“Nunca vamos a tener recursos para todo”

23 de Abril de 2024

“Nunca vamos a tener recursos para todo”

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El gobernador del Banco de México duda que Trump cumpla su promesa de aplicar aranceles

Cambio de aires. El próximo 1 de julio Carstens deja su cargo al frente del Banxico para ser gerente general del Banco de Pagos Internacionales. Foto: Jorge Villalpando / ejecentral

›El gobernador del Banco de México duda que Trump cumpla su promesa de aplicar aranceles a todas las importaciones.

›Niega que su salida de Banxico sea una traición a México, pues hay subgobernadores capaces de enfrentar los retos económicos.

›Y derrumba el mito de que los economistas son insensibles: “Claro que duele recortar el gasto y subir impuestos”

Raymundo Riva Palacio

En las tres pantallas que tiene sobre su escritorio el gobernador del Banco de México, sólo están los indicadores de los mercados. La pantalla de la Bolsa Mexicana de Valores, la de indicadores económicos y la de la agencia neoyorquina Bloomberg, con el registro de tipos de cambio, tasas, alteraciones en los mercados de metales, materias primas, futuros. Todo al instante de lo que sucede en los mercados internacionales. El día que Agustín Carstens recibió a ejecentral no había alteraciones drásticas en los mercados. Las fiebres que cruzan de lado a lado las pantallas parecían el electrocardiograma de un paciente cuya salud está normal. Pero no siempre es así. El 3, 4 y 5 de enero, por ejemplo, fueron unos de esos días.

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, inició el martes 3 con un tuit de 140 caracteres que decía en inglés: “General Motors está enviando su modelo hecho en México Chevy Cruze a distribuidores en Estados Unidos sin pago de impuestos fronterizos. ¡Hagan sus autos en Estados Unidos, o paguen un enorme impuesto fronterizo!” El miércoles 4, se adjudicó en otros 140 caracteres que Ford hubiera cancelado sus planes de inversión en San Luis Potosí: “Gracias Ford por desechar una nueva planta en México y crear 700 nuevos empleos en Estados Unidos. Esto es sólo el comienzo—mucho más está por venir”. Y finalmente, en esa semana dramática, el jueves 5 escribió estos 139 caracteres: “Toyota Motors dijo que construirá una nueva planta en Baja, México, para construir autos Corolla para Estados Unidos. ¡DE NINGUNA FORMA! Construyan plantas en Estados Unidos o paguen grandes impuestos fronterizos”.

Como consecuencia de los primeros tuits, el valor del peso frente al dólar cayó 3.5%, y amenazaba con seguir cayendo sin piso que lo detuviera. Ese mismo jueves por la mañana, el Banco de México intervino en el mercado cambiario con lo cual alcanzó a reducir las pérdidas en 1.5% y cerrar en 21.75 pesos por dólar, que es como había terminado la jornada anterior. Era la primera intervención del Banco de México desde febrero del año pasado, y la suma que inyectó al mercado cambiario para frenar la caída, se mantuvo en secreto. Corredores de bolsa informaron a la agencia británica Reuters que el banco había vendido mil millones de dólares durante esa mañana, y hubo críticas de que de cualquier forma no se revirtió. “Hay que imaginar qué hubiera pasado y hasta dónde se hubiera ido el peso si no se da la intervención”, confió una alta funcionaria de la Secretaría de Hacienda.

Sin las premuras de esa primera semana, Carstens habló durante una larga entrevista. Tranquilo, sin brincos de enfermo en las pantallas de las computadoras sobre su escritorio en el quinto piso del Banco de México, que tiene una esplendorosa vista del Palacio de Bellas Artes y la Alameda.

A veces debe ser como una sala de emergencia de hospital, donde se requiere tratamiento cardíaco, ¿o no?

Pues uno se va acostumbrando, responde suavemente.

¿Y nunca le ha provocado miedo lo que ve y diga “vamos al hospital”?

Carstens, que tiene una cara de niño, sonríe. “Gracias a Dios, no me ha pasado”.

En el Banco de México, cuando menos.

* * *

Agustín Carstens cumplirá 59 años en junio, y su introducción a la economía real fue un año antes de entrar a estudiar la materia al ITAM, cuando explotó la crisis financiera en el epílogo del gobierno del presidente Luis Echeverría, y el peso se fue de 12.50 por dólar, a 22. Era el fin de una larga estabilidad cambiaria. También el despertar de lo que Carstens define como “la generación del 12.50”.

“En esa generación”, recuerda, “la del 12.50, había mucha certidumbre sobre lo que era el presente y el futuro”.

