Viajar está incluido en la lista de deseos y prácticas de quienes aspiran a enriquecer su vida.
Viajar está también en las rutas de escape de la pobreza que son las mismas por las que transita la muerte así como, paradójicamente, el privilegio.
Los migrantes que naufragan en el Mediterráneo, que fallecen en su ruta centro y sudamericana hacia Estados Unidos, los que pierden la vida entre los países de África, aquellos que fenecen al transitar en busca de opciones de las regiones árabes menos desarrolladas hacia aquellas en donde la riqueza es parte de la imagen contemporáneo del poder petrolero, todos fueron viajeros en riesgo que dramáticamente fracasaron.
En contraste absoluto con ellos, otros viajeros transitan por el mundo con las tarjetas de crédito de padres poderosos en sus países de origen, muchos de ellos mexicanos que son privilegiados de pertenecer a un segmento de la clase política con prerrogativas mucho muy superiores a las del promedio de sus homólogos de otras naciones, incluso de los países desarrollados.
Otros viajan al interior de sus naciones con aviones de los empresarios que pudieron promover a cambio de ser posteriormente promovidos en un intercambio de favores semejante al ocasionador de multitud de escándalos en los países desarrollados donde esas prácticas han seguido un proceso aparente de extinción.
Viajar puede ser la muerte o una declaración de estatus.
En vastas regiones del mundo los migrantes, viajeros de la miseria, mueren en centenares en un naufragio o en una hambruna inesperada a la mitad del desierto.
En otras, incluso en esos mismos países, o en otros como México, se puede viajar como consecuencia de los favores que unos y otros se deben en la distribución de las oportunidades que incorpora la combinación de poder político y económico.
Viajar es el sueño de muchos en una nación en que menos del 20% acostumbra salir de su lugar de origen durante las vacaciones; viajar es la aspiración de millones que perciben con frustración y enojo los excesos y abusos de segmentos de la clase política; viajar y migrar son maneras de buscar escapatoria a la incertidumbre del presente.
Migrar y viajar son temas en cuyo entorno se debate cuáles son los derechos humanos y certidumbres de un segmento privilegiado de la población y de otro cuya vida pende literalmente…de un viaje.
Viajar y migrar rutas del disfrute, el abuso y la miseria.