1.El domingo pasado el país estuvo en ascuas. Claramente, numerosos incendiarios en los medios o las redes sociales esperaban un revés al gobierno, al convertirse las elecciones, en especial la del Estado de México, en un referéndum sobre la gestión presidencial, lo que indudablemente elevó las apuestas. Diría Alfredo del Mazo que en el Edomex estaría en juego el futuro del PRI y del país mismo al dirimirse la disyuntiva entre liberalismo o populismo. Las encuestas situaron la cuestión en la zona del empate técnico. Es así como se configuraron diferentes escenarios, todos en torno al partido que arriesga, que es el gubernamental. Si ganaba tres (carro completo); si ganaba dos (Edomex y Coahuila); si ganaba uno (sólo Edomex o Coahuila) o si perdía tres, la catástrofe. El caso de Veracruz se coció aparte, pues fue el corolario de la elección anterior y los municipios se distribuyeron entre la coalición “perrepán”, el alicaído PRI veracruzano y Morena. 2.Lo cierto es que, dependiendo del resultado de la elección dominical, habrían de perfilarse eventos de derrotero incierto en el segundo semestre: Un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso (mando único, seguridad interior, fiscal anticorrupción); Eventuales ajustes en el equipo de gobierno; La XXII Asamblea General del PRI o el relevo de dirigencia; El sentido del V Informe de Gobierno; Quizá una reforma política por la segunda vuelta en la elección presidencial; El saldo de la negociación TLCAN; El sentido del Presupuesto 2018; El arranque de la sucesión presidencial. 3.Tras los comicios, la situación se ubicó en los escenarios intermedios: no hubo carro completo ni tampoco desastre total. En el contexto, el partido gobernante salió bastante bien librado y otra vez, el fantasma de las imputaciones de fraude o de injerencias indebidas deberá resolverse en los tribunales electorales. 4.Evidentemente, Morena no ganó ninguno de los estados en juego, si bien se dice despojado en el Edomex por escaso margen, esgrimiendo que como partido obtuvo más votos que otros. El PAN y el PRD, por su parte, tuvieron una extraña jornada, pues no lograron como partidos lo que obtuvieron como coalición “perrepán”, ganando en Nayarit y en Veracruz. Es decir, unidos los extremos obtuvieron un mejor resultado electoral. 5.De ahí vienen varios corolarios: uno, no hubo cheques en blanco, cualquier partido ganador recibió, en realidad, el rechazo del 70% de quienes no votaron por él; dos, el PRI sigue ganando elecciones, no obstante la altísima desaprobación gubernamental; tres, la coalición “perrepán” es también un formidable contendiente, y cuatro, el populismo, Morena y el señor López no son imprescindibles ni, por fortuna, destino inexorable.
El país en ascuas