Libertad para decirlo todo

18 de Abril de 2024

Luciano Pascoe

Libertad para decirlo todo

Vale la pena hacer una pausa y mirar, como sociedad, nuestra creciente incapacidad para decir las cosas que pensamos; no porque sea difícil expresarnos, sino por la corta mecha de quienes, con toda tranquilidad, hacen escarnio del que piensa distinto y queman en leña verde al políticamente incorrecto.

Nicolás Alvarado publicó una de sus columnas, con la acidez habitual, sobre Juan Gabriel y los motivos por los que no le gusta. A la gente –y casi todos los comentaristas– le pareció imperdonable el confeso clasismo de Nicolás y, por supuesto, hizo caso omiso de las críticas al compositor.

A quienes no les parecieron los comentarios de Nicolás recurrieron al insulto, el resentimiento y la discriminación; nada menos acertado. Sin embargo, fue tal el estruendo que dejó su cargo como director de TV UNAM.

Si el rector Graue lo despidió o si Alvarado renunció es lo de menos. Quizá tienen razón quienes creen que Nicolás no debió haber escrito eso como director de TV UNAM, pero se equivocan quienes asumen que un servidor público renuncia a sostener y manifestar sus ideas.

El linchamiento a las voces críticas –de lo que sea– no tiene cabida en una sociedad democrática. No podemos ni debemos acostumbrarnos, menos aún sumarnos ciegamente.

Lo mismo va para aquellos que buscan censurar las marchas que buscan presionar a los partidos y el legislativo para que no aprueben el matrimonio igualitario. Su “defensa de la familia” es válida en sus principios; como lo es la exigencia al congreso de quienes creemos que a todas las personas se les debe reconocer el derecho de amar a quien deseen.

Defender la libertad de expresión implica hacerlo para todos, no solo la de las voces con las que coincidimos; acallar a los malos y defender a los buenos –sean los que sean– es tan antidemocrático como cuando otros tratan de imponer esa lógica sobre nosotros.

Agredir a la discordia nos hace parte de la intolerancia que criticamos. Nadie debe callar lo que piensa, por más políticamente incorrecto que parezca, porque así, poco a poco, pueden irse perdiendo las voces que nos recuerden que no todos tenemos que estar de acuerdo, aunque sea respecto al ídolo popular o el credo de mayor arraigo en el país.

@lucianopascoe