>>La devaluación fue una puerta amarga a muchos años de realidades económicas que lastimaron profundamente.

Ese momento, 1976, realmente lo recuerdo como un evento muy importante, porque sí generó mucha inquietud en la sociedad, en los negocios. Se empezó a acelerar la inflación. En esa época, de hecho, me empecé a familiarizar de alguna manera con la inflación.

Ese momento, 1976, realmente lo recuerdo como un evento muy importante, porque sí generó mucha inquietud en la sociedad, en los negocios. Se empezó a acelerar la inflación.

>>Una introducción a la inflación...

Exacto, y a la incertidumbre. Muchas veces yo me iba a la escuela en transporte colectivo y me acuerdo alguna vez que no me alcanzó para pagar el pesero. Le tuve que pedir a un pasajero que iba junto conmigo, “oiga présteme”, y le dije al final del camino “que Dios se lo pagué”. En esa época me di cuenta, pues, que la inflación, los fenómenos de esa naturaleza, generan mucha incertidumbre.

>>Una primera aproximación a lo que sería una vida profesional.

Exactamente. Obviamente, pues, la pregunta era a dónde iba a parar el tipo de cambio. Todo mundo lo comentaba y como decía, fue una pérdida de nuestro conocimiento el 12.50 uno conocía desde que era chico. Sí fue un hito, pienso.

Carstens entró al ITAM de donde, entre sus maestros, compañeros y quienes llegaron en los 20 años siguientes, formaron tres generaciones de economistas itamitas que han gobernado a México.

>>Con los itamitas las cosas realmente no parece que hubieran estado tan bien. El crecimiento no ha sido como era en el desarrollo estabilizador. Era otro tipo de mundo, lo entiendo, pero me pregunto si no tienen alguna responsabilidad los itamitas o es culpa de un modelo de educación de los itamitas que ha producido crecimientos pobres.

Creo que al final del día es un tema de que el crecimiento económico, y en general toda la economía, es un fenómeno que sí es técnico, pero sí se enmarca en toda la vida social y la vida social incluye desarrollos políticos, desarrollos sociales, desarrollos demográficos, relaciones internacionales. Entonces, lo que yo diría que nos enseñaron en el ITAM es tener un marco de referencia con base en el cual se deben de tomar las decisiones. Ahora, ese marco de referencia yo diría que no es extraño, ni algo que sea anormal para cada uno de nosotros. Yo creo que lo primero que a mí me enseñaron en el ITAM, y que ha sido válido hasta ahorita, es qué tanto las familias, como los países, como las empresas, tienen restricciones presupuestales, y hay veces que esos presupuestos se agotan.

Eso lleva consecuencias.

Entonces… El mismo problema sucede con una familia que gasta más o se endeuda más de lo que puede, como una empresa que también se sobreendeuda y va a la bancarrota, como un país que en un momento dado también gasta más de lo que tiene, y el problema se vuelve todavía mucho más difícil cuando uno tiene que verlo en una dimensión donde uno toma decisiones muchas veces para resolver un problema de largo plazo donde, digamos, no muerde la restricción presupuestal del momento, pero sí se van creando presiones presupuestales hacia el futuro, hasta que llega un momento en que esa restricción presupuestal muerde.

Foto: Jorge Villalpando / ejecentral

“Yo diría que ese es el principal mensaje de cualquier economista: cómo administrar los recursos escasos. Debemos de saber que nunca vamos a tener recursos para todo; entonces debemos de tener un proceso, primero, para hacernos de mayores recursos de la manera más eficiente posible, y segundo, poder utilizar los recursos de la manera más eficiente posible.”

>>Digamos, un poco entre el modelo de Bretton Woods y el modelo que inició el neoliberalismo, por llamar de alguna manera la etapa que se acaba en 1972, cuando Estados Unidos se retira del patrón oro y viene ahí un proceso convulso con la reconversión industrial en el Reino Unido en 1978, durante el gobierno de Margaret Thatcher. ¿Qué el modelo del Estado de Bienestar ya no era viable? ¿No se podía haber prolongado más allá de los 70? ¿Era inevitable esa reconversión industrial?

Es en la época de Margaret Thatcher donde precisamente lo que yo decía que hay promesas que se hacen o decisiones que se toman, que llega un momento que ya no son sostenibles. Los conflictos que ella tiene con los sindicatos eran precisamente porque había habido unas promesas laborales que resultaron que no eran sostenibles. Entonces llega un momento en el cual, como de alguna manera se dice, cuando el futuro te alcanza, y tienes que decir, bueno, que ya no puedo cumplir. Ahí parte del proceso es de alguna manera limitarlo a la tentación de que el gobierno se haga cargo de todo, porque siempre hay esa tentación, y siempre hay ese impulso político de ofrecer, como se dice “prometer no empobrece”. Y eso es un poco lo que pasa que muchas veces por razones políticas, por razones de coyuntura, que se crean ciertos compromisos que eventualmente salen caros.

