El mundo de Jack Ma

25 de Abril de 2024

Mauricio Gonzalez Lara

El mundo de Jack Ma

mauricio gonzalez lara

Jack Ma, fundador de Alibaba y uno de los empresarios clave de estos años, estuvo de visita en nuestro país hace unas semanas. Palabras más, palabras menos, el mensaje del magnate chino fue el siguiente: El planeta experimenta una cuarta revolución industrial, en la que la tecnología y la explosión de la inteligencia artificial redefinirán por completo todos los ámbitos de la vida humana, así como sucedió con el vapor, la electricidad y la electrónica. Este escenario desdoblará tintes apocalípticos, pero también puede presentar diversas oportunidades. Lo importante, señaló Jack Ma, es mantenerse alerta y reformular nuestros sistemas educativos. “Toda nueva tecnología desplaza trabajo humano al principio, pero luego crea otros empleos, de mayor calidad”, aseguró.

El mundo atraviesa por una extraña paradoja: la era digital ha tornado obsoletas dimensiones enteras de las cadenas productivas tradicionales, lo que ha redundado en el despido de millones de personas cuyos conocimientos son ya anacrónicos en esta segunda década del siglo XXI; sin embargo, este cambio de paradigma también les ha abierto la puerta a aquellos familiarizados con las nuevas herramientas. El planeta vive, entonces, una doble crisis: desempleo y escasez de talento. ¿Qué competencias son fundamentales para sacarle provecho a coyuntura?

De acuerdo con Manpower, la agencia líder en recursos Humanos, el ejecutivo ideal maneja ocho competencias divididas en dos campos: cognitivo y actitudinal. Las del ámbito cognitivo son: uno, lingüísticas y de comunicación, expresar ideas de manera palmaria y precisa; dos, científicas y tecnológicas, que cuestiones como la biotecnología no le suenen a la persona como ciencia ficción; tres, matemáticas, capacidad para razonamientos aritméticos; cuatro, digitales, uso desenfadado y fluido de las nuevas herramientas. En el ámbito actitudinal, las competencias son autonomía e iniciativa personal, autoaprendizaje, responsabilidad social y sensibilidades artísticas y culturales.

La mera preparación académica no basta. Las credenciales académicas, si bien vistosas, no son suficientes para acreditar talento. Las universidades privadas, por ejemplo, sólo parecen ofrecer ventajas de networking y relaciones, pero no elementos de conocimiento que constituyan un diferenciador estratégico para conseguir empleo. Una crítica recurrente es que muchas universidades no permiten que sus alumnos trabajen mientras estudian. Un alumno puede graduarse a los 23 o 24 años de edad sin nunca haber trabajado. Los reclutadores analizan su currículum y le hacen ver que la única experiencia profesional con la que cuenta es su servicio social. El aspirante desespera y termina dedicándose a otra cosa para sobrevivir. O peor aún, continúa con sus estudios bajo la falsa esperanza de que una maestría o doctorado le va a servir más adelante para encontrar empleo. Error. Para las compañías, una persona sin experiencia, independientemente de los estudios con los que cuente, va a ser menos competitiva que un individuo con un sólido historial laboral. La curva de aprendizaje siempre será mayor. Otra crítica es la disociación entre los conocimientos que brinda la universidad y la realidad factual del universo laboral. Una universidad es inconcebible sin grandes ideas y abstracciones, de acuerdo, pero también debe brindar herramientas más prácticas que permitan colocarse en el corto plazo. ¿Cuáles son esas herramientas? Escribir bien, dominar una cultura de trabajo de oficina, conocimientos básicos de administración, inglés, etcétera. He conocido a varios universitarios de excelencia que ignoran cómo sacar una copia o editar una imagen. ¿Para qué sirve alguien así? Ciertamente no para el mundo descrito por Jack Ma.