Racismo y toma de decisiones

25 de Abril de 2024

Mauricio Gonzalez Lara

Racismo y toma de decisiones

No importa nuestra raza o nacionalidad, todos discriminamos, y con frecuencia sin estar plenamente conscientes de ello. En el libro Blink (The power of thinking without thinking) titulado en México bajo el nombre de Inteligencia Intuitiva, Malcolm Gladwell, colaborador estrella de The New Yorker, explica una serie de fascinantes análisis sobre la manera en que nuestro cerebro elabora esta clase de criterios. El estudio más significativo consiste en tomar la lista elaborada por la revista Fortune de las 500 empresas más importantes de Estados Unidos e investigar cómo lucían los CEO’s de tales compañías. El resultado mostraba cosas por todos conocidas (el que la mayoría fuera de tez blanca era de esperarse en la nación estadounidense), pero también arrojaba algunos datos increíbles. Por ejemplo, el 60 por ciento de los CEOs era de una altura mayor a los 1.80 metros. En términos grosos, el porcentaje de varones estadounidenses que mide más de 1.80 metros no supera el cuatro por ciento, pero en el ámbito de los directores de las corporaciones enlistadas por Fortune, ese porcentaje era de casi el 60 por ciento.

¿A qué obedece este fenómeno? De acuerdo con Gladwell, los reclutadores de estas empresas tienden a asociar inconscientemente la altura con cualidades como el liderazgo, la responsabilidad y la personalidad asertiva. Desde luego que la altura no tiene nada que ver con que una persona posea o no estas cualidades, y seguramente ningún reclutador respondería afirmativamente si se le preguntara al respecto; sin embargo, por una serie de factores culturales y sociológicos, el subconsciente de los reclutadores percibía con agrado a las personas altas, por lo que tendía a inclinar la balanza a su favor.

La investigación contenida en el libro de Gladwell se realizó antes de que Barack Obama asumiera el poder en 2009. Las cosas, como sabemos, han cambiado sustancialmente en el discurso de las élites que manejan la Unión Americana. Una de las aristas más preocupantes de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos es precisamente la “normalización” del racismo en el proceso de toma de decisiones; es decir, que tras años de avances y progresos en la materia, la discriminación vuelva a tornarse en una práctica comúnmente aceptada en las organizaciones públicas y privadas, y que no se restrinja a actitudes inconscientes como las del estudio citado en Blink.

También valdría la pena realizar un ejercicio de autocrítica y contemplarnos en el espejo del emergente racismo estadounidense. ¿Acaso México está libre de discriminación racial en el reclutamiento de ejecutivos? ¿A cuántos directivos de empresas renombradas conoce en México con características claramente indígenas? ¿Acaso no muchos reclutadores tienden a anteponer lo extranjero (sobre todo si es blanco) a lo mexicano en materia de captación de talento?

Odiaría que se me malinterpretara. Mi intención no es contribuir a crear un sentimiento xenofóbico ni mucho menos. Contar con amigos y colegas extranjeros ha enriquecido mi vida en maneras que jamás imaginé. Todo hombre que aspire a la universalidad debería vivir la experiencia de entrañar con personas de otros países. No obstante, es momento de analizar nuestra conducta con más rigor. Sobre todo en estos tiempos. El camino para acabar con la discriminación empieza cuando tomamos conciencia del problema, y no cuando juramos que todo es miel sobre hojuelas, como muchos creen que es el caso en México.