¿Maratón perdido?

25 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

¿Maratón perdido?

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Foto | Notimex

La vida política del país debería imitar las mejores prácticas comunitarias y ciudadanas.

El maratón de la Ciudad de México es prueba contundente de la calidad del ciudadano del Distrito Federal cuando existen condiciones para expresar lo mejor de su naturaleza. Entre quienes participan en la carrera y quienes los respaldan a lo largo de más de 42 kilómetros y en el cierre en el estadio Olímpico de Ciudad Universitaria se despliega una exhibición de voluntad y de poder compartido merecedora de mayor presencia en la vida nacional.

Si los integrantes del gabinete, los legisladores, los miembros del poder judicial, así como el conjunto de las autoridades y de los liderazgos, incluidos los de los maestros, llegaran a recoger sus merecimientos después y solamente después de la demostración de sus resultados todos estaríamos mejor motivados para participar en este evento mayúsculo al que llamamos la vida social.

Quien gana el primer lugar es quien hace el mejor tiempo. Si en todas las prácticas de la vida social y pública del país los mejores aspirantes, mujeres y hombres, probado entrenamiento y desempeño, recibieran el mayor reconocimiento la transparencia del vínculo entre méritos y estímulos estaría garantizada.

Quien participa, sin buscar la victoria más que sobre sí mismo, es un ganador. Si pudiéramos convertir el quehacer cotidiano, en todos los niveles de la actuación en lo público en una oportunidad de incesante superación comercial, que incluyera la no rendición sino hasta la entrega del bien justamente reclamada o el servicio en cuestión, la transformación nacional habría ocurrido en favor de los valores como honradez y justicia.

Ahí me detengo.

Las meritocracias de los países desarrollados vivieron su enfrentamiento de tribus, sus guerras internas e internacionales y apenas recientemente, en las últimas siete décadas comenzaron a universalizar formas de meritocracia que permiten una mayor defensa compartida de las diferentes expresiones de la cohesión social que se puede ver en un maratón como el de la Ciudad de México.

En el 2018 yo quiero compartir la apuesta por una propuesta de mexicanos que arriben al poder con demostraciones claras de esa calidad de esfuerzo y de acompañamiento de quienes sostienen el maratón.

Prueba de calidad y capacidad para un gobernante debería ser en un mundo no tan lejano como el ideal demostrar que tiene ese nivel de intervención en lo social y en lo individual.

Eso sería ganar un maratón nacional.