La sociedad secreta del poder

20 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

La sociedad secreta del poder

Ya es bastante noche y una serie de camionetas han comenzado a hacer una ordenada fila en el acceso tres a la primera sección del Bosque de Chapultepec. Sus credenciales son revisadas con pulcritud bajo una luz de linterna militar, antes de permitirles el acceso. Todos, sobra decirlo, fueron convocados por un telegrama escrito en una clave que solamente podrían descifrar los elegidos. Quienes pasan por ahí, imaginan que se trata de uno de esos eventos en que rentan el Alcázar del Castillo de Chapultepec... Los autos recorrieron el circuito y se detuvieron en la base del cerro del Chapulín, en un área restringida donde hay un viejo túnel. De cada auto descendió una persona, que se adentró en el lugar. Muy pocos lo saben, pero la ciudad de México está llena de túneles secretos que interconectan lugares importantes, como el Castillo de Chapultepec con el Monumento a la Revolución (que iba a ser la sede del Congreso Mexicano, una especie de Capitolio) y éste a su vez, conecta con el Palacio Nacional, formando por cierto, un triángulo perfecto entre los puntos mencionados (dicen los que saben, que tales túneles fueron construidos en la conquista, pero han sido construidos o reforzados por diferentes gobiernos, desde la guerra de la contrarreforma, hasta antes de la revolución mexicana). Apenas llegaron al Palacio Nacional los treinta y tres personajes, entre ellos empresarios, intelectuales y políticos, se instalaron en el salón circular del antiguo local de la Cámara de Senadores ubicado en el inmueble, cuyo cielo está coronado por un ojo dentro de un triángulo, desde el que se desprenden rayos dorados. A las doce de la noche en punto, se guardó un silencio sepulcral y se declaró abierta la sesión.

—Hermanos: Sus bisabuelos y sus antecesores, se reunieron la última vez en que esta augusta institución actuó en defensa del país, pues como bien saben, este grupo selecto se ha encargado por generaciones del bienestar de la República, como por ejemplo, de que no exista la reelección, usando el veneno como con Juárez o las balas como con Obregón.

—¿Se quiere reelegir? —preguntó uno de ellos, un joven artista plástico.

—No, hermanos. No es el caso —respondió el venerable—. Os he reunido en esta sociedad secreta, porque nuestra patria se encuentra bajo un riesgo sin igual; estamos en una situación gravísima —agregó. Aunque muchos de nosotros no nos conocemos, sí lo hicieron nuestros antepasados, quienes juraron y les hicieron jurar a ustedes, los elegidos, que por generaciones defenderíamos sin cuartel a nuestra nación.

—¿De qué se trata, venerable?

—El actual Presidente se encuentra más impopular que el mismo Porfirio Díaz y ya sabemos cómo terminó eso. A EPN Se le ha atacado sistemáticamente y él, está rodeado de un minúsculo grupo que no sabe diferenciar la sopa de los sapos.

—¿Convendría que renuncie? —preguntó un eminente empresario.

—No. Quedaría como provisional el Secretario de Gobernación y después, el Congreso que ellos dominan, elegiría a otro Presidente y el poder quedaría en manos de los mismos que nos tienen en este deplorable estado, al menos hasta el 2018. Es más —dijo meditabundo— no dudo que alguno de ellos, sea el promotor interno de este intento para derrocarlo y hacerse del poder a la mala; instalarse después como dictador…

—Si es así, ¡debemos actuar en cuanto antes! —elevó la voz uno de ellos, senador de la república.

—Debemos comenzar por desintegrar el grupúsculo que todo lo controla. Eso que llaman la Presidencia Tripartita.

—¿Cómo? —preguntó uno de los viejos.

—Con nuestros hermanos empresarios presionemos para que venga Trump a México. Nadie ha sido más odiado y eso traerá repercusiones para deshacer ese grupo. Luego, aprovechemos el segundo aniversario de los 43 de Ayotzinapa. Al mismo tiempo, les propongo hermanos, que salgamos en defensa el ejecutivo…

—Pero hay cosas que son indefendibles…

—Debemos encontrar cada uno de los vacíos de las investigaciones donde atacan al Presidente, como el reportaje del The Guardian, para demostrar la conspiración en su contra y desecharlas.

—¿Cómo evitar que cometa más errores de juicio?

—No podemos. Pero al final, terminaremos tomando las decisiones importantes en este Supremo Consejo, porque de otra forma, pobres o ricos, todos perdemos. Nuestro papel, hermanos, será de ahora en adelante, tapar los pozos antes de que se sepa que se ahogó el niño —sentenció bajo la luz de las velas que los iluminaban—. ¿Votos a favor?...