Los partidos y sus apuestas

25 de Abril de 2024

Lorena Becerra

Los partidos y sus apuestas

lorenabecerra

A pesar de que el próximo año se disputan 13 gubernaturas y en 2017 otras tres, los aspirantes a la Presidencia de la República y sus partidos ya están moviendo sus fichas con miras al 2018. Así, la suerte de laboratorio electoral que implican las locales de los próximos años podrá decirnos qué contendientes serán eliminados, qué mensajes tendrán más resonancia, y que recomposición de fuerzas podemos esperar.

El PRI, liderado por Manlio Fabio Beltrones, enfrenta un futuro muy complejo. Por un lado, se puede anticipar que la candidatura provenga de una disputa entre Enrique Peña Nieto y el partido. Por otro lado, no existen candidatos naturales que estén exentos de un gran desgaste frente a la población, tanto miembros del gabinete como gobernadores en funciones. Esto ha hecho que Beltrones persiga dos rutas: frenar a López Obrador y presentar una agenda del partido que luzca incluyente y actualizada. Ahora el PRI busca reformar los tiempos oficiales destinados a los partidos políticos y pretende incorporar una plataforma ciudadana.

Sin embargo, la verdadera apuesta del tricolor en este está enfocada en mantener el mayor número de gubernaturas posibles, recuperar los estados que perdió a la coalición PAN-PRD, e incentivar una oposición fragmentada. El PRI tiene la posibilidad de conservar estados que gobierna, con mandatarios mal evaluados, si el voto anti-PRI no logra coordinarse a favor de un candidato, lo que puede suceder en estados como Tlaxcala o Veracruz. En la elección presidencial, de manera similar, la posibilidad de triunfo del PRI radica en que los votantes de oposición no puedan alinearse a favor de un candidato.

El PAN, por su parte, está apostando a dos mensajes: honestidad (o anti corrupción) y el sentimiento – muy fuerte en algunos estados – en contra del tricolor que en 2000 permitió a Fox ganar la Presidencia. La agenda anti corrupción es un arma de doble filo que hace necesario que el que acusa de corrupción esté limpio de pecado. De otra forma, no sólo se corre el riesgo de perder credibilidad, sino de quedar fuera del debate político. Es por demás difícil que el PAN pueda basarse en el tema de honestidad como pilar de su nueva campaña cuando se rehúsa a reconocer los malos manejos de un gobernador como Guillermo Padrés, o cuando está dispuesto a apoyar a candidatos como Miguel Ángel Yunes en Veracruz.

Por otro lado, el PAN está lejos de poder abanderar el sentimiento anti-PRI en México. La propuesta de incorporar una segunda vuelta electoral para evitar que tengamos un Presidente electo con 30% de votos o menos, está planteada anticipando la fragmentación de la oposición en una primera ronda, y la posterior unificación de ésta detrás del segundo lugar. El albiazul considera que su marca puede, no sólo alcanzar el segundo lugar nacional pese a su triste desempeño en 2015, sino liderar una coalición que derrote al PRI-PVEM en la segunda vuelta. Ambas apuestas se antojan frágiles y mal pensadas.

El PRD, en cambio, parece estar buscando una estrategia de maximizar las mínimas ganancias. Así, no está planteando agendas ambiciosas aún, sino buscando pragmáticamente acumular triunfos electorales a nivel estatal. El partido del sol azteca parece estar consciente de estar en peligro de extinción, por lo que busca plantear un frente común con el PAN para acrecentar su presencia a nivel local. Si bien esto no le garantiza llegar vivo al 2018, al menos representa una bocanada de oxígeno que le puede permitir reinventarse. En particular, las candidaturas exitosas de la alianza que provengan del PRD pueden lograr limpiar la imagen de un partido que perdió la cercanía con la gente y la capacidad de innovar.

No obstante, será muy difícil que las alianzas PAN-PRD alcancen triunfos electorales el próximo año. Por una parte, los tres gobiernos que los representan – Puebla, Oaxaca y Sinaloa – tienen mandatarios mal evaluados con resultados deficientes. Por otra parte, las candidaturas independientes y la presencia de Morena dañan directamente a esta alianza restándole credibilidad como alternativa antisistema.

Por último, la apuesta de Morena reside fundamentalmente en López Obrador soportado por los triunfos de este partido a nivel local. La figura del tabasqueño representa una amenaza contundente para el sistema en su conjunto. Es el candidato con mayor conocimiento de nombre y con una narrativa clara que no ha sido desvirtuada – la mafia en el poder. Sus spots hablan de propuestas claras respecto al acceso a la educación superior, el aumento de impuestos, el desempleo y el combate a la corrupción. También le dan la vuelta a las acusaciones de populista que se le han hecho.

Morena tiene una ruta muy clara al 2018 mientras cumpla la promesa de no aumentar impuestos en el Distrito Federal e incorpore nuevos triunfos a nivel estatal. El embate de Beltrones, de llevarse a cabo, únicamente le dará la alternativa a López Obrador de victimizarse y seguir creciendo. Por otro lado, su récord como Jefe de Gobierno del Distrito Federal y la austeridad con que se maneja lo blindan de la etiqueta de populista o de ser un peligro para México. Claramente, los malos gobiernos que hemos padecido, tanto a nivel nacional y estatal, también abonan fuertemente a esta causa. El único riesgo para López Obrador parece estar en su capacidad de inmolarse que, hasta ahora, parece haber logrado controlar.