Distopías para un planeta estéril

18 de Abril de 2024

Mauricio Gonzalez Lara

Distopías para un planeta estéril

mauricio gonzalez lara

Niños del hombre (2006), cinta dirigida por Alfonso Cuarón, visualiza un futuro donde la humanidad ha perdido la capacidad de procrear y se encuentra aquejada por una crisis sin precedentes que ha provocado el colapso de varias naciones y flujos masivos de migrantes. En Inglaterra, país gobernado por un régimen autoritario que mantiene la ilusión de orden a cambio de sacrificar las libertades individuales, un hombre es contratado para proteger a la que quizá sea la última esperanza del planeta: una mujer embarazada. The Handmaid´s Tale, serie basada en la novela homónima de Margaret Atwood y desarrollada para la televisión por Bruce Miller, narra una distopía aún más extrema: en un contexto dominado por una ola de infertilidad cuyo origen parece estar relacionado con la contaminación, el gobierno democrático de Estados Unidos es derrocado con el fin de constituir la República de Gilead, un régimen totalitario que instaura un sistema de castas donde los derechos femeninos son suprimidos. Las mujeres fértiles (“las criadas”) son esclavizadas y obligadas a participar en violaciones ritualizadas con el fin de quedar embarazadas y darles hijos a los líderes políticos del nuevo orden. Avengers: Infinity War y Endgame, las dos últimas cintas corales del llamado Marvel Cinematic Universe, no visualizan una crisis de esterilidad, pero sí presentan una narrativa donde el plan maestro del villano (Thanos) involucra una solución final que implica parar en seco el crecimiento del planeta (o, en este caso, el universo entero): el exterminio del 50 por ciento de los organismos vivientes de toda la “creación”.

La cultura pop refleja los miedos más profundos de la sociedad. Las obras mencionadas son productos de una era donde el Apocalipsis representado por el cambio climático es percibido ya como un escenario probable, por lo que imaginan un orbe dominado por el caos en sus estertores finales. Existe, sin embargo, otro subtexto interesante: la obsesión con el desequilibrio entre el crecimiento poblacional del planeta y la disponibilidad de recursos necesaria para darle viabilidad a la especie. Niños del hombre y The Handmaid´s Tale presentan realidades donde la humanidad asume que la esterilidad es una especie de castigo divino frente los abusos cometidos contra la naturaleza, por lo que se refugian ideas dogmáticas y religiosas que les ofrezcan sentido, así sea a costa de sus libertades. El villano de Avengers desarrolla una postura más pragmática: restablecer el orden en el paraíso mediante la eliminación de la mitad de la población. Los grupos fundamentalistas de Niños del Hombre y The Handmaid´s Tale perciben la esterilidad como una corrección natural al desequilibrio provocado por el hombre, por lo que buscan congraciarse con un orden divino; Thanos en Avengers es un tirano que ve una solución sencilla a ese desbalance. Queda claro que la idea de reproducirnos en un mundo de recursos decrecientes es una fuente de ansiedad cada vez más intensa. En 1800 la población mundial ascendía a mil millones de personas; hoy rebasa los 7 mil 500 millones, y de acuerdo con datos de la ONU se prevé que alcance los 10 mil millones para 2050.

¿Debemos detener este crecimiento? Aún si pudiéramos reducir de manera dramática el número de nacimientos, el aumento global de la esperanza de vida tornaría imposible disminuir el crecimiento poblacional a niveles significativamente menores que los proyectados por la ONU. La única manera de contar con recursos para todos es a través de un cambio sustancial que implique sacrificar aspectos que van desde el uso de combustibles hasta la carne que consumimos diariamente. La pregunta es si realmente estamos dispuestos a hacerlo. La respuesta, me temo, es más desesperanzadora que cualquier distopía fílmica que podamos imaginar.