Los dislates del periodismo

18 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Los dislates del periodismo

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En el nuevo sistema penal, la primera audiencia es la que aprovechan los abogados defensores para descalificar la acusación contra sus clientes. Primero tratan de demostrar que hubo violaciones al procedimiento, todos los detalles importan. Si no lo consiguen, el siguiente paso es desacreditar a los testigos y luego las pruebas de forma feroz, para sembrar la duda. Para los litigantes se vuelve una suerte de presentación un poco dramatizada del caso, en el que puede caer el fiscal que defiende la acusación y ser vencido e incluso hasta el juez que no esté alerta o que tema ser cuestionado por no garantizar la adecuada defensa. El caso del exgobernador Javier Duarte no fue la excepción. De hecho cumplió el libreto. Pero sus abogados extendieron su estrategia a los medios de comunicación para generar un ánimo adverso a la Procuraduría General de la República (PGR), porque saben que su cliente es el “villano favorito”, y la única forma de incidir a su favor en el espacio público, es colocar en el papel de ineficientes a las autoridades. Muchos medios de comunicación cayeron en ese juego, sin duda en algunos casos la inexperiencia, en otros la soberbia o la mezcla de las dos que provoca la ignorancia. Es cierto que la PGR se ha ganado a pulso la desconfianza y el expediente estaba flojo. Lo alertamos hace tres semanas en este semanario, y más flojo está el de la fiscalía de Veracruz. Pero sin duda, las presiones internas obligaron a la autoridad federal a fortalecer el caso en las últimas semanas, el juez prácticamente los felicitó por haberlo hecho, al añadir más documentos de prueba en la carpeta de investigación en el último mes. Y es que el expediente había permanecido bajo revisión de la oficina del procurador Raúl Cervantes, y luego bajo resguardo del titular de la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SEIDO), Alonso Israel Lira Salas, y en lugar de profundizar las pesquisas, poco hicieron durante varios meses, hasta que las presiones se hicieron más fuertes. Ahora tienen seis meses para añadir más probanzas, de conseguirlo, podría darle un giro al caso y hundir a Duarte. En la segunda audiencia, la que realmente importaba. Los abogados de Javier Duarte nuevamente lanzaron su estrategia con frases de es una acusación “patética”, “muy muy flaquita” o la fiscalía “juega nintendo”. Quisieron así amortiguar el golpe de haber fracasado, no sólo mantuvieron a su cliente en prisión por los delitos, sino que la PGR logró el máximo plazo para investigar con supervisión judicial. En la audiencia, ante la presentación muy clara del caso, la estrategia que aplicaron los representantes del exgobernador fue la teoría de los frutos del árbol envenenado, en donde buscaron sostener que las declaraciones de los testigos fueron obtenidas de manera ilícita, bajo presión, y así desacreditarlos para sólo dejar elementos que no llevaran hasta su cliente y dirigir las pruebas a quienes firman los documentos o aparecen como propietarios de los bienes como los únicos responsables. No les funcionó. Después trataron de dejar en menor cuantía el monto de lavado de dinero. Tampoco les funcionó. Durante la segunda audiencia, el fiscal Pedro Guevara se dirigía al juez, como lo marcan los protocolos, pero los abogados de Duarte no sólo miraban al juez, también se volteaban hacia el público en general, trataba de convencer a los medios. Ya no les fue fácil. El fiscal Guevara lo hizo notar en la audiencia en dos ocasiones refiriéndose a los abogados, sin que ellos hicieran algún comentario: “mediáticamente ha intentado hacer ver que la fiscalía no está haciendo bien su trabajo”, reclamó el representante de la PGR. El caso Duarte sin duda será uno de los casos por seguir y revisar, porque no sólo está exhibiendo la corrupción, los intereses políticos y económicos, y las deficiencias institucionales. También está poniendo a prueba al periodismo en conocimientos, experiencia, intereses y calidad. Un grupo de estudiantes de Derecho que acudió a la audiencia, tras escuchar por varias horas y en diferentes momentos los comentarios de varios periodistas que estuvieron en la diligencia, comentan entre ellos: no parecían periodistas sino un bufete de abogados un tanto ignorante.