“En la época de Bretton Woods hubo una gran intervención de los gobiernos a través de expansiones fiscales, a través de ser motores de crecimiento, muchas veces haciendo cosas muy buenas, pero después también hay otros tipos de compromisos o de gastos que no aumentan la competitividad, que no hacen que la economía crezca, y ahí llega el momento donde ya no se puede sostener.”

No fue menor el cambio.

Sí. De ahí viene un poco esta decisión de hasta dónde puede y debe ser responsable el gobierno, y cuánto se puede hacer a través del mercado. Por eso Inglaterra fue muy emblemática, pero es algo que después (Ronald) Reagan también retoma, privilegiar más al mercado y darle más espacio a la inversión privada para llenar ciertos huecos que el gobierno ya no tenía capacidad de llenar.

>>Ahí fue un cambio de paradigma importantísimo, todo ese reordenamiento económico.

Déjame interrumpir con un dato muy interesante: en toda esa época es que también se da el colapso de la Unión Soviética que, al final del día, también fue un problema fiscal, además de político.

>>Luego viene toda la apertura del libre mercado, la globalización. Y viene el Consenso de Washington. ¿Por qué fue tan importante el Consenso de Washington para países como México y en América Latina?

Realmente el problema de Latinoamérica es que tuvimos tres décadas muy complicadas que fueron los 70’s, los 80’s y los 90’s.

”Yo creo que en la época del desarrollo estabilizador y después, sobre todo en el sexenio de Echeverría, nos rezagamos en muchas cosas que debieron de haberse atendido. Uno era, y sigue siendo el gran reto para México, invertir más en capital humano, en prever cuáles iban a ser las grandes tendencias demográficas y como un país, atender o darle empleo a esas personas”.

“Era claro que mientras México se fuera industrializando más o dando más servicios a áreas urbanas, iba a perder peso relativo el sector rural, y entonces el tema era cómo íbamos a incorporar a toda esa gente a la fuerza laboral. Ahí empiezan a surgir muchas presiones que uno las trata de atender a través del gasto público, pero llega el momento que ya no es sostenible. El otro tema era el hecho que hubo mucha protección en el sentido de tarifas, aranceles, cuotas, que lo que hizo es que no hubiera incentivos a la innovación y a la competitividad.”

Para Carstens, el resultado fue que “nos fuimos rezagando y, otra vez, nos alcanzó el futuro. El crecimiento económico es donde empieza a sufrir a través de la expansión fiscal. Se hicieron muchos intentos de ir resolviendo los problemas. Tuvimos el problema de 1976, después el problema de 1982, cuando, de repente, teníamos riqueza petrolera y se terminó no utilizándola de la mejor manera posible. Después tuvimos todo el proceso de ajuste con el presidente (Miguel) de la Madrid, donde se empieza más o menos a poner orden”.

>>En 1985 comenzó el proceso.

Otros cambios estructurales eran importantes como la apertura comercial. y como también decimos los banqueros centrales eliminar la dominancia fiscal.

>>¿Que quiere decir dominancia fiscal?

Que las finanzas públicas determinaban la política monetaria, porque la política monetaria era financiar al gobierno. Entonces, otra vez, es una salida falsa y eso rápidamente se manifiesta en inflación. Lo que pasa es que si llevas muchos años con dominancia fiscal, eliminarla de golpe es bien difícil.

>>La política monetaria era echar a andar las imprentas y fabricar billetes...

Exactamente. Simplemente, el gobierno federal tenía una cuenta en el Banco de México y el Banco de México nada más le apuntaba a su cuenta.

>>Por eso es el Consenso de Washington…

El Consenso de Washington es una combinación de varias cosas. Primero que los países de Latinoamérica se integren más al mundo, que abran sus fronteras, que puedan beneficiarse del comercio, tanto porque uno que pueda importar recursos o insumos baratos como uno pueda exportar; además, la competencia exige innovación y genera buenos incentivos. “Después, romper los ciclos de crisis secuenciales, porque tiene un gran impacto social, desde el punto de vista de la destrucción del poder inquisitivo de la moneda, de la destrucción de ahorro. Y tercero, porque también se empieza a premiar más la inversión financiera sobre la inversión real. Uno veía los balances en los 80’s de las empresas y ganaban más en su manejo de tesorería que en su negocio propio. Y, por otro lado, lo que pasa es que la gente no puede planear, no sabes cuánto va a valer el dinero, no sabes cuál va a ser el nivel de las tasas de interés. Entonces, inhibe definitivamente la inflación, la inversión. El Consenso de Washington fue como hacer una combinación de reformas macroeconómicas donde sí, una parte muy importante era la disciplina fiscal con reformas del sector real, que impulsaron más crecimiento.“

>>Pero no todo corrió de manera tersa.

