“Queremos salir con vida después de dar clases”

18 de Abril de 2024

“Queremos salir con vida después de dar clases”

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Los profesores de Zongolica ganan entre cuatro y seis mil pesos al mes, pero aun así son secuestrados y, a veces, asesinados. Desde hace unas semanas son custodiados por policías, pero no se sabe por cuánto tiempo

Son las siete de la mañana y un autobús desvencijado se abre paso con el claxon, mientras sube forzado el camino. Va lleno de estudiantes y maestros, que dormitan con la cabeza recargada en el opaco cristal de la ventana. Los escolta un convoy de la policía estatal, porque la violencia en la serranía veracruzana llegó hasta la puerta del aula.

El trayecto se vuelve tedioso y cansado por la cantidad de curvas y las maniobras que el chofer hace para no caer en los desfiladeros. Es la plena Sierra de Zongolica, la región más pobre de Veracruz y ahora, una de las más conflictivas, pues la falta de empleos convirtió en zona fértil para el robo de combustible y de trenes de carga.

›Es la región más cercana al estado de Puebla. A tan sólo unos minutos se encuentra la división entre las entidades y justo se forma un triángulo dorado, entre el territorio poblano, veracruzano y oaxaqueño, que facilita las operaciones de los grupos criminales.

Nadie llegó pronto a su auxilio y primero se las arreglaron solos. Por eso acá se guarda silencio, el miedo les robó las palabras. No se pregunta ni se comenta en voz alta de los secuestros o las extorsiones a los profesores, ni de los ataques a las aulas, que surgieron de la mano del huachicol y los millonarios asaltos ferroviarios.

Ni uno más. El paro magisterial en la zona serrana inició con la colocación de pancartas y carteles en la Delegación Regional de la Secretaría de Educación de Veracruz.

Tuvieron que paralizar toda la sierra sin clases, y sólo así fueron medianamente escuchados.

“No se niega que exista violencia en contra de los demás sectores. Pero se ha cobrado visibilidad porque nos hemos agrupado y exigido apoyo al gobierno”, explicó uno de los profesores.

La marginación

En la Sierra de Zongolica, de 47 mil 800 habitantes, 37 mil 200 son pobres, y la población indígena es muy alta en esta región. En estas fechas el invierno comienza a percibirse. El frío es cada vez más penetrante a más de mil 200 metros sobre el nivel del mar.

Aquí la gente sobrevive haciendo mesas, camas y sillas de pino, una madera común en la región. Para diversificar el gasto, en las tardes las mujeres venden elotes hervidos preparados con mayonesa y queso, aunque la competencia en estas temporadas de milpa se eleva considerablemente.

[caption id="attachment_913502" align="alignright” width="800"]Screen-Shot-2018-10-03-at-12.13.23-AM Montañas altas. Aspecto de las
escuelas en la Sierra de Zongolica.[/caption]

Acá no aceptan a gente extraña, de inmediato desconfían. Su piel, su rostro, su cuerpo entero es grueso y fuerte, eso les exige el trabajo cotidiano, los servicios limitados, las heladas y caminar entre la montaña.

“Oiga, ¿y ustéqué viene a hacer aquí?”, pregunta amenazante un hombre maduro, sin un diente en la parte superior de las encías. “Ándese con mucho cuidado, porque en estas tierras no le tenemos miedo ni al Presidente de la República”.

En esta región se habla náhuatl, por lo que es normal que al platicar con gente foránea enreden las palabras entre dos idiomas. Las mujeres se dejan crecer el cabello cinco dedos debajo de la zona de los glúteos y lo llevan trenzado para resguardarse de las bajas temperaturas.

Desde temprano, de las chozas, algunas revestidas con madera nueva por las próximas heladas, sale humo del fogón, que en gran parte del día no se apaga, para poder calentar el café y preparar las tortillas. La canasta básica es carne de algún animal de cría, pollo o cerdo, frijoles y maíz.

Materia prima. En Zongolica, los vecinos almacenan en sus patios madera de pino, con la que fabrican muebles.

Las escuelas se han ido más o menos mejorando. Son pequeñas construcciones de dos pisos, de paredes blancas con puertas de lámina y cristal, sólo que no tienen luz, por lo tanto tampoco internet.

Abril, el mes detonante

El primer secuestro del que tienen registro ocurrió en abril pasado. Una maestra viajaba en su auto por la carretera de Camerino Z. Mendoza y la interceptaron. No hubo denuncia y más o menos llevó unos cinco días para que la liberaran. El mismo mes, el día 19, un profesor de inglés fue asesinado en la comunidad de El Encinar; viajaba en un Renault color gris e intentaron secuestrarlo.

Para mayo dos maestros de preescolar fueron secuestrados en la misma carretera estatal Camerino Z. Mendoza-Tecamalucan, a una hora de viaje en auto de la ciudad de Orizaba.

