En buenos problemas anda metiendo y metiéndose, Andrés Manuel López Obrador. En una semana se ha contradicho y entrado en confrontación con su propio equipo. La semana pasada dijo que congelaría los precios de la gasolina, lo que motivó a que Rocío Nahle, designada como su eventual secretaria de Energía, corriera a verlo para decirle que no volviera a plantearlo porque eso sería imposible; no habría dinero en el corto plazo para subsidiarla. Luego desmintió a su asesor en materia económica, Gerardo Esquivel, quien después de explicar que cuando hablaba don Andrés del modelo del desarrollo estabilizador de los 60 no significaba un regreso al pasado, le corrigió la plana y dijo que sí, que quería regresar a los 70, cuando se vivía mejor. Finalmente, él mismo, una semana después de insistir en que no utilizaría aviones privados para transportarse, se tomó una fotografía en una avioneta con matrícula XB, que significa que no se pueden rentar para hacer un tramo entre comunidades en Sonora donde sólo están conectadas, a ocho horas de distancia, por carretera. Hay contradicciones entre sus dichos y sus hechos, además de enormes confusiones sobre los socios de la empresa donde supuestamente rentó la aeronave por 66 mil pesos. Los nombres que circulan entre los socios de la empresa se encuentran en las antípodas, Manuel Arango, fundador de los Vips y Aurrerá, y Germán Larrea, el enemigo a matar de Napoleón Gómez Urrutia, a quien le abrió la puerta para que entre al Senado. Pero la verdad, dicen los que saben, todo es confusión incentivada por las inconsistencias discursivas de don Andrés.
20 de Abril de 2024