El pacto maldito

16 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El pacto maldito

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El candidato presidencial de la oposición ha logrado reunir en su equipo a una buena cantidad de personajes que son reconocidos en el medio empresarial, intelectual y académico, y hasta uno que otro de los que sobresalen en las revistas de sociales y del corazón. Esta vez le han preparado la campaña con extremo cuidado y pulcra estrategia. Los mensajes clave han sido esmeradamente seleccionados: “No podemos estar peor que ahora” y “El pueblo le apoya” y “Ya probamos a otros y ahora le toca” y “Necesitamos un cambio y él es el único que puede darlo” y “¿Qué tenemos que perder?”... Esos y otros lo declaran de vez en vez, una actriz, uno que otro locutor, un periodista, alguien presentando un libro, el ministro de culto y líderes de opinión y la gente, comienza a creerlo. Ya es hora, ya va siendo tiempo, dicen algunos. ¿Pero quién le ha preparado esta exitosa campaña? ¿Sus compañeros de partido? ¿Algunos empresarios convencidos? No. ¿Eruditos investigadores? ¿Izquierdistas instigados? ¿Marxistas leninistas? No. ¿Votantes de buena voluntad? ¿Cristianos de fe incuestionable? Tampoco. Esa exitosa campaña, se la está preparando y auspiciando, su peor enemigo, su más grande adversario: el actual Presidente de la República. Silencio. El ambiente se tensó de inmediato. “¿De qué carajos hablas?”, le cuestionó uno de los asistentes a la conferencia, con un tono bastante agresivo. “¿Te has vuelto loco?”, le preguntó una señora de avanzada edad. ¡Dame de lo que fumaste!, exclamó alguien burlón, desde el fondo del auditorio. El analista, bromeó un poco y continuó: entiendo que les parezca absurdo, pero escuchen estos argumentos. Los que manejan este país, se dieron cuenta que la transición democrática no ha servido de mucho. Seguimos con una impunidad feroz, una corrupción rampante y, sobre todo, un enorme enojo social. Ese último factor es el preocupante en realidad. Por siglos hemos vivido con los primeros dos a flor de piel, pero el desencanto, la fiereza, la ira del pueblo en este país, siempre ha abierto la puerta a movimientos armados que nos han llevado a terribles periodos de destrucción y sangre y guerra y redistribución de la pobreza; cambio de familias al mando, le llaman en todos lados. Y nadie pierde más, que los que lo manejan todo; que los ricos y clases medias que tienen que abandonar propiedades y empresas para irse a refugiar en otra patria. Entonces entre interlocutores de ambos bandos, han buscado un pacto y los adversarios lo han sellado: él perderá algunas elecciones locales, hará un escándalo que le dará capital político porque podrá descalificar a sus oponentes, y con esa ayuda adicional y la campaña que le han armado, ganará las elecciones federales a cambio de inmunidad del presidente y doce de sus más allegados. “Olvido, no; perdón, sí”, tal y como el Cristo. Amnistía para quienes se alíen. Para quienes se purifiquen. Limpieza total del plumaje para los que hayan quedado embarrados en el pantano y el infierno para los que no renuncien a su favor. El que se queda, lo sabe. El partido democrático lo sabe. La izquierda completa lo sabe. Vaya, a tal grado esta sed de poder, que ha exculpado de todo delito al exgobernador y mayor ladrón de ladrones, e incluso, ha dicho ya públicamente y con errores legales infames, que no es posible juzgar a ningún expresidente y quien diga que puede meter a su “adversario” a la cárcel, está mintiendo ¿Y todavía les queda duda? La gente guardó unos segundos de incómodo silencio. Luego lo abuchearon y trataron de agredirlo físicamente. Hubo quien le quiso arrojar lo que estaba a la mano: una libreta, plumas, arreglos florales, sillas. Y entonces el expositor tuvo que salir huyendo por la puerta trasera. Y así, nuestra maldita realidad no-velada…