Pungarabato, mentir como estrategia

18 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Pungarabato, mentir como estrategia

IDALIA

›Hasta ahora ha sido mejor generar confusión que aceptar la incapacidad de las autoridades para evitar el asesinato del alcalde y reconocer la gran operatividad de estos grupos y el control territorial que mantienen.

Las fiscalías de Michoacán y de Guerrero emprendieron una estrategia de confusión sobre el asesinato del presidente municipal de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte. El objetivo es tratar de aminorar el costo político que ha representado este crimen para ambos gobiernos, no sólo por su incapacidad al protegerlo, sino por el reconocimiento tácito de que los grupos criminales aún tienen gran capacidad, se están fortaleciendo con alianzas y declarar políticamente su desaparición o merma sólo ha facilitado sus operaciones.

La semana pasada funcionarios de ambos estados comenzaron a hacer comentarios off the record sobre sus “dudas” en torno a la historia personal de Soto Duarte. Para hacer creíble el desprestigio, sugirieron que no podía descartarse alguna relación personal o familiar con grupos criminales de la región, la cual ya revisaban. Esas supuestas dudas provocaron que los medios de comunicación se vieran más cautos en sus publicaciones sobre el tema. Pero fueron aún más lejos. Las fiscalías anunciaron la detención de tres personas presuntamente involucradas con el asesinato del alcalde, una de ellos incluso posiblemente vinculada directamente con el crimen. No difundieron los nombres ni se precisó algún dato sobre su captura, situación legal o declaraciones. Y es que esto fue casi una mentira.

La confusión como estrategia diluye la responsabilidad, distrae la atención o el enfoque del problema central y termina por generar apatía de los ciudadanos, ante la imposibilidad de confiar y determinar qué es verdad y qué no. Esto explica porqué ha sido una técnica reiteradamente empleada desde las áreas de seguridad tanto en el gobierno de Felipe Calderón, como en el de Enrique Peña Nieto.

Qué sí es verdad. Una primera revisión de sus negocios y entorno, su comportamiento personal, y tras cuestionar a familiares y personas cercanas a Soto Duarte, arrojó a los investigadores verdaderamente involucrados en el caso que por ahora no existe información que ofrezca alguna sospecha sobre el empresario y alcalde de uno de los municipios de mayor riesgo de Guerrero, por su posición geográfica. Por el contrario, su capacidad financiera se desprende de sus negocios de refacciones automotrices que amplificó a partir de su trabajo de varios años e incluso antes de ser alcalde, la comunidad recurría a él para atender problemas, como casos de secuestros, en los que alentaba a denunciar o fungía como intermediario con las autoridades para apoyarlos.

Qué otra cosa es verdad. Ni la fiscalía de Guerrero ni la de Michoacán detuvieron hasta ahora a alguna persona por el crimen del alcalde. Las tres personas supuestamente capturadas, solo lo estuvieron en las declaraciones y filtraciones a medios de comunicación.

Lo que sí ocurrió es que fue presentado ante el Ministerio Público de Guerrero el suegro de José Rodolfo Maldonado Bustos, a quien llaman Don José o José Pineda, uno de los principales líderes regionales de Los Caballeros Templarios que opera en municipios en Michoacán, Guerrero y Estado de México. Pero la Fiscalía de Guerrero no ordenó su localización y presentación por el crimen del alcalde, sino como presunto responsable de narcomenudeo, aunque lo interrogaron sobre el ataque a SotoDuarte y nada aportó, simplemente dijo desconocer cómo había ocurrido y porqué. Unas horas más tarde lo dejaron libre con las reservas de ley.

Hasta ahora ha sido mejor generar confusión que aceptar la incapacidad de las autoridades para evitar el asesinato del alcalde y reconocer la gran operatividad de estos grupos y el control territorial que mantienen.

Y es que simplemente este crimen derrumba las declaraciones oficiales: los Templariosno han sido eliminados y no se convirtieron en pequeñas células; por el contrario, los han dejado operar ante la ausencia del Estado, continúan con el control del corredor de drogas a Estados Unidos y ya han construido una primera alianza estratégica con el Cártel de Jalisco Nueva Generación y el grupo de Los Viagras. Así que la violencia continuará y podrá incrementarse, y seguirán retando al Estado si no se reconocen errores, trabajan de manera coordinada e integral.

Son más de dos décadas de explorar en el periodismo desde un enfoque de seguridad nacional.