López Obrador y la agenda nacional

24 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

López Obrador y la agenda nacional

Andrés Manuel López Obrador ha entendido de inmediato las consecuencias que tiene para México el triunfo de Donald Trump y también la oportunidad única que esto representa para detonar sus aspiraciones políticas. Ante el aislacionismo trumpeano al grito de “Make America Great Again”, López Obrador llama a la defensa de los intereses mexicanos bajo la bandera del nacionalismo revolucionario y nos convoca a “construir aquí, en la tierra, el reino de la justicia y la fraternidad”. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.

Dos proyectos políticos con más diferencias que similitudes, pero que coinciden en su rechazo a la globalización económica y la reivindicación de las glorias de un pasado nacional en gran medida imaginario, esa edad dorada perdida que, nos dicen, se puede recuperar a través del voluntarismo del líder carismático y la defensa de la soberanía nacional.

Hay que reconocer la capacidad de López Obrador para entender el sentido de los tiempos, para reaccionar políticamente ante el desasosiego y la incertidumbre que ha generado la victoria de Trump. En política todo vacío se llena y el tabasqueño se ha movido con eficacia para ocupar el espacio que dejan una presidencia con índices de aprobación en caída libre, gobiernos locales absolutamente corrompidos y una oposición incapaz de asumirse como tal.

La profunda crisis política nacional y la amenaza del proyecto trumpeano demandan líderes políticos con visión de Estado y la caballada está flaca, en verdad famélica. Lo más que nos ofrecen los otros precandidatos en sus claros actos anticipados de campaña, son spots, entrevistas superficiales en revistas hechizas, discursos vacíos y una autobiografía. Hay que reconocer que López Obrador, en su también acto anticipado de campaña, por lo menos ha puesto sobre la mesa un programa político nacional, proyecto con el que tengo más diferencias que coincidencias, pero que permite orientar el debate público hacia la arena de los grandes problemas nacionales.

En los últimos días no he dejado de leer y escuchar críticas al programa que presentó López Obrador el lunes pasado. Coincido con gran parte de los cuestionamientos, veo mucha afirmación de la esperanza y la austeridad republicana, pero muy pocas propuestas viables, más buenos deseos que políticas públicas propiamente. Pero no creo que ese sea el punto relevante, lo grave no es lo que propone MORENA, el peligro no radica en las ideas de López Obrador, el problema es la ausencia total de proyecto en los otros partidos y sus precandidatos. Lo fácil es advertir una y otra vez sobre las consecuencias del populismo, lo difícil es proponer algo relevante en respuesta.

La gravedad del momento político nacional, la magnitud de la crisis de seguridad, el riesgo de una recesión económica y la destrucción del tejido social, demandan una deliberación pública crítica y la construcción de acuerdos entre las fuerzas políticas. Del Presidente, hundido en el descrédito y más preocupado por convencernos de ver las cosas con optimismo, cabe esperar muy poco en el tiempo que le queda de vida a su administración. Los partidos de oposición tampoco han sabido estar a la altura de la situación. En este contexto, el programa de López Obrador puede resultar una bendición disfrazada si obliga a los actores políticos a dejar las frivolidades y el cálculo electoral, para discutir públicamente, junto con el sector privado, la sociedad civil y las universidades, los retos que enfrenta nuestro país, las alternativas posibles a políticas públicas inefectivas y la transformación profunda que requieren nuestras instituciones políticas.

@ja_leclercq Profesor-Investigador del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política, UDLAP.