1. Derivado de la catarsis que se ha vivido en el país por la hostilidad mostrada por el nuevo gobierno norteamericano, el domingo pasado se convocaron marchas en varias ciudades para mostrar el sentido de unidad de los mexicanos a lo que en principio son las agresivas políticas emprendidas por el mandatario estadunidense, Donald Trump, en contra de nuestro país.
2. En la Ciudad de México hubo dos convocatorias; una, amplia, encabezada por la señora María Elena Morera e intelectuales, artistas y organizaciones civiles; la otra convocada por la señora Isabel Miranda de Wallace, cuyo objetivo incluía apoyar al gobierno mexicano ante la difícil relación que se está estableciendo con Estados Unidos. Las dos marchas partieron de sitios opuestos para converger en el Ángel de la Independencia; una (Vibra México) del Auditorio Nacional, en tanto que otra (Mexicanos Unidos) partió del Hemiciclo a Juárez.
3. La expresión ciudadana tuvo éxito en tanto sucedió, pero no logró motivar una participación masiva. Concurrieron alrededor de 20 mil personas en ambas movilizaciones, que de alguna manera no se estaría correspondiendo con el nivel de expresión perceptible en las redes sociales, lo que genera distintas valoraciones; la principal, que a la convocatoria se le colgaron demasiados adjetivos en contra de tantos grupos y organizaciones vinculadas a la política que se mostró más ánimo de exclusión que de marchar juntos. Alguna preocupación trascendió porque, no obstante los llamados a civilidad y cordura expresados por los convocantes, se dieron expresiones de dureza contra el gobierno norteamericano, pero también contra la conducción de la política exterior mexicana, que se ha visto vapuleada ante el iracundo Trump, sin dejar de lado otras expresiones de malestar por los gasolinazos, el alto índice de inflación, la elevación de las tasas de interés y, en general, la erosión de los bolsillos, al grado que la señora Wallace debió abandonar la marcha porque así se lo pidieron algunos grupos radicales.
4. Desde los primeros días de enero, tras los gasolinazos que detonaron el descontento social, los saqueos y la caída del nivel de aprobación gubernamental, ha persistido la movilización continua de grupos de protesta en distintas ciudades del país. El activismo de estos grupos se ha mantenido en el tiempo, por lo que era previsible su mezcla con quienes marcharon en la convocatoria dominical con posibilidades de escaladas o provocaciones. Es claro que de no atenderse el sentir ciudadano y se eviten mayores incrementos a los energéticos y el costo de la vida, el clamor y movilización que por ahora converge en un activismo antiTrump podría fácilmente dar la vuelta y tornarse en un movimiento de agitación popular mayor. Cosa de recordar que los grupos que aguardan las “coyunturas históricas” ahí están, prestos a cosechar el malestar sembrado.
5. Cosa de ver también cómo las preferencias electorales se están balcanizando o distribuyendo entre las distintas fuerzas políticas sin perfilar aún una mayoría, pero afectando las opciones tradicionales; en el Estado de México, la mayor elección este año y antesala indudable de las del próximo, se está perfilando una reñida contienda en tercios, con decimales para dirimir la cuestión entre el PRI, Morena y el PAN, en ese orden; por otra parte, conforme a las últimas mediciones de cara a la elección presidencial, Morena capitaliza el descontento con un 32% de las preferencias, le sigue el PAN con 29% y el PRI está en el tercer sitio con un 20%.
Puede colegirse entonces que las sociedad es menos vociferante y más sofisticada de lo que se esperaría, no obstante lo cual hace sentir sus decisiones en donde suelen pesar más, que son los comicios.
Pentagrama es un espacio de opinión y estudio de la realidad, en el que se analizan, con enfoque prospectivo, los hechos de la política y del acontecer legislativo.