Conforme los secuestros crecieron, los maestros se organizaron para cuidarse. Crearon una asociación sin afiliaciones políticas, sin importar niveles educativos. Le llamaron “Maestros de la Altas Montañas”, únicamente para garantizar su seguridad.

Lo primero fue cambiar de hábitos. El abordaje del crimen organizado ha sido directamente contra los profesores que ocupan auto particular para llegar hasta sus escuelas. “Por esa razón todos han dejado sus automóviles y comenzaron a viajar en grupos en autobús”, contó una fuente consultada por ejecentral.

Ya más organizados, el pasado 3 de septiembre cerca de 300 maestros iniciaron un paro laboral. “Pedían más que resguardo para una labor que antes era tan simple como tomar un gis o un lápiz”, contó una persona que participó.

“Cuando los ferrocarriles eran asaltados había resguardo de la Marina. Cuando los docentes son secuestrados, ¡a nadie le importa!”, decían las pancartas de reclamo durante los primeros días de manifestación ante la Secretaría de Educación de Veracruz.

Por 253 pesos al día

Viajar a las comunidades serranas no es fácil ni barato. Para llegar hasta Tepaxapa, un poblado del municipio de Soledad Atzompa, hay que tomar un autobús que lo dirija a Tecamalucan y estar pendiente de la llegada de los autobuses que suben la sierra para no perderlo.

Un autobús blanco con rayas azules llega a Tepaxapa; un autobús verde militar va hasta Xoxocotla. El pasaje cuesta entre los 45 pesos por corrida, unos 90 pesos por día. Son unos mil 800 pesos al mes, para un profesor que percibe 7 mil 600 pesos de salario.

Después de las protestas, siguieron los acuerdos. En las reuniones entre la Secretaría de Seguridad Pública, ayuntamientos y profesores inconformes, se acordó que dos patrullas acompañarían los grupos de vehículos que van y vienen de las comunidades.

Los primeros días parecía que funcionaba. Pero al paso de los días se han ido dando cuenta que las patrullas de la secretaría ya no pueden con el acompañamiento, porque la mayoría de las alcaldías involucradas no tienen patrullas o las que tienen los policías no están dispuestos a realizar dicha rutina todos los días.

Por ahora más o menos se cumple la rutina en diferentes puntos de la región, una patrulla estatal, una de la Fuerza Civil, el grupo policiaco elite del gobierno estatal y el resto de camionetas de los ayuntamientos, acompañan en carretera a los maestros. Los esperan hasta la hora de la salida.

“Mira, en Soledad (Atzompa) hay cuatro patrullas, que son las que apoyan el retén de la SSP. Pero de esas cuatro sólo funcionan tres y esas son las que trabajan”, señala uno de los profesores.

En 30 localidades serranas se ha instaurado “un horario único”, de ocho de la mañana a la una de la tarde, para “que todos los maestros, los padres de familia y los jóvenes coincidamos a la hora de la salida”.

Ya no importa el frío, ni el hambre, ni las carencias de la educación, ni siquiera que los salones sean pequeños o sin luz, lo que importa, suelta un maestro, “es salir con vida de dar clases”.

Según los tabuladores mensuales de salarios docentes en el estado de Veracruz, regulados por la Secretaría de Hacienda, un maestro de educación preescolar gana siete mil pesos al mes. Los profesores de primaria perciben cinco mil 800 pesos, le siguen los de preparatoria que ganan por hora 380 pesos, y finalmente los de primarias indígenas con unos siete mil 600 pesos al mes, por ser bilingües.

Aunque el salario es limitado, el percibirlo de manera fija los hace atractivos para los grupos criminales, porque les garantiza solvencia y ellos buscan tener efectivo fácil.

El regreso del Bukanas

Los secuestros y “cobro de piso” a los educadores coinciden con el cese de los robos de trenes y el aumento de la vigilancia de los ductos petroleros. La teoría de los agremiados es que se debe a la banda del Bukanas.

Aunque su paradero es desconocido por la Policía Federal, Marina y Ejército, en junio pasado se detuvo a su hermano, El Fósil, en el municipio de Acultzingo. En algunos casos, la misma población ya comenzó a señalar a varios agresores que vienen de municipios vecinos y son identificados como parte de la banda del expolicía municipal.

“Los criminales se comenzaron a meter con familias, con trabajadores del municipio, con nosotros los maestros. Tiene la fama de que recluta gente prometiéndoles dinero fácil, pero si el dinero no es suficiente, los amenaza de muerte. Por eso, el tema está vedado en la zona”, relata uno de los fundadores del movimiento magisterial.

El riesgo no ha terminado, este grupo tiene armas y están organizados. Por eso tienen miedo, porque la seguridad de los maestros sólo depende de una patrulla.