Un año de odio

18 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Un año de odio

luis m cruz

1. El genial florentino Nicolás Maquiavelo refiere en El Príncipe que si un gobernante debe elegir entre ser amado o temido debiera optar por lo segundo, sólo en caso de que las circunstancias así lo ameritaran. Pero siempre advirtió que debiera evitarse ser odiado, pues en ello tarde o temprano le vendrían consecuencias aviesas. Estados Unidos ciertamente son temidos en el mundo debido a su gran poderío económico, científico y militar y la capacidad que ha mostrado en los últimos 100 años maniobrando en los conflictos de los diferentes países del mundo. De ahí que su preocupación fundamental fuera la de ser bien recibido por los demás como líder del mundo libre y adalid de la democracia y los derechos humanos, que le proveían de causas justas que defender. 2. Con Trump este pareciera no ser más el caso. El sábado 20 se cumplió un año de su gobierno, el cual celebró en medio del paro de la administración que si bien se resolvió tres días después, mostró que en sólo un año ha logrado galvanizar al mundo, la opinión pública y a sus aliados, obligándoles a reconsiderar la forma en que Estados Unidos ahora hacen sentir su poder al sembrar odios, amenazas e insultos por doquier. Como diría Ángela Merker, canciller alemana, Estados Unidos ya no son un socio confiable. 3. La discusión presupuestal estadounidense no ha concluido. Se aprobó la revolución fiscal, ciertamente ambiciosa, que reduce las tasas de impuestos corportativos de manera definitiva a 21% y de manera transitoria a clases medias hasta 2026, pero no se ha aprobado cómo deben gastarse los recursos gubernamentales federales, que Trump quiere que sean para Defensa, al polémico muro en la frontera sur y a la política migratoria, y menos a cuestiones sociales como el Obamacare y otros subsidios a quienes menos tienen. El saldo de tal combinación, consideran los estudiosos (menos impuestos y menor gasto social), será que en los próximos 10 años, se incrementará el déficit público en 1.5 billones de dólares como también la cantidad de pobres en ese país, que por ahora se estiman en 50 millones de personas. 4. Ninguna profecía se ha cumplido. Ni Trump cayó estrepitosamente a consecuencia de sus excesos, que son muchos, incluidos sus vínculos con los rusos y la injerencia de éstos en la elección presidencial, ni tampoco ha logrado alcanzar las propuestas más polémicas, como derogar el Obamacare, construir el muro en la frontera sur y que México lo pague o resolver el asombroso déficit que la economía estadounidense guarda con casi todo el mundo. Al contrario, Estados Unidos ha seguido la inercia dejada por la administración Obama, que venía registrando un crecimiento sostenido de casi 3%, basado en la revolución energética del shale gas&oil, las tecnologías limpias y la baja generalizada del costo de los energéticos, sobre todo electricidad (casi 30%) que le devolvieron competitividad industrial a 
este país. 5. En el resto del mundo, ciertamente, Trump tiene la peor imagen. Se le considera no menos que un presidente patán, maleducado, inestable, misógino, racista y xenófobo. Pero su electorado, esa base como de 35% que le sostiene, siente que hay respuestas en ese andar y hablar rupturista. Rompió el orden global: ha sacado a Estados Unidos de organizaciones multilaterales como el Acuerdo de París o la Unesco y ha abandonado el libre comercio, buscando imponer su visión del “comercio justo” para favorecer a los productos de su país. Pronto podría ufanarse de haber acabado con el TLCAN para darle paso a esa visión asimétrica del “comercio justo” que sólo favorece a sus intereses. Ha sido un año de odio que podría ver consecuencias aviesas en las elecciones de noviembre próximo.