Ante la demolición de Trump

20 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Ante la demolición de Trump

Le Clercq

La gira de Donald Trump por Europa representa todo un ejercicio de demolición diplomática. En lo que suele parecer una improvisación impulsiva y furiosa, aunque en realidad calculada para promover su agenda e intereses personales, Trump incendió todo a su paso, poniendo en evidencia la profunda crisis política de la Unión Europea y su incapacidad para responder a la dinámica destructiva que llega desde Rusia y Estados Unidos. Sólo le faltó tocar el arpa mientras el fuego se extendía por el viejo continente.

El primer acto fue cuestionar los compromisos financieros de los miembros de la OTAN, señalar a Alemania como prisionera de Rusia y atacar personalmente a Merkel, cuyo liderazgo le representa una piedra en el zapato. Todo aderezado por la posterior identificación de Europa como enemiga de los intereses de Estados Unidos.

El segundo acto supuso contribuir abiertamente a la demolición de Theresa May, con quien presumía tener una relación especial. En el momento más grave para May, atacada desde su propio partido ante las inconsistencias de su plan para Brexit, acorralada por las renuncias de destacados ministros anti-europeos y ante manifestaciones masivas en contra de la visita del presidente norteamericano, el diario The Sun publicó una entrevista en la que Trump cuestionaba el liderazgo de May, promovía a Boris Johnson como primer ministro (quien había renunciado como ministro unos días antes) y descalificaba abiertamente la estrategia negociadora del gobierno británico con Europa.

Como cereza en el pastel, Trump rompió en forma grosera el protocolo durante su encuentro con la reina Isabel II, aumentando la sensación de humillación nacional y la indignación en contra de May, quien, por cierto, desde la visita no ha visto sino crecer los ataques y cuestionamientos a su liderazgo desde todos los flancos.

Finalmente, en lo que tal vez ha sido el único efecto no deseado en su ataque sistemático a Europa, líderes republicanos y demócratas se han unido para señalar el desastre diplomático que ha significado la gira europea. En especial, la gravedad de que implica descalificar a las agencias de seguridad norteamericanas y el cheque en blanco otorgado a la palabra de Vladimir Putin. La palabra traición flota en el ambiente político estadounidense cuando entra en ebullición la investigación sobre una posible interferencia rusa en las elecciones de 2016 y ante las elecciones intermedias en puerta.

La moraleja es más que relevante para México: no podemos confiar en las intenciones de Trump. Esto puede parecer elemental, pero es la historia de una administración cegada por su confianza en construir su propia relación gracias a la cercanía de Videgaray y Kushner. Lo que es claro es que el nuevo gobierno no puede darse el lujo de cometer los mismos errores y dislates bilaterales.

Es comprensible que se promueva una relación respetuosa y se busquen mejores bases para el diálogo bilateral. Pero no puede ignorarse que en cualquier momento enfrentaremos los cambios de humor y la improvisación impulsiva y furiosa de quien nos entiende como enemigos. ¿Están listos los estrategas del nuevo gobierno para responder a los ataques y humillaciones que vendrán desde el otro lado de nuestra frontera? ¿Se han definido los posibles escenarios y estrategias para diversificar nuestros intereses económicos, movilizar nuestros recursos diplomáticos y contener el daño a nuestros connacionales? ¿Se ha superado la tentación de reducir definiciones de política exterior al mero reflejo de la conducción política interna?