El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, volvió a sacudirse al exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray, de la forma en que se mueven los políticos en México: a periodicazos. Cuando en los medios se mencionó que Videgaray iba a ser incorporado al Consejo Político del PRI —algo impreciso, porque ya lo era desde hacía tiempo—, se levantó la expectativa de que el exsecretario regresaría al gabinete como responsable de la política exterior, sustituyendo a Claudia Ruiz Massieu. La canciller no sabía nada, pero las señales que tiene del presidente Enrique Peña Nieto, dicen los que saben, son de plena confianza, por lo que no dejó de preparar una agenda de varios viajes a Estados Unidos antes de Navidad. Videgaray no ha decidido aún qué va a hacer de su vida pública, si es que regresa a un cargo de asesoría especial en Los Pinos, pero los que saben dicen que eso de ir a Relaciones Exteriores ni le fue ofrecido ni está en su radar. Lo importante no es la realidad, sino la percepción. Videgaray no podía, en los ojos de Bucareli, ser percibido como hombre todopoderoso, de ahí que en columnas de prensa anónimas se empezara a insistir en el relevo, lo que motivó que el Presidente, que quién sabe qué habrá visto de inestabilidad en su equipo compacto, tuvo que salir a anunciar que no habría cambio de estafeta en la Cancillería, y que no habría contacto con Donald Trump hasta que fuera gobierno, a partir del 20 de enero.