Bidengate

25 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Bidengate

luis_m_cruz

1.

Pues la hizo. Conforme a su talante simplemente arbitrario, Donald Trump cometió el error, documentado, que sus adversarios en Estados Unidos y muchos otros en el mundo han estado esperando: hizo un uso indebido de los poderes presidenciales para tomar ventaja electoral en contra de Joe Biden, quien pudiera ser su principal adversario en la contienda presidencial de 2020. A diferencia de lo acontecido en la conexión rusa, cuando el embajador y varios agentes rusos hackearon las cuentas de correo de Hillary Clinton para golpearla mediáticamente y erosionar sus posibilidades, cuestión que motivó una investigación especial del fiscal Robert Mueller, en esta ocasión las pruebas son nítidas:

2.

En una conversación telefónica oportunista para felicitar al nuevo presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, el presidente de Estados Unidos alardeó de su apoyo al triunfo del ucraniano y éste se puso a sus pies, lo que aprovechó para pedirle “un favor” e investigara al hijo de Joe Biden, Hunter, por presuntos negocios turbios con el suministro de gas ruso a este país. Para ello, ofreció la colaboración de su abogado personal, Rudolph Giulliani, así como del fiscal general, Raymond Barr, todo lo cual consta en una transcripción oficial de la Casa Blanca que un denunciante interno obligó a develar.

Pero no paró ahí; fiel a su estilo, ordenó al jefe de Gabinete, Mick Mulvaney, detener toda la ayuda de Estados Unidos a Ucrania, enfrentada con el coloso ruso por la anexión de Crimea, buscando crear incentivos (vulgo presionar) para motivar al presidente ucraniano a complacerle.

3.

De inmediato, la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, encabezada por Nancy Pelosi, decidió instruir la Comisión Investigadora congresional para someter a juicio de destitución al presidente (impeachment), en vísperas de las elecciones primarias. A la par, los principales medios norteamericanos han redocumentado la trama rusa, así como presiones similares a los dirigentes de varios países a quienes suele condicionar la ayuda o el apoyo de los Estados Unidos a cambio de concesiones diversas, no siempre relacionados con los intereses o las negociaciones comerciales, siempre aplicando la sórdida estrategia de amenazar para avanzar.

4.

Pueden suponerse muchas cosas, desde que la mayoría republicana en el Senado impedirá el impeachnent y lo derrotará como sucedió con Clinton; que las maniobras de Trump para diluir la responsabilidad o elevar el costo de enjuiciarlo cuando la economía es próspera y se encuentra inmerso en varias guerras comerciales tendrán el efecto de diluir los cargos, hasta pudiera ser que unos diez republicanos morales votaran con los demócratas y procedieran a destituirlo como sucedió con Nixon, quien prefirió renunciar y negociar impunidad ante lo inminente; pero lo cierto es que, una vez más, Donald Trump ha mostrado su talante. Como lo dice en un spot preelectoral, él disfruta ser un transgresor porque, en su concepto, son los transgresores quienes hacen las cosas.

5.

Es decir, lo ha hecho antes, lo hizo ahora y, si lo dejan, lo seguirá haciendo después. Por vez primera los demócratas tienen la ofensiva y han logrado afectar al magnate transgresor. El juicio de impeachment suele ser largo y a muchos, después de Watergate, no les gusta invocarlo. De lo que se trata es que la democracia logre esta vez reparar las fallas, a diferencia de las experiencias trágicas de Kerensky y de Weimar, superando el desafío de un transgresor al mando. Esta vez, la democracia puede someter al imperio de la ley al reiterado transgresor inquilino de la Casa Blanca. Trump violó la ley, hizo un uso abusivo de los poderes presidenciales y quiso extorsionar a un país amigo para manipular las elecciones. Quizá pague por ello, en el impeachment o en las urnas.