Lille: ¡Movámonos juntos!

25 de Abril de 2024

Diana Loyola

Lille: ¡Movámonos juntos!

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Sentada tras el ventanal que da al balcón (escribiría afuera, pero hoy hace mucho frío), observo la calle, la veo hermosa. Una de las ventajas de vivir en el cuarto piso es que desde aquí tengo vista panorámica del barrio, un barrio lleno de casas con techos de dos aguas, chimeneas y jardines muy cuidados. Es una delicia sentarse por las tardes y ver los listones de humo que salen de las chimeneas, una por aquí, otra un poco más lejos; y luego el viento que trae el olor de la madera, ¡mmmhh!, suspiro. La calle que miro desemboca dos cuadras adelante en el Boulevard de la République, una avenida en cuyos carriles centrales pasa el “Tramway”, es decir, el tranvía. Lo veo pasar una y otra vez y pienso en lo inexorable del tiempo, de repente me doy cuenta que ya falta poco para que mi mamá y mi abuela nos vengan a visitar. Sonrío. Es una feliz noticia. Las nostalgias me visitan, la emoción me sorprende, a ratos el antojo de su comida, de su presencia… son días de sentimientos encontrados. La felicidad y el extrañarlas juntos. Mi abuela retomó sus caminatas, cuida su dieta y toma sus medicamentos con diligencia. Se prepara para aguantar el paso, para recorrer París, Bruselas, Île d’Oléron y por supuesto Lille, el Lille que ha conquistado el corazón de su nieta, el Lille que bien puede recibirla a pie o si el cansancio es mucho, en silla de ruedas (imagino la cara de indignación que pondrá mi abue cuando se lo proponga), el Lille con la infraestructura adecuada para que cualquier vehículo con ruedas (llámese patines, patín del diablo, silla de ruedas, cabas, carriola, etc.) pueda circular con la mayor libertad por toda la ciudad. No olvido la primera vez que vi a un hombre en silla de ruedas eléctrica bajar del metro, subir por el elevador a la calle y tomar un autobús sin el menor contratiempo. El hombre iba solo, y yo no daba crédito: una persona en silla de ruedas totalmente autónoma en medio de la metrópoli. Desde entonces empecé a observar los transportes, cada uno, apreciando lo valioso que es contar con un sistema eficiente e incluyente. Los autobuses tienen entradas amplias, con rampas y un sistema neumático que les permite inclinarse para que las sillas de ruedas puedan acceder fácilmente, dentro hay espacios especiales con ganchos que aseguran la silla, además hay una maquinita que registra el pago y un botón para solicitar la parada a la altura adecuada para que los puedan alcanzar cómodamente. Los tranvías por el estilo (rampas, accesos amplios, lugares destinados). El metro es todo un tema: es automático (el primero en el mundo de hecho), los andenes tienen paredes de vidrio que impiden el acceso a las vías del tren, las puertas están al mismo nivel del piso lo que facilita la entrada de vehículos con ruedas (en Londres eso no se ve tan seguido, ¡eh!: Mind the gap!), además está totalmente pensado para transportar a todo mundo sin problemas y todas las estaciones cuentan con elevadores hacia la calle. Cada esquina tiene rampa, sin excepción, así que se puede transitar no sólo cómoda si no seguramente. Pienso en los días que estaremos aquí, en las horas que pasaremos en las sinuosas calles del Viejo Lille dejándonos llevar por el instinto, transportándonos sin remedio a la Edad Media, disfrutando la arquitectura sorprendente y única del norte, espacios que otrora fueron suficientes para el tránsito de carruajes y que hoy apenas dan paso a un auto, el empedrado clásico de la zona de Flandres que cubre banquetas, arroyos vehiculares y plazas. Tanto por ver, tanto por disfrutar. Saliendo del centro la arquitectura flamenca se ve salpicada de edificios art déco y art nouveau, recordándonos la Francia glamorosa y exquisita de la primera mitad del siglo XX. Ventanas por doquier con vidrios no perfectos, ondulantes, antiguos, vidrios que han soportado las dos guerras, el paso del tiempo e incontables inquilinos. El tiempo sigue pasando y yo sigo suspirando, lo hago de gozo, de nostalgia, de ilusión…ya les contaré cómo nos va cuando estas dos mujeres, guerreras de la vida y del amor, pongan sus pies por estos rumbos, la experiencia que este bendito país nos proporcione, la Francia que quiero compartirles y que me ha dado mucho. À la prochaine!! @didiloyola