La matatena: ¿juego de niños?

25 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

La matatena: ¿juego de niños?

JS ZOLLIKER

Ambos trabajan. Ella en una oficina, su esposo tiene una pequeña planta purificadora de agua donde rellenan y surten garrafones. Tienen que trabajar muy duro, horas extras, poner mucho empeño para poder pagar la renta, pañales, pediatras, vacunas, el auto a crédito y uno que otro gusto como salir a comer a un restaurante de vez en cuando. Por eso les pareció una bendición encontrar una escuela donde recibiera a su hijo primogénito, aún siendo pequeño.

El colegio se los recomendaron algunos conocidos, lo que aumentó la confianza en el lugar, además de que les quedaba cerca y el sistema Montesori y la directora, Paty, les parecieron muy agradables. En especial a la madre. Porque Paty tiene además un hijo con autismo severo que parece estar muy bien adaptado al entorno por las constantes terapias que le otorgan en la familia y en la misma escuela.

Todo comenzó a cambiar, sin embargo, cuando su niño dejó el pañal y llegó la etapa en que debiera comenzar a hablar. El tiempo corrió y nada, ni una palabra. Eso sí, muchos berrinches. Y es que aquí queremos ayudarles, les decía Patricia. Les vamos a recomendar una terapista de lenguaje y lo está viendo nuestra psicóloga de planta, pero lo que observamos es que lo tienen muy consentido. Necesitamos que nos ayuden. Ya viste vieja, déjalo llorar en las noches, no lo pases a la cama ni lo consueles cuando no quiera ir a la escuela.

Pero la cosa empeoró. El comportamiento se hizo más agresivo al grado en que para ponerle la pijama, había que forcejear con él porque se aferraba a las sábanas y terminaba la cama deshecha. Llegó el momento en que tampoco lo podías bañar sin que ello fuera un enfrentamiento que terminara en un mar de lágrimas. Ay, no te preocupes, es normal. Son síntomas del proceso normal de maduración de los niños consentidos. Es cosa de desarrollo. Más porque batalla con tener un hermanito y dividir la atención de ustedes. Y la madre hacía caso, y peor aún, comenzaba a cansarse de los arrebatos del niño. No es fácil llegar a casa después de un largo día fuera y que no haya forma de llevarla en paz con el mayor de tus hijos.

Llegó todo a estar tan mal, que el niño se aislaba en las fiestas infantiles y golpeaba a cualquiera —incluso al hermanito— que trataba de acerársele o jugar con él. ¿Jugamos? Agresión y luego vómito. Vomitaba bilis, constantemente. Le dolía el estómago, dijo. Lo llevaron al gastroenterólogo, estudios varios y pues no, no tiene nada. Quizás sea gastritis, o estrés.

Todo reventó en el chat del whatsapp de algunas mamás de la escuela. Amigas, fulanito mi hijo no irá más a la escuela. A la hora del baño, le dijo a la nana que abriera la boca para meterle el palo de carne como Rafa lo hacía con él en la escuela. Rafa es el esposo de Paty. Un ex funcionario del DIF que se la pasa en la escuela con su computadora, dizque trabajando. Mierda. El rompecabezas se armó sólo en su mente. Hijo, platícame, tú no hiciste nada malo. Te prometemos no regresas a esa escuela. Y entonces comenzó a hablar.

Y salieron varios casos más, pero sólo cinco han tomado medidas ante el Ministerio Público, que por cierto, no está nada preparado para atender este tipo de casos, pues tomaron declaración de la mamá, luego del niño y lo trataron como si fuera adulto. Interrogatorio a las 11 noche. Dice que les daba pastillas blancas. ¿Entonces te daba dulces de menta? Todo le cuestionaron. Que porqué decía palo de carne color rosa con gris. Que porqué todo. Y el niño le pregunta a la madre: mami, ya nos podemos ir a la casa?

La SEP dio de baja a la escuela. La respuesta que da la institución es que fue por falta de estacionamiento. Después de mucho escándalo, la fiscalía asignó psicólogos para los peritajes. Todos coinciden, los niños fueron abusados por Rafa, quien los llevaba a “jugar a las escondidillas”. Quien los obligaba a desvestirse a y tocarse en sus “partes calientes”. Rafa dicta: zapatito blanco, zapatito azul, dime cuantos años tienes tú. Y ganaba siempre Rafa…

Mi hijo le olía la cabeza a popó. Yo creía que como estaba de consentido y madurando, estaba siendo travieso. Que se metía en las jardineras con compañeritos y que jugaban con heces de un gato en el patio, o que abrazaba demasiado al perro. El niño solo le respondía con una mirada fría, indiferente, helada. “No mamá”. Y se encerraba en el baño. Hoy, ella no se lo perdona. Esa mirada no puede olvidarla. Porque ella misma lo dudaba. El presidente Enrique Peña Nieto dijo que haría todo proteger los derechos de las mujeres #vivaslasqueremos. Hay que proteger de #miprimerabuso a todos, especialmente a los menores de edad. Por eso los invito a que presionemos a nuestros legisladores para que como en otros países, se haga un banco de información pública de personas con antecedentes de abusos infantiles y violación. La información es conocimiento y el conocimiento, puede ayudar a la prevención.