La parte que yo diría que fue a la postre inconveniente, pero también yo diría que el consenso académico al respecto estaba ahí, era de que esto se tenía que hacer con la fijación del tipo de cambio o con unas reglas muy específicas de tipo de cambio, por decir así, el conocimiento convencional en esa época era con la economía chica, ya abierta, como eran muchos de estos países, México entre ellos, difícilmente podían mantener un régimen de fluctuación por la gran volatilidad.

“Entonces caímos, más bien continuamos con los compromisos de que el gobierno y el banco central en particular hacían un compromiso de decir: ‘yo voy a vender dólares a este precio’. Y si había choques al exterior o había algún desequilibrio interno, pues eso invitaba a la especulación. Entonces caímos en la crisis del 95 y ahí establecemos unas bases mucho más sólidas, porque hubo cuatro eventos fundamentales, la renegociación de la deuda, porque México ya traía una carga del exterior muy importante, insostenible. Después la negociación del Tratado de Libre Comercio, la autonomía del Banco de México y después, de una manera un tanto accidentada, la migración hace un régimen de flotación.

“Ahí es donde yo creo que se establece ya un marco macroeconómico mucho más sostenible con los incentivos más alineados. Por otro lado, el TLC también sirve mucho porque a las empresas les dice: ‘a ver, de ahora en adelante no cuenten con la protección, van a tener muchas ventajas porque van a poder traer insumos y tecnología, pero ustedes van a tener que competir’”. >>El TLC si es una consecuencia directa de la caída del Muro de Berlín. Sí, es cierto.

>>Fue un tema de coyuntura estratégica.

Sin duda. Estados Unidos tuvo la visión de hacer una zona de Norteamérica sólida. De manera geopolítica era bien importante y era un poco esta cuestión de que es mejor que se exporten bienes a que se exporten personas. Que ese es un tema que no se dio perfectamente, pero sin duda ha sido un gran amortiguador a esa migración.

* * *

El día que Agustín Carstens abrió sus oficinas a ejecentral, no había nada extraordinario en los mercados, salvo la incertidumbre que se arrastra hace meses por el no saber qué va a hacer un día sí y otro también Donald Trump, que estaba a punto de asumir la Presidencia de Estados Unidos.

>>Se siente ansiedad por el gobierno de Donald Trump. Es como un galvanizador de temores y frustraciones. Se podría interpretar como un sentimiento de miedo, de desconocimiento, del qué hay después del túnel…

“La realidad”, responde Carstens, “es que una parte muy importante de nuestro modelo de crecimiento ha sido el sector manufacturero y el sector exportador, y todos los impactos indirectos que generan en términos de servicios, en términos de transferencia de tecnología, etcétera. Si de repente hay una interrupción súbita, sí genera mucha ansiedad. Mucho de lo que pasa y es donde quizá, en política económica se debe ponerle más atención, es en anticipar tendencias y, por decirlo así, suavizar los procesos de ajuste.

“Si nos dicen que dentro de 10 años vamos a hacer una revisión completa del TLC, uno podría empezar a ver por donde vendría el ajuste, qué tenemos que hacer para que nosotros podamos enfrentar mejor ese cambio. Si te dicen de un día a otro que las reglas del juego son diferentes, el efecto sorpresa sí es muy importante.

“Por ejemplo, la última manifestación o la manifestación más visible en las últimas semanas, ha sido que algunas inversiones ya comprometidas incluso iniciadas de golpe y porrazo se suspendan. Obviamente, lo ideal hubiera sido que no hubiera ningún cambio, pero aun si hubiera o si se pensara que fuera razonable un cambio, lo cual yo no lo estoy diciendo, pues siempre tener un periodo de ajuste es lo necesario, da oportunidad para buscar otras alternativas, tanto diversificarnos geográficamente en nuestras exportaciones, como buscar otra reasignación de los recursos.”

La gente toma decisiones con base en su realidad, pero también con base en sus expectativas. pero Si esas expectativas están apachurradas, la gente no toma decisiones.

