México: Adagio lamentoso

18 de Abril de 2024

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México: Adagio lamentoso

La 6ª Sinfonía de Tchaikowksy es una tragedia. Digamos que representa una etapa suprema del periodo romántico en la historia de la música y, asimismo, un momento culminante del dolor humano. El compositor ruso del siglo XIX transcribió en murmullo la angustia que le era propia por su naturaleza y es, también, una recopilación de su propia vida...

... La que pasa de la euforia a la reflexión o a la locura feliz que en momentos enaltece al ser humano: su alegría momentánea, su pérdida de razón vivaz para derivar en un momento en el que la vida exige ir con toda la calma olvidada para lamentar lo hecho y lo que puede suceder. Es una reflexión profunda que nos recuerda lo humano, lo frágil y fugaz...

Al cuarto movimiento de la obra, que es el Finale, el compositor lo denominó Adagio Lamentoso... Por el dolor, la angustia, por la tristeza profunda e incontenible y porque al final de cuentas la vida es un recuento de hechos y de esperanzas, de aciertos y, claro, de victorias o fracasos.

A Piotr Ilich le debemos algunas de las obras más emotivas de la creación musical en el mundo: se le acusa de excesivamente emotivo y a veces de meloso, pero nunca se le acusará de ser falto de intensidad. Fue un gran maestro del contrapunto y de la música programática, que es aquella que relata una historia vivida y contable...

Y ya se sabe, los genios recuperan la esencia humana para recordarnos de tiempo en tiempo que estamos hechos de todo y de nada: o quizá porque ‘la vida es un sueño...’ etcétera. Pero también estamos hechos de exaltaciones felices y de muchos-muchos lamentos.

La Patética, como se llama la 6ª Sinfonía es nos pone en la mesa de las reflexiones lo que hoy vivimos en México... Un Adagio Lamentoso...

Todo esto viene al caso porque como pocas veces, los días que vivimos en México nos recuerdan que estamos hechos de orgullo, de algarabía, de euforia, de contento y feliz, pero también de tragedia histórica. Los cambios en México, los cambios definitivos para buscar la integración y la felicidad, casi siempre han surgido de hechos dramáticos o trágicos.

Ocurrió con la construcción del imperio Azteca, por citar a una de las culturas del Altiplano; o con la conquista cuyo entuerto fue extremo; o con la Independencia, con la Reforma, con la Revolución Mexicana. 1968 fue un parteaguas junto con 1971... y más. ¿Toca ya el cambio?...

Pero, vuelta a la reflexión de nuestros ‘duelos y quebrantos’. Si. La nación mexicana está entristecida y está indignada. Cosas diferentes que se resumen en actitudes que son exigencias de gobierno y de justicia y legalidad.

El ¡ya basta! está intrínseco en cada expresión nacional hoy. El gobierno mexicano –federal-estatales o municipales- actúan hoy por reacciones y no por acción y método, no por idea de gobierno sino por instinto y siempre a la defensiva: ahora, para el gobierno, los gobernados son enemigos... ¿lo son? ¿lo somos?

Por todos lados se escuchan voces de reproche por lo ocurrido en Iguala, que es el resumen de lo mucho que se acumuló en muchos años. No es del 26 de septiembre el inicio. Es de muchos-muchos años de ambición de poder y de rapiña, de engaños y de fraudes electorales y de gobierno; de corrupción e injusticias: todo junto, ahí. Hoy se resume. Y la gente-pueblo, que se dice, y que es propietaria de la soberanía nacional, ya está hasta el copete de lo que hacen gobierno-gobernantes, y partidos políticos y empresarios y funcionarios y líderes sindicales y...

Pero hay algo más profundo. Hay un momento en el que los mexicanos, ‘huérfanos de besos, busquen dónde estar...’ Muchos dejaron hacer, dejaron pasar; muchos trabajan sin expectativas o emociones; otros se fueron; muchos se incorporaron a la economía informal; otros vagan en el desempleo y muchos otros están en el crimen organizado. No se les justifica: si se explica.

México se transformó. Hoy muchos mexicanos muestran fauces inconcebibles de violencia. ¿Quién en el mundo es capaz de matar y quemar y arrojar al vacío a seres humanos? ¿Quién es capaz de disparar a gente inocente? ¿Quién puede mirar a los demás sin sentimientos de culpa luego de agraviar, dañar, torturar o matar a otro o a otros? Pues sí, hay de esa catadura en México hoy...

El 13 de noviembre el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar dijo: “En México hay un panorama aciago, en el que la zozobra y la desesperanza parecen ganar terreno”. Si. Y corresponde a la misma SCJN ‘responder con renovado compromiso’ a la cauda de injusticias que día a día se cometen en este país: esa sería, además del lamento, la aportación de todos los ministros a la solución... Un Adagio Lamentoso quizá tardía, pero no tanto que no les obligue a una introspección institucional... El momento lo exige...

Fuera del país, tanto los gobiernos ‘aliados’ como Estados Unidos o como El Vaticano y más, lamentan profundamente lo ocurrido y lo que ocurre en México... Todo es propicio para que nuestra conciencia nos obligue como ciudadanos, pero también como nación, a exigir gobierno a quien gobierna, responsabilidades y soluciones: estabilidad y democracia...

Hace años, cuando un integrante del gabinete de don Salvador Neme le pedía unos días para salir fuera, él respondía que sí, que se fuera: que viajara al extranjero... que “así nos daremos cuenta de si haces falta, o no”. En fin.

¿Cuál es el destino de esta generación de muchachos marcada por Ayotzinapa y Tlatlaya? Adagio Lamentoso estos días. Pero después del lamento viene la tarea de reconstrucción nacional. ¿A quién le toca?