Estancados

19 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Estancados

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1.

Los datos, los unos y los otros, revelan que nuestra economía se encuentra estancada, prácticamente en nulo crecimiento y con débiles perspectivas en lo inmediato. Técnicamente, se dice, no hay recesión, aun cuando la economía no crece. Sin embargo, sus efectos son exactamente los mismos, pues todo se reduce: los ingresos, la inversión, los empleos, la recaudación y la capacidad de compra.

En otras circunstancias, tener una inflación que converge rápidamente hacia el objetivo de 3% del Banco de México sería una nota sensacional de estabilidad y salud en la economía. Empero, en el contexto de desaceleración profunda y falta de certidumbre es un síntoma más de la parálisis; la inflación cae porque nadie o muy pocos están comprando, con el crédito aún muy por encima de las expectativas de reactivación. Es decir, el costo del dinero con una referencia de 7.75% se sitúa entre 12 y 20% en el mejor de los casos, lo que nulifica el efecto positivo de una baja inflación.

2.

La depresión económica se refleja en malas expectativas. El estimado de crecimiento de 2019 está en 0.2% en abierto desliz hacia 0%, en tanto que para el próximo año pocos se aventuran más allá de un 1%, según la aprobación legislativa del acuerdo comercial trilateral sea o no capturada por el eventual juicio de destitución o la campaña presidencial estadounidense. La inflación se situará en torno al 3% en tanto la economía no despegue o la tasa de interés se reduzca. El tipo de cambio, apoyado en las altas reservas heredadas del pasado neoliberal y la alta tasa de referencia del Banxico, podrá mantenerse en torno a 20 pesos por dólar, en tanto que el precio del petróleo de exportación, fijado en términos presupuestales en 49 dólares el barril, en el mercado se perfila sobre los 55 dólares.

3.

Todo ello influye en las previsiones presupuestarias del sector público y en la respectiva

planeación de las empresas para el próximo año. En un entorno de magro crecimiento es evidente que los ingresos tributarios se reducen, lo mismo que las ventas. Este año se había previsto crecer 2% y dado que no habrá tal, entonces se genera un hueco fiscal estimado en unos 150 mil millones de pesos, mismos que habrán de tomarse del Fondo de Estabilización de las Finanzas Públicas, otra herencia del pasado neoliberal para compensar la pérdida de dinamismo de la economía.

4.

Para el año próximo un menor crecimiento significa atenuar los objetivos del gasto público. Si se mantiene el dogma de no apelar a la deuda, más impuestos ni déficit público sosteniendo un mayor gasto en seguridad pública y una política de beneficios sociales expansiva, el único recurso es comprimir aún más el gasto administrativo, contener las participaciones a estados y municipios y acotar la inversión pública. En el primer caso, se anticipan recortes de personal y desaparición de casi un centenar de programas para generar ahorros; en el segundo, los estados y municipios conocerán lo que es la austeridad franciscana y respecto de la inversión pública, ésta irá a lo estrictamente necesario, priorizando los proyectos insignia como son el Aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el corredor transístmico de Tehuantepec para significar una señal de impulso a la economía.

5.

Paradójicamente, con escaso margen de maniobra, la mejor apuesta para sostener la economía y fortalecer la orientación social reside en que se sostengan los fundamentos neoliberales: confianza del exterior mediante la ratificación del TMEC; certeza soberana con altas reservas y menor porcentual de la deuda pública;

la estabilidad de las finanzas públicas marcadas con austeridad franciscana y superávit primario, y el manejo del tipo de cambio, aún anclado a altas tasas de interés. Ojalá no se suelten los alfileres.