¿Hay bases sólidas, objetivas, para que haya tanto miedo sobre el futuro con Trump? Yo creo que sí. Mi impresión muy personal es que yo sí creo que ha habido una sobrerreacción de los mercados, el tipo de cambio está muy depreciado, más allá de lo que debería de verse depreciado; yo creo que como hablaba (John Maynard) Keynes de los espíritus animales (que son los factores de motivación no económicos y conductas irracionales), pues sí, los espíritus animales nos los ha apachurrado mucho Trump. Yo pienso que sí ha habido una sobrerreacción, pero con base en expectativas no en realidades.

>>Estas sobrerreacciones en los mercados es porque no existe en este momento un techo, ni hay nada de certidumbre sobre un techo. Una declaración de los dos gobiernos, México y Estados Unidos, de que vamos a negociar vamos a abrir negociaciones, pero para modernizar el Tratado de Libre Comercio, ¿no le pondría un techo a la incertidumbre?

Yo creo que sí.

Ese día de la entrevista, el en ese momento aún presidente electo de Estados Unidos reflexionaba que la apreciación del dólar impactaba negativamente a la economía de esa nación. Hace unos días, el secretario del Tesoro designado, Steven Mnuchin, precisó que el superdólar afectaba al sector financiero y comercial. Una moneda tan fuerte como está hoy en día el superdólar, hace que las exportaciones estadunidenses sean más caras y las importaciones más baratas, que es un contrasentido del enfoque proteccionista de Trump, y genera presiones a la Reserva Federal para elevar las tasas de interés a fin de impedir un incremento en la inflación.

“La reflexión que hizo Trump de alguna manera también ilustra que su política proteccionista tiene límites, porque al estar de alguna manera mencionando que la producción se tiene que ir de México a Estados Unidos, o las amenazas de grandes impuestos, ¿qué es lo que ha hecho? Hacer que el dólar se aprecie brutalmente”, agrega Carstens. “Eso afecta nuestra competitividad.

“Una buena parte de esa apreciación se ha generado sin duda contra nosotros por algunos pronunciamientos que ha hecho. Ahí ya empieza a haber una reflexión: ¿Cuál es la mejor combinación donde yo podría dar ciertos incentivos para que haya un mejor crecimiento en Estados Unidos, pero que, por otro lado, también no genere un dólar que haga que sea imposible que nosotros podamos exportar? Porque además, el inverso que yo creo que es algo que también le debe haber dado motivo de su preocupación, es que en la medida en que ponga tarifas y aranceles, los precios finales a sus consumidores van a subir. Si todo lo que se importa de China le pone una tarifa del 20% o 25%, eso se va a reflejar en los precios al consumidor. Estamos en un proceso donde espero que se esté formando una estrategia más integral y donde México pueda formar parte de esa estrategia, donde pueda haber una negociación que sea benéfica para ambos países”.

El gobernador del Banco de México habló casi una semana antes de que el presidente Enrique Peña Nieto anunciara exactamente eso, una estrategia de negociación integral con el nuevo gobierno de Trump. También el dólar comenzó a perder fuerza frente a externalidades, como las marchas de protesta del fin de semana contra el nuevo presidente, y que el tono sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica no fue lo incendiario que había sido.

El alegato de Trump es que miles de estadunidenses quedaron marginados de los beneficios del acuerdo comercial que sólo llevó riqueza a México. En México no resolvió el problema de la distribución del ingreso. El TLCAN no pretendía eso, sino incrementar la capacidad exportadora mexicana y atraer mayor inversión, lo que sucedió. Pero el modelo económico que acompañó la apertura, sí generó mayor desigualdad en la sociedad.

>>¿Era inevitable este modelo o era inevitable la desigualdad? ¿O hubo una mala aplicación? Porque esto así sucede en México y en el mundo. En Estados Unidos mismo se han elevado los niveles de pobreza.

Foto: Jorge Villalpando/ ejecentral

Sí. Lo que es más traumático para las economías y para el tema de la pobreza es precisamente que tengamos, por decir así, grandes bloques de la sociedad que no tengan el capital humano para ajustarse al momento. Es un tema que México ha venido sufriendo y por eso es una gran reforma la Reforma Educativa que se dio en este sexenio, porque nuestro capital humano es en el que, en muchos sentidos, se ha venido rezagando. Sí hay algunos grupos que tienen más preparación, muchas acciones de gobierno también para acercar la educación a la producción, pero al final del día resultan insuficientes y también muchas veces porque la plataforma de la cual partimos no es necesariamente la mejor. Yo diría que gran parte del tema de crecimiento es eso, que llevamos muchas décadas de venir muy rezagados en el tema de la preparación del capital humano.

>>No parece que estemos realmente pasando eso.

