Que de una vez se exhiba a toda la clase política y gobernante de este país para que los ciudadanos tengamos la posibilidad de llevar a cabo una purga
El escándalo, ficticio o no, por el gusto inmobiliario de los miembros más sobresalientes del gobierno federal continúa. Recordemos que la temporada de bienes raíces en los medios la inauguró la ‘Casa Blanca’ de Enrique Peña Nieto y siguió con Videgaray y ahora es Osorio Chong. Los tres de hasta arriba, sí.
No obstante que el poseer una casa o varias independientemente de su precio no es un delito ni demuestra nada, la historia de la adquisición y los terceros involucrados son los que provocan urticaria en la población y los opositores. Sin duda, todo tiene que aclararse y en su caso sancionar si es que hubo una irregularidad.
El problema de imagen y confianza hacia el gobierno actual es uno que no se quitarán durante todo el sexenio; sin embargo, necesitan seguir trabajando y sobre todo, poner en su lugar a todos aquellos que aprovechan estas noticias para gritar ‘al ladrón, al ladrón’. Me refiero a los puritanos de izquierda y derecha que actúan como si no tuvieran nada que explicar ante la ciudadanía.
Lo que no entiendo es la pasividad del gobierno federal, que teniendo toda la información que Usted y yo no podríamos imaginar, no se atreven a sacar a la luz las casas o gustos excesivos de los que ahora los señalan como únicos corruptos.
Que de una vez se exhiba a toda la clase política y gobernante de este país para que los ciudadanos tengamos la posibilidad de llevar a cabo una purga. Al final de cuentas con esta acción quienes debieran preocuparse serían los que aspiran ascender en su carrera política, para Peña Nieto ya sería lo de menos, él va de salida.
Si a través de las filtraciones hacia los medios de comunicación y redes sociales se dieran a conocer las riquezas, contubernios y demás fechorías de los Madero, López Obrador, Chuchos y todos aquellos personajes que se quieren mostrar como impíos, le aseguro que el gusto por indagar en el registro público de la propiedad se les acabaría pronto.
Pero parece que no saben o no quieren defenderse y reciben todos los golpes, no sé qué piensen.
Se imagina el ‘interés periodístico’ que tendría saber de qué vive López Obrador desde que no trabaja, cuántas casas están a nombre de sus hijos o esposa, qué hay detrás de la información reservada de los segundos pisos en el DF.
Es nada más cuestión de querer y estoy seguro que muchos pedirían tregua. Pero a ver cuándo.
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