Objetivo UNAM

20 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Objetivo UNAM

maria idalia gomez

Desde que existen registros sobre las tareas de vigilancia e investigación para la seguridad nacional en el país, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) siempre se consideró un objetivo prioritario en la agenda de las oficinas de inteligencia civiles y militares del país. Desde los años cincuenta, la UNAM era uno de los lugares más importantes para el Estado, porque allí confluían, primero centenas y luego miles de jóvenes que podrían representar un riesgo en muchos sentidos. Allí, los grupos considerados subversivos, por ejemplo, buscaban entre sus filas a los jóvenes más beligerantes o más educados en ideas radicales, para convencerles que la vía armada era la única para cambiar el país. Los investigadores vigilaban también, en plena Guerra Fría, que grupos internacionales, especialmente del bloque socialista, no intentaran influir en los jóvenes y, si lo hacían, que éstos no generaran movimiento al interior del campus universitario. Fuera el Servicio Secreto del Distrito Federal, la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y luego el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Policía Federal, la policía capitalina y la Procuraduría General de Justicia del DF, eventualmente la Marina o el Ejército, siempre tuvieron presencia encubierta e informantes, a lo largo de todas las instalaciones universitarias. Nunca fue obstáculo la autonomía universitaria para hacerlo, más bien obligó a hacerlo de manera más profesional. La vigilancia obedecía a un interés fundamentalmente político, pero también social y, en este último aspecto se buscaba, hasta hace más de cinco años, que los planteles de la UNAM no se convirtieran en un foco rojo delictivo contra los propios estudiantes. La mayoría de esos organismos ya no cuentan con información actualizada, dejaron de hacer esta vigilancia y buscar información. Desde el gobierno de Vicente Fox, en el ámbito federal, se desdeñó y sus sucesores, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, dejaron, poco a poco, de considerarlo prioritario. Ya no se pagaron informantes y regresaron a sus oficinas o fueron despedidos varios de los elementos encubiertos. En lo local, poco a poco se ha ido menguando la información que se tenía, al menos hasta hace seis años. Ahora se justifica el procurador capitalino, Edmundo Garrido, que su dependencia no es competente para realizar tareas de inteligencia en los planteles de la UNAM, por ser una institución federal. En estricto derecho, es verdad, sólo que pone en evidencia su carente visión. Pero no sólo eso, también es cierto que la autoridad local ha dejado de hacer su trabajo en los alrededores, y se refleja en que es más fácil conseguir las drogas en los pasillos universitarios; así como algunas cosas robadas. Las autoridades federales son responsables, pero también lo son las locales, que no cierran los locales que venden bebidas alcohólicas a pocos metros de distancia; tampoco quitan los ambulantes en los alrededores, mucho menos se trabaja en investigaciones a fondo en las colonias aledañas, donde viven y negocian los asaltantes, narcomenudistas, asesinos y secuestradores. Implementar operaciones efectivas en las colonias aledañas a los planteles de la Universidad disminuiría, en por lo menos, la mitad los delitos que se cometen al interior de los campus. Esto ya fue probado 20 años atrás. Sin embargo, lo que ocurrió hace unos días que arrojó la muerte de dos jóvenes no estudiantes, no deriva de una acción fortuita entre presuntos delincuentes. Hay datos que han puesto en alerta a las autoridades universitarias y a oficinas de inteligencia que indican que la UNAM es el objetivo. Existiría la intención de desestabilizar la vida universitaria para generar un foco que distraiga y que genere la idea de miedo. No sería el único espacio con el que se buscaría provocar una sensación de temor, pero éste, de lograrlo, podría alterar el voto en la Ciudad de México, una de las entidades clave para la próxima elección, especialmente la federal. El rector Enrique Graue lo deslizó a principios de esta semana: “en los días y semanas por venir, escucharemos voces, internas y externas, que clamarán por otras alternativas más agresivas, algunas que quisieran vernos o armados o militarizados; y no pocas aprovecharán los momentos políticos electorales que vivimos en nuestra nación para internar desestabilizarnos. Pero no lo lograrán si trabajamos en unidad”.