Por eso digo, es un tema que se está atacando. Tú sabes mejor que nadie las complicaciones políticas alrededor de ese tema, pero no hay duda que la desigualdad es un tema que ha sido un producto no anticipado de una parte de la apertura. Por ejemplo en Estados Unidos, donde hay muchísima innovación, son los que están capturando toda la riqueza. El chiste es que esa tecnología se filtre hacia abajo y más gente se pueda beneficiar de ella y mejore la distribución del ingreso. El punto también es si la gente no tiene la capacidad de darle valor agregado a esa tecnología y se está quedando atrás. Por eso los gobiernos sí tienen que complementar la estrategia de promoción de capital humano con políticas sociales de adaptación para que esa transición sea lo más suave posible. Un poco de lo que ha pasado en muchos países, es que el mundo ha corrido más rápido de lo que han corrido su sociedad y sus políticas.

>>Cómo podemos explicar todavía este rezago que tenemos, cuando hay un sector de la economía que es complejo y sofisticado.

La realidad es que no me gusta decirlo así, pero es una realidad: sí tenemos varios Méxicos.

>>Del norte, del centro, del sur...

No necesariamente tan marcadamente geográficamente. Sí hay algo de eso, pero es la capacidad de la población de aprovechar las oportunidades y de incorporarse a la globalización. Otro tema que en México ha sido costoso es el de la inseguridad y la falta de Estado de derecho, también en aquellas zonas en las cuales se manifiesta más claramente eso, también genera más migración. Hay gente que se sale de sus estados, hay menos apetito por invertir en esos lugares, porque un empresario tiene que invertir un porcentaje mayor de sus ingresos en temas de seguridad. Esa realidad también empieza a agravar las regiones y a la economía en su conjunto.

* * *

El día que Agustín Carstens anunció que renunciaba al Banco de México, sucedió un fenómeno extraño: hubo un sentimiento de abandono, de zozobra y de reclamos en la prensa y las redes sociales. El gobernador del banco central, itamita, doctorado en la Universidad de Chicago, recibió muchas críticas por parte de la opinión pública, en la más grande paradoja de los tiempos actuales. ¿Cómo un Chicago Boy, heredero de las odiadas políticas monetarias de Milton Friedman que fueron anatema para una generación de latinoamericanos, era llorado por los mexicanos? ¿Por qué la crítica y el sentimiento de que había habido una traición?

“Me siento halagado de que piensen que yo tengo tanto valor sobre la política económica en el país”, responde Carstens con su habitual modestia. “Pero yo repito lo que ya he dicho en varios foros. A mí lo que me permite tomar este paso es que las decisiones en este banco no dependen de mí, yo soy uno de cinco”.

Carstens se refiere a la Junta de Gobierno del Banco de México, pero la reacción de pérdida por su salida no era si el banco iba a seguir funcionando o no, sino lo que significa en la coyuntura actual y en la reacción que se dio por el contraste con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

Foto: Jorge Villalpando / ejecentral

Insiste:

“Hay algo que mucha gente no sabe, por ejemplo, sobre dos de mis subgobernadores, Roberto del Cueto, que entró al Banco de México en 1973, y vivió el proceso devaluatorio de Echeverría. Yo entré en el 80, y mí me tocó la devaluación del ’82. A él le tocó el control de cambios, lidiar con el control de cambios en 1982, lidiar con Fobaproa en 1995. Javier Guzmán también entró más o menos por el 78. Hay memoria histórica, hay experiencia que esta institución y que ha visto que pasa cuando la carreta se atora”.

>>¿Qué pasa cuando la carreta se atora?

Hay que usar el sentido común. Realmente hay que tener la habilidad de reconocer dónde está el problema y buscar soluciones que se apliquen a este. Cuando se te atora la carreta alguien le dice, ‘hay que darle más latigazos al buey’, pero igual con mover una piedra ya se desatora la carreta y no hay que lastimar al buey.

>>Es raro escuchar un economista hablar así. ¿Que creemos en la calle los mortales de los economistas? Que lo único que ven son números y no tienen sensibilidad.

No. Sí hay esa sensibilidad, pero nuevamente llega un momento en donde si el número se impone y el número es, a ver, te puedes gastar mil pesos y estos mil pesos, llueva, truene o relampaguee no se van a mover, sí tienes que poner el pie duro y decir: “Bueno, pues no nos podemos pasar de ahí”, o hay que hacer algo para que ese mil se vuelva mil 100, si quieres gastar otros 100; o sea, llega un momento donde hay una realidad económica que hay que reconocer. Esto lo aprendí de un rector del ITAM, de Javier Beristain, que nos decía: “Un buen economista es una persona que tiene sentido común refinado”, y yo creo que eso es una verdad de oro, porque el mundo no es tan transparente y sí tiene uno que tener flexibilidad para encontrar salidas por diferentes vías, las que social y políticamente sean mucho más digeribles.

