Perdidos, Peña y Navarrete

19 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Perdidos, Peña y Navarrete

Hace casi tres meses, cuando comenzó a ser muy clara la forma en que se estaban organizando los grupos de hondureños para trasladarse por tierra hacia Estados Unidos, cruzando México, la Secretaría de Gobernación no hizo absolutamente nada. Algunos aseguran que el titular, Alfonso Navarrete Prida, no fue advertido, otros sostienen que el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Gerardo Elías García Benavente, no fue escuchado. El resultado fue que todos dejaron correr el problema, no lo dimensionaron y no trataron de disminuir su impacto. Cuando ya era inminente la llegada de los niños, jóvenes y adultos centroamericanos, el primero que salió corriendo para reunirse con autoridades de Guatemala fue García Benavente, quien casi pierde el avión porque no había quién le consiguiera un uniforme del INM que le quedara, incluso en la búsqueda de casualidad encontraron decenas de uniformes viejos que su antecesor, Ardelio Vargas, extrañamente arrumbó y de lo que se levantó ya un acta para que los que vienen investiguen y en su caso finquen responsabilidades. Pues salió corriendo el comisionado sin contar con una estrategia que lo respaldara en México, porque no hubo una sola reunión de coordinación entre el secretario Navarrete, y el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, o alguno de sus subsecretarios; en la que también estuviera el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, la Policía Federal, Migración, Procuraduría General de la República, el Ejército y la Marina, y el gobernador de Chiapas. En realidad, la gravedad del caso demandaba la reunión del Gabinete de Seguridad con el presidente Enrique Peña Nieto. Una vez planteado el problema, también había que sumar los recursos de las secretarías de Desarrollo Social y de Salud, por las exigencias en servicios que representa atender a las personas desplazadas. En conjunto se debió diseñar, con los gobernadores de cada uno de los estados, el plan que permitiera facilitar las cosas, disminuir riesgos, costos y especialmente controlar, por seguridad, la movilidad de los migrantes. En el punto que nos encontramos ahora es uno de los peores en cuanto a seguridad y control. Hay una dispersión de los migrantes en diferentes estados, que decidieron continuar su camino al norte del país o encontrar ciudades en los que se puedan ir asimilando para conseguir trabajo y permanecer en México. Esto último es posible porque hay varios lugares, como Guanajuato, Ciudad de México, estado de México y Veracruz, entre otros, en donde ya tienen familiares que llegaron meses atrás y pueden albergarlos. Otro problema es que ninguno de los estados por los que han cruzado hasta ahora las distintas caravanas ha hecho un censo para tener el registro de quiénes son y las condiciones en las que se están trasladando, si van acompañados, en perfecta salud o no, y demás información sustancial. Migración tampoco tiene el registro de todos los que ingresaron, no pudo hacerlo por falta de infraestructura y preparación. En la Ciudad de México ni una sola autoridad federal ha intentado reunirse con las autoridades locales para coordinarse y, quizá, ahora sí diseñar la estrategia que permita definir qué se hará con los más de cinco mil personas desplazadas que están huyendo del miedo y la pobreza, y que en su mayoría pretenderían recorrer el resto del territorio para llegar a Estados Unidos. Navarrete Prida ya se esfumó y decidió no atender este tema aunque es el primer responsable que debiera atenderlo. Los reportes desde Bucareli nos dicen que poco se presenta, que resuelve lo urgente y prioritario, el resto ya se lo está reservando a sus sucesores. Incluso ha dicho que él ya no necesita estar a fin de mes. Su oficina está vacía. Al presidente Peña quizá nadie le ha hecho tomar conciencia de que hasta el 30 de noviembre a las 23:59 horas cualquier cosa que ocurra en el país es su responsabilidad y estas caravanas migrantes son un tema de seguridad nacional que puede agravarse, porque siguen saliendo más desde Honduras. Tan grave es, que el presidente guatemalteco Jimmy Morales, viajó esta semana a Honduras y El Salvador, porque ya lo cataloga, nuestro vecino del sur, como una crisis migratoria en su territorio y, por tanto, una amenaza para nosotros. Pero Peña y Navarrete están perdidos.