Gasolinazo y colapso gubernamental

18 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Gasolinazo y colapso gubernamental

Juan Antonio Le Clercq

Por más adecuados que sean los objetivos que se persiguen o más loables sus intenciones políticas, económicas y sociales, el éxito de una política pública se juega tanto en su formulación como en su implementación, en la forma concreta como se instrumenta. Y si algo ha demostrado el gobierno de Peña Nieto, es que es realmente muy malo para implementar decisiones. Hacer las cosas tarde y mal es marca de la casa. A lo que se debe añadir que tomar decisiones impopulares cuando no se tiene credibilidad, hace prácticamente imposible implementarlas con efectividad.

No hay duda que nuestra economía enfrenta una situación muy delicada. A pesar del discurso presidencial que llama a contar las cosas buenas, el gasolinazo pone en evidencia todas las cosas malas que pasan en nuestras finanzas públicas. El rey va desnudo y está en bancarrota.

Los voceros gubernamentales, las pocas voces que se han atrevido a asomar la cabeza para enfrentar la furia ciudadana, tratan de convencernos de que el gasolinazo es un problema de carácter técnico y que requiere un debate estrictamente técnico.

No politicemos el tema, clama el presidente nacional del PRI: “Hacemos un llamado a los partidos de oposición a actuar con responsabilidad. No es momento de promover el encono social. El país necesita la unidad y del diálogo propósito. Los partidos políticos debemos ser responsables y hablar con la verdad, nadie debe hacer de este tema una bandera política populista”.

No puede estar más equivocado, este es un asunto fundamentalmente político, que exige un debate político abierto y de rendición de cuentas pública. ¿En verdad esperaban que la oposición no atacaría al gobierno y que seguiría con atención las justificaciones técnicas de nuestras autoridades?

El Presidente, su gobierno y su partido han perdido de antemano el debate sobre el alza de las gasolinas. Habrá más protestas sociales, críticas desde todos los sectores sociales, incluyendo al mismo priismo, y seguramente caerán en las encuestas. Sí, aunque sea difícil de creer, todavía es posible que caigan más.

En la necesidad de aumentar el precio de las gasolinas convergen problemas de carácter exógeno, como la caída de los precios internacionales del petróleo, la fortaleza del dólar frente al peso o la incertidumbre derivada por el triunfo de Trump. También es verdad que sostener artificialmente los precios de la gasolina era económica y ambientalmente inviable y que PEMEX enfrenta una crisis que trasciende este sexenio.

Lo que el gobierno no quiere asumir, y por eso le aterra la politización del tema, es que la crisis de nuestras finanzas públicas refleja su propia incompetencia, su mala conducción, su incapacidad para ajustar efectivamente el gasto y controlar el endeudamiento federal y en los estados, pero sobre todo, su tolerancia ante la corrupción desbordada en todos los niveles de gobierno.

Lo que el gobierno no quiere ver es que la respuesta pública al gasolinazo, representa un rechazo generalizado a aceptar sacrificios económicos impuestos por una administración irresponsable, el hastío con una forma de gobernar caracterizada por opacidad, corrupción, irresponsabilidad, frivolidad e incompetencia.

La pregunta hoy es si el Presidente y su gobierno, un gobierno fracasado por donde se mire, sin capacidad ni credibilidad políticas, pueden conducir al país los próximos dos años.

@ja_leclercq Profesor-Investigador del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política, UDLAP.