Le petit dictateur (o el fenómeno wonder bra)

19 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Le petit dictateur (o el fenómeno wonder bra)

televisa

Dicto con claridad para que entiendan con refulgencia: las tortas “El Chato Bato” son un peligro para México, pues son una fábrica de masa, colesterol y triglicéridos, que entre baños de tradicionalismo y simpatía hipócrita de la clase acomodada y de los médicos y farmacéuticos (porque les conviene), nos tamponan las arterias y nos llenan los vientres de asquerosas lonjas mantecosas que tarde o temprano, nos harán sebosos sedentarios, diabéticos, hipertensos y conformistas con el Estado actual.

Dicto que no se dejen engañar, las tortas “El Chato Bato” tienen una responsabilidad in-ne-ga-ble con la Patria. Para comenzar, están asentados sobre un local que está a su vez asentado sobre un pedazo del eje central que es un cacho de tierra que está sobre el territorio nacional y la constitución lo dicta claro en su artículo 42: todo lo que esté en territorio de México, es de la nación (también, todo lo que esté en el suelo, subsuelo, plataforma continental y zócalos submarinos). Por eso el petróleo se dicta que es del pueblo y no como en otros países, de quien posea el terreno, pues el terreno es a fin de cuentas de la nación mexicana y por ello, las tortas “El Chato Bato” existen porque el Estado mexicano le ha dado licencia de existir y como tal, dicto que puede y debe exigirle un buen gobierno a los torteros, dueños del changarro y gente que ahí labora, que deben educar al pueblo de México sobre lo que deben comer, para que no nos volvamos un pueblo miserable y enfermo, incapaz de siquiera salir a marchar porque nos cuesta trabajo caminar, jadeamos y nos pedorreamos peligrosamente en espacios cerrados como el metro, y somos plenamente, cada día más flojos.

Dicto que es deber de todo mexicano pensante y de buenos sentimientos, sentenciar esto en redes sociales y medios masivos. Dicto que las tortas sean mejor, sin pan. Dicto que sean sin carnes rojas ni quesos ni cosas puercas. Porque casi nada nos hace tanto daño a los mexicanos como dejar a la gente elegir libremente sobre qué comer, en qué horario hacerlo, y cuándo ejercitarse. Entonces, dicto que las tortas “El Chato Bato” hagan lo que sabemos los que somos mejores mexicanos, qué es lo que tiene que hacerse nutricionalmente. Y si no obedecen, dicto que sean nombradas enemigas de la causa. Y ni me hagan hablar de los tamales Don Eusebio…

Dicto que lo mismo pasa con otras empresas como Televisa: una fábrica de farándula patética que se dedica a enajenar a los pueblos para sirvan dócilmente a la corrupción. ¿No es cierto? ¿Quién me puede negar que Televisa nos tenga a todos embobados? ¿Quién niega que sus contenidos sean malos?

Sí, sí, ya me han dicho que Televisa y las tortas “El Chato Bato” son empresas privadas y que no tengo porqué dictarles cómo actuar, pero entiendan ustedes: siempre que dicto algo, lo hago pensando en el bien común. Y es que no está bien que los mexicanos usen la TV privada para entretenerse. Lo dicto. Porque nos emboban.

Y todo buen mexicano debe dictar que la TV tiene la responsabilidad de educar y no enajenar al pueblo. Porque el pueblo no es jodido por responsabilidad del pueblo mismo, sino porque Televisa lo mantiene jodido. Dicto que es así porque lo veo: la TV nos debe educar, no entretener. Por poderosa. Porque llega a mucha gente. Porque no es producto de la sociedad sino porque moldea la sociedad. Porque detrás de la TV, hay gente superdotada, genios maléficos que pueden predecir perfectamente el comportamiento de una población según la alimentes con imágenes y entretenimiento. ¿En otros países es igual? ¿Usan la TV como entretenimiento? ¡Que importa! ¡Son países en decadencia! Miren los que usan la TV para educar; son boyantes: Cuba, China, Corea del Norte, Irán. ¡Están sometiendo al imperio!

Los televidentes mexicanos no tienen criterio propio, como no lo tienen los caballos. Aquí ven novelas o Laura en América y se entretienen tanto, tantísimo, que no se interesan por luchar por tener un mejor país, y peor, que permiten que nos roben hasta los calzones esas entidades extracorpóreas que nos tienen sometidos: el Fondo Monetario Internacional, el neoliberalismo, los yanquis, el Banco Mundial, el yunque, los jotos y los iluminatti, son todos responsables de nuestra miseria, porque como bien señala un pequeño iluminado: si somos un pueblo abnegado, fiel y noble, ¿por qué nos va mal? ¡Pues por eso! ¡Por grupúsculos que ha conquistado todos los poderes y mantiene secuestradas las instituciones públicas! ¡Vayamos contra ellos! ¡Dictémosle a todos que México ya ha despertado! ¡Y a los que estén mal heridos, terminemos de enterrarlos!