Aunque hasta ahora, Trump y Macron han podido dejar de lado sus diferencias, las grietas en ese frente quedaron al descubierto poco después de que ocurrieron los ataques aéreos, justo cuando Macron dijo a los medios franceses que había convencido a Trump para que mantuviera a las tropas estadounidenses en Siria. Entonces Trump desmintió rápidamente a Macron diciendo que la misión de los Estados Unidos en Siria no había cambiado.

Por su parte, Trump eligió honrar a Macron con la primera visita de Estado de su administración. Un movimiento que no tiene ningún efecto con su base electoral que desprecia la política exterior. El periódico The Washington Post recordó en una nota que “Donald Trump fue el primer presidente desde Calvin Coolidge, hace un siglo, de no dar la bienvenida a un líder extranjero para una visita de Estado durante su primer año en el cargo.” Quince meses después de su presidencia, Trump finalmente está desplegando la alfombra roja para el presidente Macron. Una visita que de alguna manera, puede representar un mayor riesgo para Macron que para Trump, pues el líder francés tendrá que demostrar que su estrecha relación con Trump está produciendo algunos resultados, entendiendo lo poco popular que es Trump y los resultados que esperan los franceses de su incómoda amistad con el norteamericano.

En cuestión comercial, otra fecha límite inminente que se discutirá es el final de la exención actual para la Unión Europea de los aranceles de importación de Estados Unidos sobre acero y aluminio el 1 de mayo. Macron y la UE defienden una exclusión permanente de los aranceles. Precisamente la lucha comercial se da a días de que la Unión Europea cierra exitosamente la negociación con el gobierno mexicano sobre el Tratado de Libre Comercio entre ambas partes. Este movimiento, según analistas estadounidenses, metió presión al presidente Trump para cerrar de igual forma el acuerdo comercial con México en la renegociación que se da entre los tres países de América del Norte.

El periódico The Guardian afirma que la apuesta para Macron está en saber si un presidente de 40 años, que da discursos radicales sobre Europa, puede salvar por su cuenta el orden liberal global susurrando al oído de un presidente de Estados Unidos de 71 años que sólo tiene desprecio por el proyecto europeo y los valores que debe mantener. ¿Podrá?