“Lo que sí es un hecho es que llega un momento en que uno se topa con la realidad y nosotros no podemos aspirar a vivir como norteamericanos si no tenemos esa riqueza y tampoco podemos ofrecer cosas donde si uno hace un análisis sensato uno ve que no lo va a poder sostener. Esa es la labor de los economistas, tenemos que decir cómo se deben de asignar los recursos escasos. La escasez es una constante, es una realidad y lo que hay que maximizar es cómo esos recursos escasos hagan que la nación se supere en todos sus sentidos.”

>>Cuando uno tiene que meter el pie duro ¿qué se siente en la cabeza en el corazón y en el estómago?

¿Qué se siente? Digamos, uno al final del día siente que está haciendo su función. Eso lo dice la cabeza… En el estómago uno dice, la verdad cómo lo lamento.

>>¿Duele poner el pie duro?

Cómo no va a doler. Claro que sí duele.

>>¿No es cierto que solamente están viendo sus computadoras? Por supuesto que no…

>>O sus cálculos econométricos…

Por supuesto que no. A mí me tocó, siendo secretario de Hacienda, en 2009, la gran crisis. A mí me tocó hacer un recorte presupuestal inmenso y me tocó preparar y litigar en su momento, discutir con el Legislativo y la sociedad un aumento al valor agregado.

>>¿Cómo se vivió esa crisis de bienes raíces y de bancos? “

Con mucha angustia”, responde rápidamente. “De ahí surge mi epitafio que en alguna entrevista dije que era el catarrito famoso cuando estábamos... era 2008. Para 2009 estábamos preparando un presupuesto con un supuesto de 3% de crecimiento y era un supuesto que lo compartí a todo el mercado. La realidad era que ni nosotros, bueno ni en Estados Unidos se veía el tamaño de crisis y de repente, como tú dices, se desaparece el piso y es una caída libre. Algunas veces he caracterizado las crisis financieras como algo similar a lo que sucede cuando uno tiene presión alta, porque cuando uno tiene presión alta en medicina le llaman la muerte silenciosa porque puede pasar mucho tiempo y la gente se siente muy bien y de repente, ¡vámonos!

“Es lo mismo con el sistema de las crisis financieras que están en el sistema financiero, porque mientras la fiesta está a todo lo que da, todo mundo se siente muy bien, los bancos andan prestando, están obteniendo más ingresos, la gente recibe crédito y con crédito compran bienes y servicios; mucho más cuando es una crisis hipotecaria, la gente compra su casa, dice “ya cumplí un objetivo de vida”, y de repente se ve que todo eso estaba construido sobre la arena y se derrumba todo. Esas son las crisis que son muy difíciles de predecir, son estas burbujas. Cuándo se sabe si son una burbuja o no, hay muchos momentos donde uno piensa no y que son unas manifestaciones transitorias, que va a ser un ciclo normal.

“Entonces, igual salimos de una crisis de esa magnitud que no se había manifestado en 80 años. También es una patología. Sí fue de sorpresa y sí fue tratar de improvisar. Por eso se necesita tener mucho sentido común y mucha sangre fría, porque además de que hubo crisis financiera, hubo presiones sobre los mercados financieros. Nuestras exportaciones cayeron de un día a otro tremendamente porque no había financiamiento, pero a la vez, se nos cayó el precio del petróleo.

Agustín Guillermo Carstens Carstens estudió la licenciatura en Economía en el ITAM, de donde se graduó con mención honorífica en 1982. Foto: Jorge Villalpando / ejecentral

“La verdad es que se reaccionó rápido, y a diferencia de todos los países en el mundo hicimos un ajuste fiscal y yo creo que eso nos ayudó muchísimo y muy rápidamente se pudo retomar el crecimiento, no un crecimiento estelar que eso es lo que preguntabas; ha sido un crecimiento relativamente continuo. Que hay necesidad de acelerarlo sí, que las reformas estructurales nos van a servir, nos van a servir muchísimo. Tampoco hay que ignorar que llevamos 10 años en crisis financiera mundial y eso creo yo, es uno de los factores que ha coadyuvado que haya cambios políticos tipo Trump, tipo Brexit.

