Los cohetones de la CNTE

24 de Abril de 2024

Javier Alatorre

Los cohetones de la CNTE

JAVIER ALATORRE

›Alberto es indígena tsotsil. No habla bien castellano, pero lo entiende. Junto con su mujer y sus hijas está en la última línea de la pobreza extrema.

Los maestros de Chiapas llevan 104 días de paro y no hay para cuando se acabe el jaloneo. Sin entender lo que pasa, Alberto vio a los de la CNTE, callado, desde una loma. Escuchó los cohetones que estallaron en el cielo y subió corriendo entre las ramas que rodean la pequeña choza de palos en la que vive. Desde ahí se ve el camino por donde pasaron los de los gritos. La verdad se divirtió un poco y quiso llevar a sus dos hijas a que escucharan los cohetones y vieran a la gente.

Alberto es indígena tsotsil (así, con “s”) de los Altos de Chiapas. No habla bien castellano o no se atreve, pero lo entiende. Junto con su mujer y sus hijas está en la última línea de la pobreza extrema. Sus hijas nacieron en el piso de tierra de su casa junto al fogón donde, el día que lo conocí, había un bote sobre unos leños y tenían hirviendo unos granos de maíz. Usa un camisón corto de manta y unas botas torcidas y viejas, sin cintas y tan rotas que el lodo se le cuela entre los dedos. Para su mujer y sus hijas no hay huarache ni zapato. Su choza es redonda hecha con palos y techo de palma, la puerta está atada con un mecatito y me invita a sentarme en unos bloques grises con los que levantan muros los que nomás son pobres, no tan pobres como él. Su mujer levantó las hamacas y acomodó con extraordinario orden las pocas cosas que tienen. Su hijas, dos niñas muy delgadas y chiquititas, con los ojitos fijos en el visitante que conversa con su padre. Alberto y su familia forman parte de 5 millones 218 mil habitantes de Chiapas. Desde niño trabaja con machete en el campo, limpia la milpa de otros y anda por los caminos tras los jornaleros. Alberto y su mujer no saben leer ni escribir. A la pareja se les acumulan los males estadísticos. Los cuentan en el 80 % de la informalidad en el estado. Entre los chiapanecos que no perciben ingresos. En los que no tienen acceso a servicios de salud y entre los que jamás han pisado una escuela, sus hijas tampoco. De educación, nada.

Sacando cuentas, algo le pudo haber tocado de los presupuestos de educación para Chiapas de los últimos años. En 2013 el presupuesto para educación para el estado fue de 14 mil 697 millones de pesos. En el 2014 aumentó a 15 mil 508 millones. Para el 2015 dio un brinco a 23 mil 640 millones y este año, 23 mil 864 millones. Esto significa 77 mil 709 millones de pesos para la educación de 1 millón 400 mil niños y jóvenes en Chiapas sólo en cuatro años. (Presupuesto de Egresos del Estado De Chiapas Secretaria de Hacienda).

Ese dinero alcanzó para que casi el 60 por ciento de la población tenga sólo la primaria terminada y el 15 por ciento, como Alberto y su familia, jamás pisen una escuela. (INEGI). Antes de despedirme de Alberto y bajar a Chalchihuitán, le pregunté qué futuro espera para sus hijas. Y, con desesperanza, me dijo: ”Cuando ellas crezcan, ya verán qué hacen con su vida”.

@Javier_Alatorre