Nada será igual

24 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Nada será igual

ZOLLIKER

Detesta el café del salón de profesores. Es soluble, corriente y siempre está quemado. Sin embargo, se sirve un buen tanto en uno de esos pequeños vasos desechables de cartón antes de llegar al aula. Lo nota de inmediato: no hay lugar vacío y los alumnos lo esperan sentados en silencio, como al acecho. Todo girará sobre el tema en que se supone es especialista: el terrorismo. Y es que hace un par de días, hubo un nuevo atentado en Manchester, en el Reino Unido, en un concierto donde las víctimas fueron niños y adolescentes.

Hay un grave problema moderno, aseveró antes de que nadie pudiera levantar el brazo. La gente ya se dio cuenta del impacto personal negativo que puede tener sobre su entorno, de forma completamente individual. Aún no sabemos ni todas las preguntas ni todas las respuestas, pero para dimensionar, imaginen que de pronto una mosca se da cuenta que se puede convertir en un alacrán que camina sobre los testículos de una sociedad que se encuentra cuadripléjica.

Ante el silencio atónito del grupo, bebe con desagrado un poco de café y continúa: El problema es que no podemos resolver fácilmente este asunto, ni como grupo ni como país ni como sociedad. El ejemplo claro es la película El padrino —les aleccionó—: antes la mafia actuaba de forma jerárquica. Lo que el “Don” mandaba, hacían todos. Ahora, el crimen organizado ha mutado en células más o menos independientes que siguen sus propias metas y sólo tienen que entregar resultados: dinero. Entonces han dejado el contrabando, y ahora se dedican al robo de combustible, a la piratería, a los secuestros, al cobro de piso y...

—¿Y eso qué tiene que ver con el ataque terrorista del concierto de Ariana Grande? —le interrumpió un estudiante imberbe, con denotada impaciencia.

Así, igualmente, –contestó hacia todo el auditorio– ha sucedido con el terrorismo. Ahora funciona con células independiente, matriciales, más o menos independientes. Es decir, ya no se necesita un gran chiflado yihadista jefe público que tenga que enviar terroristas desde Medio Oriente, con una buena cantidad de dinero y un blanco definido para generar horror con una operación gigantesca llevada a cabo en eventos sumamente televisados.

El asunto está, en que ahora, con la aceleración de las comunicaciones, la fragmentación del todo y a la vez, la capacidad de viralizar contenido en las redes sociales y medios, ahora sólo necesitan de un único trastornado solitario, nacido en ese país, que tenga acceso a un poco de internet y algunos materiales de ferretería y farmacia. Suena cabrón. Y lo es.

–¿Por eso no están funcionando los cuerpos de inteligencia como la CIA y el Scotland Yard? —le preguntó una alumna sentada en primera fila.

—No lo sabemos —le contestó con seriedad—, recordemos que un conocido axioma de los servicios de inteligencia, dicta que los éxitos son completamente mudos y los errores, son absolutamente escandalosos…

El grupo se quedó en silencio. Ya nada será igual –continuó–: debemos asimilar que el terrorismo será parte de nuestra cotidianidad. Que así como nos puede suceder un accidente fatal en una autopista, nos puede tocar ser víctimas del terrorismo en un concierto, un supermercado, una esquina cualquiera. Y hasta que así lo comprendamos, no dejaremos de ser vulnerables al fanatismo religioso. Entendámoslo: nada será igual. @Zolliker J.S. Zolliker le roba a la realidad una licencia para novelar diversas situaciones, muchas veces cómicas y otras tantas agrias, violentas y crudas.