1. Tal y como ha sido su estilo, el irascible presidente Donald Trump anticipó algo que, de concretarse, tendría un gran poder poder disruptivo para México y el mundo, que es el proyecto de reforma fiscal.
El proyecto se corresponde con los ideales tradicionales del Partido Republicano, que en las últimas décadas ha librado una batalla a fondo para establecer en el núcleo del presupuesto estadunidense, que son los ingresos, la lógica de la escuela de Chicago: Estado pequeño, entre más pequeño, mejor. En ese sentido, la propuesta fiscal ha chocado con la de los demócratas recuperando el paradigma del trickle down o goteo, que establece que cuando las aguas suben, todos los botes también lo hacen, es decir que si la economía mejora en su conjunto, mejorarán todos los actores involucrados.
2. La propuesta fiscal del Presidente Trump en lo esencial propone una reducción de los impuestos corporativos, del 35 al 15%; no habrá de incluir impuestos fronterizos, lo que supone tanto renegociación del TLCAN como seguir dentro de los lineamientos de la OMC, alejando el riesgo de una guerra comercial abierta y habrá de considerar también un recorte de los impuestos de las clases medias para devolver capacidad de compra a las familias estadunidense.
Ello implica la reducción de impuestos, del gasto social y del gobierno y por tanto de las burocracias. Considerará un plan de desregulación de la banca y un incentivo fiscal para la repatriación de capitales y ganancias empresariales.
Como una perla en la negociación con los demócratas, la Casa Blanca aceptó posponer la financiación del muro fronterizo para el año siguiente. De ahí que el líder de la Cámara Baja, Paul Ryan, señalara que al abordar el tema fiscal estarán de acuerdo en lo fundamental, que es reducir gastos e impuestos.
3. Esta situación haría de los Estados Unidos un paraíso fiscal, en sentido contrario a las tendencias de consolidación que vienen recomendando el Banco Mundial o la OCDE, en donde la línea es ir hacia mayores, no menores tasas impositivas. El colocar la tasa empresarial en 15% llama a una guerra de impuestos en el mundo, que, dicho sea de paso, era uno de los principales temores de Thomas Piketty en contra del Estado social perfilado en el siglo XXI.
De hecho, Piketty considera que el principal escollo para un Estado socialmente responsable en las próximas décadas serán los “Estados parias”, que como Rusia, tienen bajas tasas empresariales y ofrecen refugio a las empresas europeas que buscan eludir impuestos.
La apuesta esencial es que, con más dinero en manos de las empresas y de los particulares, se incentivarán la inversión y el consumo, la economía crecerá en mayor medida y el Estado podrá captar más ingresos que por ahora se verían mermados con menores tasas impositivas.
4. En el tiempo de Ronald Reagan existió en Estados Unidos la llamada “economía vudú”, en donde se incrementó el gasto y se acudió a la deuda para financiarlo; después, en la etapa de Bill Clinton, se volvió al equilibrio presupuestal basado en altos impuestos, y ahora, de nueva cuenta, la propuesta es reducirlos a la par que se disminuye el gasto, algo que se intentará hacer sin afectar el gasto militar pero reduciendo el gasto social y el tamaño de la burocracia, lo que implica la reorganización gubernamental encomendada al superyerno Jared Kushner. 5. No es necesario imaginar la oleada de capitales que saldrá hacia Estados Unidos cuando se combine la elevación de tasas de interés de la Reserva Federal con la reducción corporativa de impuestos. Para ser competitivos, en México tendría que repensarse la reciente reforma fiscal además de considerar el impacto en los tratados de doble tributación.
Pentagrama es un espacio de opinión y estudio de la realidad, en el que se analizan, con enfoque prospectivo, los hechos de la política y del acontecer legislativo.