“Ahorita estamos en una circunstancia donde la Reserva Federal todavía tiene una política monetaria no convencional; en Europa tienen una política monetaria no convencional. En Japón tienen una política monetaria no convencional, cuando yo nunca me imaginé, y eso en ningún libro de texto lo vi, de que uno podría llegar a una circunstancia donde hubiera tasas de interés negativas donde te pagan por pedir prestado, y te cobran por ahorrar. Eso es lo que está pasando hoy en Europa y en Japón, y por esa falta de crecimiento lo que se necesita hacer es un enfoque más balanceado en lo fiscal y también en las reformas estructurales. Si uno ve lo que han hecho las reformas estructurales en México y en otros países, hay una gran diferencia y es parte, digamos, de abatir ese rezago que México ha venido acumulando en los años.”

>>Son reformas que van a dar resultado para la siguiente generación. Fenómenos de frustración, de ansiedad de que están buscando placebos, el Brexit es el mejor ejemplo, o lo que vimos con Donald Trump, ¿No generan la emergencia de líderes de oposición que son un riesgo para lo que se ha construido por 20 años y para las reformas estructurales? ¿Cuál es el gran reto?

Mantener el curso. Yo no tengo duda de que eso es lo que va a ayudar a abatir rezagos muy grandes en nuestro país, pero reconozco que se debe tener una política para facilitar los periodos de transición y de ajuste. Yo creo que sí ha habido algo que no se ha dimensionado bien en México y en el mundo. En México, muchas veces porque el tren nos llega por detrás cuando lo esperamos por delante, como lo que está pasando ahorita. Tenemos que facilitar dos cosas, seguir invirtiendo y perseverar en los cambios que van a hacer que México sea más competitivo y más productivo, porque esa es la única manera en que la gente va a poder aspirar a un mejor nivel de ingresos sostenible.

>>¿Cómo se explica eso la gente el modo en que va a votar?

Esa es la gran labor de los políticos. Yo no soy político, pero lo que yo veo es que a la gente se tiene que dar vehículos de transición, en buena medida con gasto público bien dirigido y bien aplicado, privilegiar por ejemplo el gasto público en aquellos sectores donde puedan tener mayor impacto en el empleo mayor impacto en el crecimiento.

>>Cómo impacta negativamente en esta posibilidad temas como la debilidad en el Estado de derecho y la corrupción?

Sin duda aumentan la magnitud del reto. Es como si uno tiene que subir una montaña, si te ponen una baldosa como El Pípila se te hace más difícil que si no tuvieras esa losa.

>>¿Qué tanto afecta a la macroeconomía el ánimo de una sociedad?

Mucho, porque la gente toma decisiones con base en tu realidad, pero también con base en tus expectativas. O sea, cuando una persona decide comprarse una casa dice tengo tanto ahorrado, este es mi trabajo, voy a trabajar tantos años, pienso que mi negocio me va a dar para poder vivir bien y poder cumplir con mis obligaciones. Si esas expectativas están, como dije de manera muy llana, apachurradas, la gente no toma decisiones. Expectativas falsas también son malas.

>>Los gobernantes administran expectativas.

Sí.

>>Pero la venta de cielo azul es muy complicada en situaciones objetivas y subjetivas, que es un poco lo que estamos viviendo en México...

Sin duda es una labor de los gobernantes, pero también es una labor de los líderes sociales líderes empresariales.

>>¿Hay analogía entre la crisis de 2009 y hoy?

Puede ser que sí, puede ser que no.

>>¿Tan incierto es lo que estamos viviendo?

La crisis del 2009 era una crisis que era relativamente fácil de entender y donde podíamos ir a foros internacionales y más o menos decirles, dar algunas ideas porque nosotros ya habíamos visto eso. En el debate internacional creo que México contribuyó algo porque entendíamos el fenómeno. La gran diferencia es que hoy quizás no entendamos el fenómeno con esa claridad. Todavía no sabemos qué va a pasar después del 20 de enero si es un proceso moderado proteccionista o de revisión del TLC, donde tengamos cierto espacio de diálogo o de negociación. Yo creo que es un entorno manejable; si es un mundo en el cual la incertidumbre prevalece, pues sí es un mundo diferente.

>>¿Hemos evolucionado?

Es muy difícil medir eso porque no sabemos bien a bien a qué nos estamos enfrentando. Yo pienso en términos generales, obviamente detrás de este comentario, cierto supuesto, que a la postre va a haber cierta racionalidad y que vamos a tener tiempo de ajustarnos. Y si esa es la realidad, posiblemente el mercado haya sobre reaccionado. Digamos que es algo que con la información que tengo al día de hoy, no lo puedo afirmar.

>>Creo que nadie puede hacerlo ¿verdad? No.

https://youtu.be/mNV6yc2yi18